Lucas Victoriano: “hay que estar tranquilos, y esperar”

El entrenador dijo que es temerario pensar hoy en un regreso a la competencia del básquet.

EN CASA II. Jugar a la Play con su sobrino Iker es una actividad que disfruta. EN CASA II. Jugar a la Play con su sobrino Iker es una actividad que disfruta.
09 Abril 2020

“Es un tema que nos preocupa a todos por igual y que nos gustaría superar lo antes posible”. Con estas palabras, Lucas Victoriano reflejó su parecer sobre esta pandemia que tiene a la humanidad llena de congoja.

Lucas es uno de los mejores basquetbolistas que surgió del “Jardín de la Republica”. Actualmente está dirigiendo Regatas Corrientes, en la Liga Nacional de Basquetbol. Ni bien conoció el decreto presidencial sobre la implementación de la cuarentena obligatoria decidió venirse a Tucumán para trasitar junto a su familia el aislamiento. “Estoy viviendo solo en Corrientes, pues mi esposa y mi hija están en Madrid. Por eso decidí venirme, para estar más cerca de mi familia; en especial, de mis padres (Eduardo y Azucena). Estoy hace dos semanas en casa de mi hermana, pues a mis ‘viejos’, por precaución, no los puedo ver. Es una situación complicada para todos, pero es lo mejor para parar esta epidemia que tanto nos aflige”, señaló.

- ¿Este tema puede llegar a complicar el desarrollo de la Liga?

- Sin duda. Estábamos en plena competencia y ahora no tenemos la certeza de cuándo se podría reanudar el certamen. Es muy prematuro -y hasta temerario- vaticinar cuándo podría volver la actividad hasta tanto no se tenga una evaluación de los resultados de la cuarentena.

- ¿Qué decisión debería tomarse en lo inmediato?

- Lo primero es tratar de mantener la tranquilidad y esperar a ver cómo se desarrollan las cosas. Con la postergación de los Juegos Olímpicos para el año que viene queda tiempo suficiente para reprogramar las fechas. Pero si esto se prolonga no quedará otra que dejar desierto el torneo que estábamos jugando.

EN CASA. Lucas comparte charlas con Gabriela, su hermana melliza. EN CASA. Lucas comparte charlas con Gabriela, su hermana melliza.

- El reglamento del básquet es muy particular respecto del recambio de jugadores extranjeros, que podría complicarse debido a este tema. ¿Qué opinás sobre esto?

- Hay más dudas que certezas a la hora de analizarlo. Lo ideal es esperar un poco más y recién empezar a definir esta cuestión.

- A causa de los problemas financieros que sufren los clubes se restringió la llegada de extranjeros. ¿Esto hace que el tema económico no sea tan grave?

- Debido al tema del dólar la mayoría de los clubes que participan en la Liga tomaron esa política financiera. En lo que respecta a mi club, Adomys Henriquez y Anthony Smith, los extranjeros que tenía en el plantel, fueron licenciados y viajaron a los Estados Unidos. Por cómo se están desarrollando las cosas, considero que es difícil que regresen. Y esto seguramente se repetirá en los otros clubes cuando se levante la cuarentena.

- Por tu experiencia de tantos años jugando allá, ¿cómo analizás lo que está ocurriendo en Europa con el covid-19?

- No tengo dudas de que el tema los sorprendió. En lo personal, estoy viviendo esto con mucha angustia, porque mi esposa y mi hija están en Madrid -por suerte están bien-. Tengo un contacto telefónico directo con ellas. En su momento, en Europa no se le dio la importancia que la situación requería, y los resultados están a la vista. Por suerte en la Argentina no se lo subestimó, y tomaron las medidas necesarias para que no ocurra lo que está pasando en Italia y en España. Este es un adversario invisible; parece que estás bien y lo vas incubando y contagiando a los que te rodean.

- Imagino que se complica -y más en estos momentos- vivir lejos de tu esposa, Paula, y de tu hija, Carlota. ¿Cómo lo sobrellevás?

- Desde el mismo momento en que decidí seguir ligado profesionalmente al básquet esto era previsible. Además, Paula tiene todas sus ocupaciones en Madrid, pues aún sigue ligada profesionalmente al básquet en su club e integra el seleccionado de España que participa en los torneos internacionales de 3 x 3. Y Carlota tiene cinco años y ya va al colegio. Es un tema que no debería prolongarse en el tiempo, pero es más fácil que yo vuelva a radicarme en Madrid antes de que ellas vengan a la Argentina, como el año pasado.

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