Dios está de nuestro lado, no del del virus

12 Abril 2020

¡Felices Pascuas! “El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: “Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto”. Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo, pero no entró.

Llega también Simón Pedro, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo y el sudario que cubrió su cabeza, plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos” (Juan 20,1-9).

Clave y fundamento

I. En verdad ha resucitado el Señor, aleluya. A Él la gloria y el poder por toda la eternidad (Lucas 24, 34; Apocalipsis 1, 6). La Resurrección gloriosa del Señor es la clave para interpretar toda su vida, y el fundamento de nuestra fe.

Sin esa victoria sobre la muerte, dice San Pablo, toda predicación sería inútil y nuestra fe vacía de contenido (1 Corintios 15, 14-17). En la Resurrección de Cristo se apoya nuestra propia resurrección. La Pascua es la fiesta de nuestra redención y, por tanto, fiesta de acción de gracias y de alegría.

Los Apóstoles son testigos de la Resurrección de Jesús (Hechos 1, 22; 2, 32; 3, 15). Anuncian que Cristo vive, y éste es el núcleo de toda su predicación. Esto es lo que después de 20 siglos, nosotros anunciamos al mundo: ¡Cristo vive!

Esa vida es la que nos salvará en esta pandemia. Dios esta de nuestro lado porque mató al gran virus que es el pecado. Hemos de fortalecer nuestra confianza en Dios, a esta batalla la ganaremos todos y cada uno, a luchar por la vida desde la concepción en la panza de una madre hasta la debilidad de nuestros queridos viejos. Ganaremos si nos cuidamos y con la ayuda de Dios.

Llevar la luz

II. El mundo había quedado a oscuras. La Resurrección es la gran luz para todo el mundo: Yo soy la luz (Juan 8, 12), había dicho Jesús; luz para el mundo, para cada época, para cada sociedad, para cada hombre. La luz del cirio pascual simboliza a Cristo resucitado. La Resurrección de Cristo es una fuerte llamada al apostolado: ser luz y llevar luz a otros. Esta Pascua es un llamado a todos nosotros para ser testigos de la luz y de la vida. El Covid19 no puede apagar la vida que Jesús nos da hoy ni el deseo de vivir. Aunque sabemos que la vida tiene su fin temporal, pero con la esperanza de la eterna. En estos momentos de crisis una de las cosas que más nos turban es la incertidumbre y la falta de claridad en pensamientos y criterios. Los cristianos tenemos la certeza de la vida en Cristo. No desanimarse que la vida triunfará a cualquier virus que ande sembrando muerte.

La alegría de María

III. La Virgen Santísima sabe que Cristo resucitará. En un clima de oración espera a su Hijo glorioso. Una tradición antiquísima nos transmite que Jesús se apareció en primer lugar y a solas a su Madre. La Virgen se llenó de una inmensa alegría. Nosotros nos unimos a esta inmensa alegría. Santo Tomás de Aquino aconsejaba que no dejáramos de felicitar a la Virgen por la resurrección de su Hijo. Cuanta necesidad que tenemos de recurrir a Santa María, como lo hacemos en nuestras enfermedades de recurrir a nuestras mamás . Hoy, ante esta pandemia recurramos a la Virgen para que nos proteja y abrevie el tiempo de la prueba!

¡Felices Pascuas de la Vida y a seguir luchando!

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