Diego Cagna: “aquel Boca tenía una confianza tremenda”

El ex técnico de San Martín destaca a Bianchi como la clave para la conquista de la Intercontinental ante Milan.

¡QUÉ FELICIDAD! El plantel “xeneize” posa con la copa tras ganar por penales. ¡QUÉ FELICIDAD! El plantel “xeneize” posa con la copa tras ganar por penales.
07 Mayo 2020

Para los hinchas, el 14 de diciembre de 2003 figura como uno de los días más gloriosos de la vida “xeneize”. Miran hacia atrás y el logro toma mayor trascendencia: el club de La Ribera se constituyó en el último equipo argentino que logró consagrarse en un torneo intercontinental, al derrotar al poderoso Milan. Entre los futbolistas que integraron aquel plantel estuvo Diego Cagna, que fue el capitán durante gran parte del exitoso ciclo de Carlos Bianchi. El ex técnico de San Martín revivió para LG Deportiva algunos detalles de aquella gesta en tierras japonesas.

En esa mañana de sábado (hora argentina) el equipo dirigido por el inolvidable “Virrey” conseguía, del otro lado del mapa, la tercera Copa Intercontinental de la historia al derrotar en definición por penales a los italianos, luego de haber igualado 1 a 1 en el tiempo reglamentario.

Esa conquista de Boca sorprendió al mapa futbolístico internacional; mucho más teniendo en cuenta que Milan llegaba con chapa de favorito gracias a las rutilantes estrellas que componían su plantilla, entre las que se destacaban Andrea Pirlo, Clarence Seedorf, Cafú, Paolo Maldini, Kaká y Andry Shevchenko, entre otras.

BUENA DUPLA. Cagna y Cascini fueron hombres clave en el medio del “Xeneize”. BUENA DUPLA. Cagna y Cascini fueron hombres clave en el medio del “Xeneize”.

Cagna explicó por qué, siendo Milan el favorito indiscutido, finalmente cayó ante Boca: “el nuestro era un equipo que tenía una confianza terrible en lo que podía brindar dentro del campo. Además, a ese partido llegamos muy bien, luego de haber ganado la Copa Libertadores al derrotar 3-1 a Santos de Brasil”.

- Pero las estadísticas reconocen que a esa Copa Boca no la había empezado bien...

- Es verdad. Pero luego de perder 1-0 de local con Paysandú, fuimos a Brasil, a Chile y a Colombia y ganamos sin dejar dudas en nuestro juego. Esto hizo que pudiéramos llegar confiados a la final de la Intercontinental. Era tanta la confianza que teníamos en nuestras fuerzas que no tomábamos en cuenta que ellos eran los favoritos.

El partido, que se jugó en el estadio Yokohama de Tokio, con el arbitraje del ruso Valentin Ivanov, no había comenzado bien para los “auriazules”. A los 23 minutos de la primera parte, el danés Jon Dahl Tomasson puso el 1-0 para los dirigidos por Carlo Ancelotti. Sin embargo, ese Boca acostumbrado a dar golpes ante cualquier “gigante” se recuperó y logró nivelar el juego seis minutos más tarde, gracias a una aparición fantasmal de Matías Donnet.

A partir de entones nadie pudo imponer condiciones. Ni en los 90’ reglamentarios, ni durante los 30’ complementarios, por lo que hubo que recurrir a la definición desde los 12 pases. En esa instancia, gracias a una brillante tarea de Roberto Abbondanzieri, que les atajó los remates a Pirlo y a Alessandro Costacurta, y al error del rival, ya que Seedorf elevó su remate por arriba del travesaño, Boca venció 3 a 1. Rolando Schiavi, Donnet y Raúl Cascini fueron los que acertaron sus plenos; en tanto que el brasileño Dida le ahogó el grito de gol a Sebastián Battaglia.

- ¿Cuál fue la clave para regresar triunfadores?

- Se enfrentaron dos equipos que tenían distintas estructuras futbolísticas. Ellos con jugadores de un nivel tremendo y nosotros con una gran fuerza interior. Sin tener tantas “estrellas”, éramos un conjunto muy sólido en todas las líneas. Además fuimos superiores a ellos; así, en el suplementario estuvimos cerca de marcar la diferencia.

- ¿En qué lugar de tu enorme carrera ponés esa obtención?

- Hace algunos días un periodista me preguntó lo mismo y le dije que ese fue el mejor partido que jugué en toda mi carrera. Esto lo digo porque, además de haberlo jugado bien, a ese partido lo disputé muy tranquilo y con una confianza única. Más allá de los nervios lógicos que aparecen antes del comienzo de cada juego, más en uno de estas características, con el correr de los minutos me fui tranquilizando. Una de las cosas que contribuyó para que ese día pueda haber jugado con mucha tranquilidad fue que, aquella vez mi familia estaba en el estadio. Festejar el título junto con todos ellos, en la intimidad, fue algo que nunca olvidaré. 

- En estos momentos sin actividad oficial es habitual que los canales deportivos recuerden esa clase de encuentros. ¿Sentís algo especial cuando lo ves?

- Uno se emociona. Pero seguramente no con la intensidad con la que lo hizo aquella mañana. Soy una persona al que le gusta recordar este tipo de logros y lo vivo con una adrenalina muy especial porque uno se da cuenta de que con esa clase de obtenciones logró entrar en la historia grande de uno de los mejores clubes del mundo.

- ¿Qué opinás cuando ves que comparan a Bianchi con Marcelo Gallardo?

- A mí no me gusta hacer comparaciones de ese tipo; no le encuentro sentido. Carlos fue un excelente entrenador, que ganó cosas que lo ponen lejos del resto de los directores técnicos. Marcelo está haciendo una notable campaña, veremos qué pasa en el futuro. Lo que tengo bien en claro es que no hay con qué darle a Carlos por los títulos que logró, no sólo en Boca, sino también en Vélez.

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