El sueño de la vuelta a casa durante la cuarentena termina siendo una pesadilla

Tucumanos padecieron un regreso signado por un trato que no se condecía con el precio pagado.

CUESTA ARRIBA. La vuelta a casa, presentada con una gesta, implica varios padecimientos para los pasajeros. CUESTA ARRIBA. La vuelta a casa, presentada con una gesta, implica varios padecimientos para los pasajeros. TÉLAM
10 Mayo 2020

La repatriación de argentinos que quedaron varados en el mundo al momento del cierre de las fronteras es presentada por el Gobierno como una gesta casi heróica, en medio de la situación de emergencia sanitaria por la covid-19.

Y de hecho así debería ser, porque el retorno de aquellos al país calma la angustia de familiares, que vieron cómo sus seres queridos quedaban a miles de kilómetros cuando el miedo y la incertidumbre se hacían dueños de todo.

Pero en la repatriación hay una parte oculta, que hace que, en muchos casos, la alegría por la vuelta a casa no sea total.

Costos elevadísimos de pasajes, que no se condicen con el pésimo servicio que reciben los ciudadanos; medidas de seguridad sanitaria casi nulas, y un "paseo" por distintas ciudades, que demora innecesariamente el encuentro con los preocupados familiares.

Según pudo conocer LA GACETA, tucumanos que estuvieron en Italia durante la cuarentena la pasaron muy mal durante el regreso a la provincia. Debieron presentarse en el aeropuerto de Roma 10 horas antes de que salga el vuelo de Aerolíneas Argentinas, con el argumento de que debían hacer un trámite que les llevó, finalmente, unos pocos minutos. Al subir al avión advirtieron que no se respetaría la distancia social, porque estaba repleto.

Durante el vuelo, que les costó entre unos 700 y 1.200 euros, no recibieron más que una botellita de agua y unos snacks. Ni almohada sobre la cual resposar la cabeza, ni una frazada con la cual abrigarse -según los pasajeros, el personal de a bordo les explicó que tales elementos estaban prohibidos, en el marco de las medidas contra la covid-19.

El baño del avión se encontraba muy sucio, con papeles en el piso; aunque aparentemente, tampoco esto era entera responsabilidad de los empleados de Aerolíneas.

Una vez en Buenos Aires la cosa mejoró un poco, porque los omnibus que los trasladarían hasta sus provincias estuvieron puntuales. Además, algunos pudieron comer unos sandwiches y unos caramelos, y beber un agua saborizada. Las pequeñas viandas no alcanzaron, sin embargo, para todos los argentinos que venían en el avión.

A la hora de ubicarse en los colectivos volvieron los pesares, porque notaron que viajarían prácticamente hacinados. Además, el traslado no se dio de manera directa: los tucumanos pasaron por Córdoba, por San Luis, por Mendoza, por San Juan y por Santiago del Estero para, finalmente, arribar a la provincia. El regreso les llevó dos días.

Aún quedan argentinos varados por el mundo. Los padecimientos que vivieron los repatriados pueden evitarse. Sería conveniente los futuros viajes les resulten más llevaderos a aquellos que sólo desean volver a su hogar, a reencontrarse con sus seres queridos.

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