Ecología y saberes ancestrales se unen en cosméticos naturales

Un grupo de investigadoras creó en el piedemomente un emprendimiento que desarrolla productos naturales de uso diario a partir de plantas silvestres de las yungas y los Valles, entre otros sitios.

EN ELABORACIÓN. La marca formula sus productos ecológicos en un “laboratorio piloto” ubicado en El Corte.  GENTILEZA foto de LUCÍA BROWN EN ELABORACIÓN. La marca formula sus productos ecológicos en un “laboratorio piloto” ubicado en El Corte. GENTILEZA foto de LUCÍA BROWN

La diosa Gaia ha sido una de las primordiales en la mitología griega. Presente desde los albores de la creación, esta deidad ha sido adorada entre los helenos como la madre naturaleza. Siguiendo ese sentido ecológico, no fue casualidad que en este siglo un emprendimiento tucumano adoptara su nombre, que significa “Tierra”. Ocurre que las investigadoras que dirigen esta pequeña empresa de triple impacto desarrollan, desde la selva de yungas, productos naturales de cuidado personal a partir de plantas silvestres.

La iniciativa surgió en 2017 en manos de Guadalupe Romero, ingeniera biomédica; Lucía Brown, biotecnóloga y doctora en Ciencias Biológicas; y Silvina Quiroga, terapeuta holística. En la actualidad, las dos últimas están a cargo de la dirección de “Gaia”. En diálogo con este diario, ambas jóvenes -de 33 y 34 años, respectivamente- insisten que su propósito es fomentar un consumo responsable con el medio ambiente.

GENTILEZA LUCÍA BROWN GENTILEZA LUCÍA BROWN

El emprendimiento también reivindica los saberes ancestrales de las comunidades originarias del Norte argentino. “Buscamos revalorizar esos conocimientos de medicina natural que han pasado por generaciones y que han sido ocultados por las grandes industrias”, denuncia Brown.

Según expone la especialista, que antes de emprender trabajó en el Conicet, la mayoría de las plantas silvestres que utilizan han sido estudiadas “enormemente” por la comunidad científica. “Hay una gran bibliografía, pero su uso ha quedado reducido a algunas comunidades campesinas que, incluso, lo han ido perdiendo. Ahora intentamos difundirlos”, señala. El lema escogido para la marca, justamente, ha sido “sintonizando con el origen”.

El valor de las plantas

Desde un laboratorio piloto emplazado en El Corte,“Gaia” produce cremas, ungüentos, jabones, champús sólidos, bálsamos labiales, repelentes y sprays antiácaros, entre otros productos ecológicos de cuidado personal. Si bien el emprendimiento utiliza plantas de diversos orígenes, su fuerte son las variedades nativas. Una amplia variedad de ellas están detrás de las fórmulas, como el suico, el yacón, la jarilla, el lapacho rosado y la ortiga andina.

Para obtener las plantas, las jóvenes han establecido vínculos con comunidades de los Valles y la Puna, y con investigadores de la Patagonia. Al momento de cosechar los ejemplares de las yungas -explica Brown- utilizan un protocolo de recolección sustentable. “Siempre en conexión con la naturaleza”, puntualiza.

“Gaia” fue beneficiaria a fines de 2017 de un Fondo Semilla, un préstamo nacional para emprendedores. Con ese dinero, las naturistas pudieron adquirir materiales de precisión que les permitió escalar la producción. Desde entonces, la marca ha logrado posicionarse en el mercado local. y ya emplea a siete personas. También ha participado de ferias y concursos nacionales del sector.

El desafío de emprender

Dentro del negocio, Quiroga se ha especializado en el área de comercialización. “El desafío de formar una empresa de triple impacto (económico, social y ambiental) ha sido inmenso. Agradezco a Hermina Ledezma, nuestra mentora, que nos ayudó con todo. Hoy Gaia ya es una energía que crece”, define la terapeuta

Según analiza, en Tucumán había una demanda insatisfecha de productos naturales, ya sea por parte de personas que comparten una filosofía naturista o por clientes que poseen sensibilidad a cosméticos industriales.

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La cuarentena ha significado un nuevo punto de inflexión para las emprendedoras. El lanzamiento de los productos en todo el país, la obtención de certificaciones de sustentabilidad (como la “ProYungas”) y la comunicación con los proveedores han sido algunos de los puntos ofuscados desde mediados de marzo. Aun así -cuenta Quiroga- pronto consiguieron adaptarse al nuevo escenario.

El horizonte es alentador. Según estiman, las ventas online han subido hasta un 300%. También han podido investigar con nuevas fórmulas. “Consumir local es vital”, sostienen las emprendedoras.

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