“Soledades enlazadas”

Por Gabriel Artaza Saade. Psicoanalista. Autor del libro “Una nueva virilidad, ensayos sobre el sexo y la época”.

05 Julio 2020

Nuestra situación actual de pandemia merece que distingamos según las edades. En principio, el vínculo de los denominados centenials, aquéllos púberes y adolescentes que desde niños operan con celulares y para los cuales la presencia del cuerpo del otro no se torna imprescindible para sentirse enlazados con el otro. Es así que para ellos el denominado “sexo virtual” es algo que se presenta como “natural”. Lo cual nos advierte que estamos ante la presencia de nuevas subjetividades, nuevas formas de hacer lazo con el otro gracias a la utilización de los aparatos tecnológicos.

Ahora bien, para los jóvenes de mi generación y en adelante hablar de “sexo virtual” es simplemente un material para memes. Bajo este escenario surge la pregunta ¿qué nos enlaza al otro? ¿La presencia de su cuerpo? ¿de su deseo? ¿o su narcisismo? Las parejas de hoy se quejan del desencuentro constante por la que están atravesadas, el covid-19 en algunas vino a intensificar aún más dicha ruptura. Con lo cual volviendo a las preguntas recién formuladas y en base a lo que escucho en el consultorio como una queja frecuente de las mujeres respecto a sus parejas podemos decir que existen varones que están presentes de cuerpo pero no con su deseo. Es decir, el lazo de esos varones con sus parejas se torna simplemente como una compañía en la que no se juega nada importante. Están presentes de cuerpo pero ausentes en el lazo con su pareja. De ahí que nos preguntemos: ¿con qué hacen pareja estos varones? Algunos hacen pareja con su trabajo, muchos mostrando que ahí donde sufren también se satisfacen. Cabe aclarar que no hago referencia al sexo biológico cuando digo “varones” sino a una posición con respecto a la potencia y es por ello que muchas mujeres también deciden casarse con su trabajo y tienen  dificultades para llevar bien las cosas con su compañero/a.

Es por ello que este tema me parece de una actualidad enorme y está atravesado de múltiples contradicciones de ahí que decidí llamarlo “Soledades enlazadas”. ¿Por qué algunas mujeres necesitan para sentirse “seguras” la presencia del cuerpo del otro? ¿Qué duelo no realizado hay allí donde el otro está presente de cuerpo pero ausente con respecto al acto?¿Es de verdad un compañero/a? ¿O simplemente sirve para mitigar mi angustia?

Puede haber presencia del otro sin que el mismo esté presente, por eso antes las madres ponían un límite a sus hijos amenazándolos con contarles a su padre, ahí estaba presente en la palabra. Ahora eso no funciona, el papel del padre y de lo masculino se tornaron casi una mala palabra. Se habla de caída del patriarcado, que no es lo mismo que la caída del padre, y la masculinidad necesita enmascararse ya que se puso bajo sospecha: el metoo, entre otras cosas, vino a cuestionar la masculina y resaltar que no goza de buena prensa. De ahí que no es casual que el meme de este momento sea el que muestra dos perros de diferentes épocas: uno antiguo que se muestra convencido (es ilustrado como un perro fuerte) y del otro lado un perro débil y avergonzado, que en contraposición muestra lo ridículo de uno respecto al otro.

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