El comportamiento, otra vez puesto a prueba

Desde el último lunes, en Tucumán volvimos a perder varias de aquellas ventajas y pequeños derechos que habíamos readquirido en medio de un país colmado de casos de Covid-19. Para evitar la propagación de la enfermedad, a mediados de marzo se dictó una cuarentena estricta y solo podíamos salir de nuestras casas para hacer compras. A principios de junio, por la falta de casos en la provincia, reabrieron los bares y pudimos volver a hacer deportes al aire libre. El gimnasio y el fútbol 5, cuya apertura se solicitaba a los gritos, finalmente también reabrieron pero así como con los otros deportes, con una condición: que se respete el protocolo correspondiente. Después de todo, seguimos en un país que experimenta el pico de casos en una pandemia.

La propagación del virus en nuestra provincia en la última semana es prueba suficiente para demostrar que los protocolos dispuestos por las autoridades no se cumplieron. Los mínimos requisitos que se nos impusieron en su momento para recuperar las actividades que tanto queríamos recobrar en nuestras vidas fueron desoídos. “La práctica deportiva de contacto o de participación masiva, por ejemplo, estaba prohibida, pero que de todos modos se venía realizando”, aseguró el lunes en LGPlay Carolina Vargas Aignasse, ministra de Gobierno provincial y además miembro del Comité Operativo de Emergencia Covid-19 (COE). Una sola de las tantas violaciones a las prohibiciones que había puesto el Gobierno para permitir el paulatino regreso a la actividad. “Ahora requerimos conducta una vez más a toda la comunidad”, agregó la ministra. Conducta. Eso que al principio de la pandemia parecimos tener luego vino la relajación, la pérdida del miedo y la situación que ya conocemos.

Al parecer no entendemos, como sociedad, que mantener nuestra salud y nuestro sistema de salud sin daños depende tanto de las decisiones que tome el Estado como de nuestro accionar. Si no cumplimos lo que nos piden, de nada tendrán sentido las medidas impuestas. Es por eso que ya no podemos reunirnos social ni familiarmente puertas adentro y ni practicar (sin la autorización correspondiente, según las palabras de la funcionaria provincial) deportes de contacto. Aquello que supimos ganar con conducta, lo volvemos a perder por la falta de ella.

Los bares tucumanos todavía mantienen sus puertas abiertas aunque con nuevas restricciones y acá habrá una nueva prueba para nuestra bendita conducta. “Entre 10.000 y 12.000 personas dependen de esta actividad”, aseguró en estas horas Ernesto Gettar, titular de Unión de Hoteles y Bares. Claro, los bares no siguen abiertos precisamente por el buen comportamiento de los tucumanos y tucumanos. De hecho se vio amontonamiento en varios de ellos una vez reabiertos y con personas sin barbijos. Cuando solo podían recibir gente en la vereda. Sucede entonces que cerrarlos significaría un retroceso y una pérdida enorme, similar a la que ya sufrieron. Nuestro mal comportamiento ya hizo que los establecimientos tengan que cerrar más temprano y que no puedan sentarse mas de tres personas en la misma mesa. Aún así, se nos presenta el mismo escenario: poner de nuestra parte para cuidar nuestra salud, evitar el colapso del sistema sanitario y ayudar a que el comercio y a sus trabajadores siga su marcha. Mantener sus puertas abiertas depende de nosotros. Veremos cómo reaccionamos ahora.

Esta nota es de acceso libre.
Temas Coronavirus
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios