“Paren la mano”, la historia detrás de las rencillas oficialistas

A su manera, tanto Manzur como Jaldo pidieron a legisladores y a concejales que bajen los decibeles en la discusión interna. El binomio intenta consolidar un mensaje de unidad.

EN EL DEPÓSITO. Manzur, Chahla y Jaldo, durante la presentación del equipamiento adquirido con aportes. la gaceta / foto de inés quinteros orio EN EL DEPÓSITO. Manzur, Chahla y Jaldo, durante la presentación del equipamiento adquirido con aportes. la gaceta / foto de inés quinteros orio

Cuidar las apariencias. Eso es lo que hacen el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo, cada vez que comparten un acto. Pero no es que las diferencias entre ambos sean irreconciliables; son habituales y se van como un suspiro. A los problemas de gestión se suman las peleas internas en un oficialismo en ebullición. El ring side político se ha convertido en un todos contra todos, con discusiones y fuertes acusaciones que no hacen más que abrir viejas heridas entre “contenidos” y “olvidados” por el poder de aquellos dirigentes que trabajaron para el triunfo del binomio gobernante.

“El horno no está para bollos”, reflexionó un funcionario de la Casa de Gobierno al evaluar, con esa frase popular, lo que acontece en Tucumán más allá de la pandemia. Sin embargo, Manzur no exterioriza inquietud. Como se lo vio ayer, durante el acto realizado en el Depósito del Siprosa, en el que se presentó el equipamiento médico tecnológico adquirido con aportes de la Legislatura, la Corte Suprema de Justicia (asistió su presidenta Claudia Sbdar) y el Ministerio Pupilar (concurrió el ministro Washington Navarro Dávila) en el marco de la pandemia.

La denuncia del camarista Enrique Pedicone lo encontró, al menos públicamente, con una sonrisa y sin gestos de preocupación. Jaldo, en tanto, no tenía el mismo semblante. Su rostro mostraba su estado de ánimo. De todas maneras, viene señalando que no hay que ver peleas entre él y el gobernador, porque las diferencias entre ambos no son insalvables. “Puede que haya tensiones, pero eso no significa que cortamos relaciones”, confesó el vicegobernador.

El presidente de la Legislatura acudió ayer la ceremonia con una docena de legisladores de distintas bancadas, como un signo de acompañamiento institucional a una donación de unos $ 293 millones por parte de la Cámara. Otros $ 200 millones fueron aportados por la Corte y casi 41,5 millones por el Ministerio Pupilar y de la Defensa. En total, los fondos para la compra de equipamiento totalizaron casi $ 534,5 millones. Esa fue la rendición de cuentas que ayer efectuó la ministra de Salud Pública, Rossana Chahla, ante los organismos que aportaron sus excedentes para reforzar la atención del sistema público de salud.


Teléfonos a full

La concordia en el acto tuvo algunos capítulos anteriores. El martes, Manzur recibió a tres de los concejales que intercambiaron acusaciones con los legisladores cercanos al Gobierno que criticaron las decisiones del Comité Operativo de Emergencia (COE), al profundizar el aislamiento. “Paren la mano”, cuentan que fue la frase que el mandatario lanzó durante el encuentro con los ediles capitalinos.

La situación llegó al extremo de que varios ministros del Poder Ejecutivo se comunicaron telefónicamente con parlamentarios oficialistas, con el fin de “invitarlos” a bajar las tensiones internas y solucionar las diferencias políticas de otra manera y en otro momento. “Es muy temprano para debatir candidaturas o posicionamientos electorales cuando estamos en medio de una pandemia”, expresaron en la sede del Ejecutivo. De todas maneras, ni el Ejecutivo ni la Legislatura dejan de mirar hacia los comicios parlamentarios previstos para 2021.

En el fondo está el mismo planteo que hicieron algunos legisladores del Frente de Todos: discutir espacios y cuestionar públicamente medidas que adopta el gobernador es poner en dudas a la misma gestión y a la conducción del presidente del distrito Tucumán del Partido Justicialista (PJ).

Jaldo también sugirió encarar el mismo camino para que los cortocircuitos oficialistas se diluyan cuanto antes. La orden, puertas adentro del oficialismo, fue clara: bajar los decibeles y dar vuelta la página, en un período en el que la sociedad está reclamando más atención de los gobernantes en las acciones para frenar la pandemia de la covid-19.

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