Causa Alperovich: “los jueces tienen miedo de fallar contra la mujer”

El defensor del senador cuestionó “la condena mediática” de su cliente y transmitió que este se ve a sí mismo “lejos de la política”.

Pareciera que al senador oficialista con licencia y ex gobernador José Alperovich el retorno a la banca no lo desvela como en los momentos iniciales de la denuncia penal que su sobrina y ex colaboradora interpuso en su contra. Mariano Cúneo Libarona, el abogado porteño que encabeza la defensa del ex mandatario, transmitió este jueves esa indiferencia luego de conversar cara a cara con su cliente. El litigante relató que el senador denunciado está ocupado con su familia y sus negocios, y que le dijo que se ve lejos de la política, aunque no evalúa renunciar (el escaño de Alperovich en la Cámara Alta es uno de los que serán renovados en las elecciones de este año). Enojado con la “condena mediática”, el profesional atribuyó la situación del ex jefe de Estado a un clima de época. “Los jueces tienen miedo de fallar contra la mujer que expone hechos de violencia”, opinó.

Aunque fueron incoadas a finales de 2019, las denuncias de presunto abuso sexual con acceso carnal aún no tienen lo básico: certeza sobre cuál es la jurisdicción que ha de esclarecerlas. Mientras tanto, existe un expediente abierto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y otro en esta capital, cuyo trámite permanece suspendido a la espera de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación despeje la incertidumbre. Cúneo Libarona, quien visitó a Alperovich junto a sus colegas Augusto Garrido y Ariel Sosa (asesor de la hija del ex gobernador, la legisladora Sara Alperovich), informó que en Buenos Aires siguen haciendo medidas de prueba; que la Corte no tiene plazo para resolver; que sigue sosteniendo que el proceso debería unificarse en esta provincia y que el imputado aún no prestó declaración como tal en ninguna parte.

Paradójicamente tampoco avanzó ni un milímetro la contradenuncia en la que Alperovich expuso que era víctima de una operación que atribuyó a Carlos Cisneros y David Mizrahi, respectivos diputado y concejal oficialistas, y al abogado Gustavo Morales. En este supuesto, la quietud obedece al hecho de que esa acusación aún no fue presentada por la mesa de entradas, como dispuso en su momento el juez Enrique Pedicone. Cúneo Libarona consideró que aquella resolución era “una barbaridad” porque el Poder Judicial estaba obligado a dar intervención a quien correspondiese a partir de la noticia de la comisión de un posible delito, pero Sosa expresó que iban a cumplirla. “Yo creo que la denunciante fue en algún momento manipulada, mal aconsejada e instrumentalizada”, acotó el profesional porteño.

Ciclo (quizá) cumplido

“Tucumán agotó la prueba. Por pedido nuestro, Buenos Aires está practicando una medida en los teléfonos de la denunciante para verificar sus mensajes. Hay una declaración (testimonial) de Mizrahi en Buenos Aires, y otra de una psicóloga que está presentada como fonoaudióloga o coach, que en su momento entrevistó a la chica”, detalló Cúneo Libarona en una mesa de un hotel del Parque 9 de Julio. Sin corbata y sin café de por medio (el mozo nunca se acercó a tomar el pedido), el abogado recordó que venía a esta provincia desde los años 70 y admitió que en los últimos tiempos la veía muy desmejorada.

De vuelta al tema principal del diálogo, Cúneo Libarona insistió en que la denunciante había complicado la investigación al presentar simultáneamente dos acusaciones por los mismos hechos en dos jurisdicciones distintas. Después se quejó de que su cliente sea objeto de campañas en la vía pública. “No entiendo quién se pone a empapelar la Ciudad de Buenos Aires. Esta iniciativa no puede sino provenir de un opositor”, barajó. Al codefensor ello le parece una afrenta mayúscula porque choca contra el perfil bajo que adoptó su cliente. “Yo le sugerí que tomara licencia porque se tenía que concentrar (en la causa penal). A partir de ahí fue como que su vida dio un vuelco: lo veo dedicado a su familia, al trabajo en sus empresas y a los deportes. Hoy (por el jueves) me dijo ‘la política está muy lejos de mi vida’. Yo creo que todos los políticos cumplen un ciclo y, quizá, José ya lo cumplió. Él lo decidirá”, meditó.

“¡No alcanza!”

No hay dimisión a la vista, sólo un statu quo. “No es oportuno ni su prioridad retomar la banca. Pero veremos qué depara el futuro porque un político no pierde nunca el espíritu o la vocación”, consideró Cúneo Libarona.

El distanciamiento de Alperovich de la escena pública -el senador no sólo no volvió al Congreso de la Nación, sino que tampoco recibe a la prensa y está inactivo en sus cuentas de las redes sociales- no implica pasividad procesal, según su abogado. “Acá hay escritos y numerosas medidas de prueba propuestas. Nosotros nos sentamos a leer, redactar y no paramos de presentar solicitudes a los jueces. Lo que leo de la denunciante es ‘yo hice la denuncia y me liberé’. El senador Alperovich quiere que esto avance”, contrastó. E insistió en que habían recibido “una condena mediática” que ralentizaba la actividad judicial: “en algún momento los jueces tendrán que tomar medidas”.

A Cúneo Libarona le preocupa que en las últimas décadas se haya pasado de la impunidad total de los imputados en casos de abusos sexuales y violencia contra la mujer a la culpabilidad por la mera denuncia. Relató: “nosotros pasamos de una época en la que no se le prestaba atención a estas causas al extremo peligrosísimo actual donde se considera que la mujer no miente, y que con su palabra, y unos tests y exámenes alcanza para una condena. ¡No alcanza!”, exclamó. Según su criterio, esto es un retroceso alarmante: “los jueces tienen miedo. Esto para mí es salvaje: estamos luchando con una desigualdad de armas terrible”.

Cúneo Libarona se rectificó enseguida y comparó su situación con la del Quijote. “Hoy estamos luchando contra los molinos de viento. Vemos gente poderosa que está gastando millones y millones de pesos en campañas, carteles… ¿Quién publica esto? ¿Por qué? ¿Quién le devolverá a este hombre su honor y su credibilidad?”, inquirió retóricamente. El letrado atribuyó el fenómeno que cuestiona al hecho de que “la prensa se metió en los Tribunales”: “los periodistas a veces informan mal, con mala intención y parcialidad, y perturban a los jueces. La política tampoco ayudó porque se amenaza a los magistrados con el juicio político y eso le hace mucho daño a la Justicia”. Aunque se quejó de la falta de independencia judicial, no juzgó que su cliente tuviese que hacer autocrítica alguna por la magistratura que nombró (se informa por separado). También reivindicó que Alperovich opte por no acudir a las audiencias orales y públicas que solicita (se informa por separado). Pero antes de levantarse para emprender su retorno a la capital del país, Cúneo Libarona pidió un favor: que se subrayara que el senador es inocente hasta que una sentencia firme diga lo contrario.

“Iba a ser violento”

El codefensor justificó que Alperovich no asista a las audiencias orales y públicas.

La defensa de José Alperovich solicitó dos audiencias orales y públicas durante el proceso por supuesto abuso sexual que se tramita en los Tribunales locales, pero no acudió a ninguna. Mariano Cúneo Libarona enfatizó que su cliente no estaba obligado a asistir y que bastaba con que se presentaran los abogados: “no sirve ir y quedarse callado. Pero incluso iba a ser violento que Alperovich esté en la misma sala que su denunciante (concurrió, pero no se expuso). ¿Para qué someterlos a eso?”.

“No sé si hace autocrítica”

La posición del ex jefe de Estado frente a sus decisiones en materia institucional.

El codefensor de José Alperovich, Mariano Cúneo Libarona, se quejó de la falta de independencia judicial, pero, a la hora de contestar una pregunta sobre la responsabilidad de su cliente respecto de ese déficit institucional, optó por “declararse porteño” y descartó una autocrítica. “No sé qué decisiones tomó en Tucumán. Un gobernador o un presidente tiene en frente un millón de tareas, y tal vez no es experto en la Justicia. Pero no sé realmente qué hizo él en materia judicial”, comentó el abogado.

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