Cómo los probióticos mejoran nuestra salud

Estos productos lograron posicionarse en la agenda de profesionales y de quienes buscan mejorar su alimentación. Bacterias saludables.

UNA OPCIÓN. El  yogur natural es uno de los alimentos con más probióticos. Tiene alrededor de 100 millones de bacterias. ARCHIVO LA GACETA UNA OPCIÓN. El yogur natural es uno de los alimentos con más probióticos. Tiene alrededor de 100 millones de bacterias. ARCHIVO LA GACETA
14 Junio 2021

El cuerpo humano está habitado por millones de bacterias -y otros microorganismos- que forman un microbioma y se encuentran presentes en la piel y distintos tractos como el gastrointestinal, el respiratorio o la cavidad oral. En todos los casos cumplen funciones centrales.

La ciencia estima que el 90% de estos microorganismos forman parte de la microbiota intestinal, que, dada la importancia de sus funciones está considerada como un nuevo órgano metabólico. En diálogo con LA GACETA, la doctora en Ciencias Biológicas Lucila Saavedra explica que en este nuevo órgano vive una comunidad de microorganismos vivos -integrado por bacterias, arqueas, virus y hongos- que incluye muchas especies nativas que colonizan permanentemente el tracto gastrointestinal, y una serie de microorganismos que solo lo hacen de manera transitoria.

Impacto positivo

La presencia, diversidad y actividad de la microbiota tiene un impacto positivo en la salud ya que mejora la función intestinal, protege contra patógenos y ayuda en la producción de vitaminas y hormonas. Por el contrario, su desequilibrio puede asociarse con la diabetes, ciertas alergias, obesidad, depresión, ansiedad entre otras. En este punto, los probióticos juegan un rol clave.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió los probióticos como los “microorganismos vivos que, en las cantidades adecuadas, tienen un efecto beneficioso para la salud del sujeto que los recibe”. Pero Saavedra advierte que no se trata de cualquier microorganismo vivo, sino que se limita a aquellos que fueron probados y demostraron científicamente que brindan algún beneficio para la salud.

Mantener a raya los microorganismos dañinos, producir vitaminas, controlar el funcionamiento adecuado del sistema inmunitario y ayudar en la absorción de nutrientes son algunos de los beneficios que tiene su consumo.

Los fermentados

¿Cualquier probiótico funciona para cualquier persona? Lo cierto es que son de consumo seguro para la mayoría, pero, para lograr los efectos deseados, será necesario tener en cuenta algunas consideraciones, tales como una dieta única, los microbios del tracto digestivo y la fisiología. En bebés y en personas que padecen algún trastorno de base, se recomienda realizar la consulta a un profesional médico.

La doctora en Bioquímica Elvira María Hebert indica que no todos los alimentos fermentados pueden considerarse probióticos ya que algunos luego se calientan o procesan matando los microorganismos vivos. Ejemplos de estos casos son el chucrut, los encurtidos o el pan de masa madre, en el que los cultivos vivos están presentes en la masa pero no sobreviven al horneado.

“Los alimentos fermentados han sido consumidos a lo largo de la historia por diferentes culturas. Se definen como alimentos creados a través de la actividad de microorganismos vivos, y requieren un 'sustrato' de alimentos como un vegetal, un producto lácteo o incluso cárnico”, señala.

Además de bacterias o levaduras que están presentes de forma natural o que se agregan para iniciar la fermentación, existe una gran variedad de alimentos fermentados, desde chocolate y café hasta yogur, kéfir, chucrut y kimchi.

El yogur y otros productos comerciales contienen probióticos, pero es fundamental verificar su etiqueta para asegurar su contenido y beneficio científicamente demostrado.

Camino en conjunto

“Cuando hablamos de bacterias en lo primero que pensamos en que son microorganismos malos y que hay que erradicarlas de nuestra vida, efectivamente hay bacterias que nos enferman, pero hay otras que viven en nosotros y que sin ellas no podríamos vivir”, explica la licenciada en Nutrición y estudiante del master de Microbiota intestinal, Juliana María López.

El funcionamiento del sistema digestivo tiene una gran influencia en nuestra salud en general, señales como diarreas, estreñimientos, inflamación, irritabilidades, menstruaciones dolorosas y alteraciones en la piel muchas veces piden un cambio de alimentación a gritos, advierte la profesional.

Para evitar estos malestares, es necesario que nos concienticemos sobre cómo nos alimentamos. López precisa que los prebióticos -un tipo de fibra insoluble- sirven como alimento de los probióticos y los ayudan a sobrevivir en nuestra microbiota. Éstos se encuentran en muchas frutas y verduras y, al no ser digeribles por el cuerpo, pasan a través del sistema digestivo para convertirse en alimento para nuestras bacterias.

Una forma de integrar los probióticos a nuestra alimentación es consumiendo alimentos fermentados o a través de suplementos. “Lo ideal es combinarlos junto con prebióticos para obtener los mayores beneficios”, indica López.

En esta línea, la licenciada en Nutrición María Agustina Bertini coincide: “Podemos incorporarlos con frutas o frutos secos, como parte de nuestro desayuno o merienda e ir variando de alimentos”.

En los niños es importante no solo por los beneficios anteriores sino para la prevención de enfermedades crónicas, ya que hay estudios que indican que durante la alimentación complementaria (de 6 meses al año) suelen estar disminuidos.

Complementos

Los probióticos también pueden consumirse a través de complementos alimenticios que se pueden encontrar en las farmacias. “Vienen en forma de cápsulas que tienen que ser de acción retardada para poder preservar estos organismos vivos que deben llegar hasta el tubo digestivo. Allí ejercen su acción y se reproducen, no hace falta que se absorban porque nunca pasan a la sangre, siempre actúan a nivel de la luz del intestino”, sostiene la bioquímica y farmacéutica Ema Figueroa.

Además, las profesionales reiteran sobre la importante generar hábitos saludables, evitar el sedentarismo, el estrés crónico, los productos procesados, descansar, una buena hidratación y la actividad física.

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