"Es curioso que el peronismo haya perdido la calle"

Una manifestación, como se observó ayer en esta ciudad con la visita del presidente Alberto Fernández, sería una más si no se hubieran dado dos factores: por un lado, la protesta que congregó a sectores identificados con el campo y con la franja social de clase media y, por el otro, a sectores de izquierda, que también cuestionan la política nacional. Pero también, advierte a LAGACETA.COM el analista cordobés Cristian Buttié, lo curioso es que mientras las manifestaciones sociales tuvieron epicentro en San Nicolás, zona adversa agrícola por naturaleza adversa a la Casa Rosada, se hayan replicado en otros distritos y particularmente en Tucumán, que es una jurisdicción netamente peronista desde hace décadas y en el que el mismo jefe de Estado no tiene un nivel de rechazo tan amplio como en otras zonas del país. “Es curioso que el PJ haya perdido la calle, independientemente por los efectos de la pandemia de la covid”, señala el director de CB Consultora de Opinión Pública en la siguiente entrevista.

-¿Por qué se da este escenario?

-Uno puede pensar que estamos frente a la teoría de la espiral del silencio, en el que los sectores afines del Gobierno consideran que no es momento de realizar algunos comentarios por temor a la represalia social. Por eso, en muchos casos, se reservan las opiniones, mientras la gestión intenta encarrilar la cuestión con una agenda de coyuntura hasta salir del paso. Las manifestaciones que observamos ayer en Tucumán no son más que una señal que ya no pasa solo por la crítica hacia el Gobierno nacional, sino también que se potencia por el desgaste sistemático de la imagen presidencial. Entonces, los que apoyan se guardan y los que critican se fortalecen y tratan de hacerse más visibles a los ojos del resto de la sociedad que no sale a la calle por la incertidumbre que le genera este momento sanitario o porque no creen que sea el momento de hacer política.  En suma, todo esto se verá en las urnas.

-No es casual que se elijan fechas patrias como el 9 de Julio para hacer este tipo de protestas…

-Esto se vienen repitiendo en diferentes fechas patrias, en las que se potencian los discursos contra una gestión considerada populista. Como decía, esto es un síntoma de que el desgaste no queda solo en las encuestas, que no se tratan de operaciones en los medios y que claramente es lo que se está percibiendo en el humor social. Proyectado esto a la cuestión netamente electoral, en este año de renovación parlamentaria, podría decirse que, si bien las elecciones de medio turno siempre han sido adversa al PJ, en esta no se ganará tan sólo con los apoyos que el Gobierno podría obtener en el primer y en el tercer anillo del conurbano bonaerense, donde está su núcleo duro, sino que hay que mirar más detenidamente lo que sucederá en el resto del país. Un rápido análisis nos permite inferir que, por ejemplo, Juntos por el Cambio es más fuerte en Mendoza y en Ciudad de Buenos Aires, que en Córdoba puede irle bien y que en Santa Fe el escenario de los tercios puede debilitar a la gestión de Omar Perotti. Entonces, con provincia de Buenos Aires solamente no se ganará y hay que seducir a los otros distritos. Si no hay una diferencia de entre seis o siete puntos en favor del Frente de Todos en provincia de Buenos Aires, el desgaste puede impactar en las urnas. Néstor Kirchner ha perdido en 2009; Martín Insaurralde en 2013; Cristina Fernández ante Esteban Bullrich en 2017 y no era oficialismo. Esa última elección le marcó el límite, el techo a la ex Presidenta que terminó eligiendo a Alberto Fernández como el candidato para romperlo y traspasarlo. En estos momentos, lo que perdió el peronismo es la calle, cosa que no había pasado por ejemplo cuando a fines del mandato de Mauricio Macri logró revertir en la calle al menos un nivel de apoyo impensado con las marchas del “Sí, se puede”. En consecuencia, los adversarios al peronismo no son solo los críticos de las redes sociales o de la dirigencia que fustiga sin sentido; están ordenándose y le están disputando el poder fáctico al oficialismo de turno, que no puede terminar de ocupar la agenda y ordenarla, sino detrás de la zanahoria.

-¿Cuánto puede capitalizar políticamente el Gobierno con la aceleración del plan de vacunación contra la covid?

-Uno puede pensar que este tipo de acciones, en los últimos meses, puedan causar cierto rédito electoral. Las preguntas que surgen: ¿cómo puede ser posible que esa vacunación masiva no le haya movido el amperímetro político hacia la acción positiva? ¿Cómo se explica que no se haya comunicado bien el beneficio que implica para una franja social la ley de zonas frías por las bonificaciones al gas? ¿O qué sucedió para que una medida que eximió del pago de Ganancias a cientos de miles de argentinos no tenga el efecto social buscado, más allá de alentar al consumo? La primera respuesta que uno encuentra es que no comunican bien lo bueno. Entonces, ese es otro motivo para que la oposición le gane en la calle.

-¿Las quejas son dirigidas directamente al Gobierno nacional?¿Qué pasa con las gestiones locales?

-Lo que me llamó más la atención de ayer, por lo que se pudo ver en las distintas imágenes que se difundieron sobre los hechos en Tucumán, es que las críticas se dirigieron directamente hacia Alberto Fernández, pero no tuvieron el mismo efecto con el gobernador Juan Manzur o con el intendente Germán Alfaro, por mencionar algunos referentes locales. Entonces eso le da cierto margen de maniobra para que éstos últimos puedan generar una agenda propia para revertir el golpe que les produjo la protesta de ayer, tomando en cuenta que Manzur organizó la llegada del Presidente y que se esperaba que el intendente acompañara la habilitación de las obras de remodelación en la plaza principal, algo discutida en las redes sociales. No en vano, Alfaro apuntó sus críticas hacia el discurso que pronunció el Presidente desde la Casa Histórica.