Vuelven las clases con un burbujeo de realidades

Lejos del anuncio oficial, son pocas las escuelas que podrán empezar hoy “todos los días, todos los chicos”. Hay padres indignados con la medida.

Con más preguntas que certezas, con padres enojados y otros desconcertados, con docentes sobreexigidos y temerosos de contagiarse, vuelven las clases hoy en Tucumán. Tras un receso invernal que no dio paz a los educadores, el programa Regresar, del Ministerio de Educación, emprende el camino de pretendidas “clases normales”, inicialmente previstas para hoy, pero frustradas por el peso de la realidad. La mayoría de las escuelas y colegios no cuenta con espacio suficiente para contener a toda la matrícula en forma presencial y simultánea, mientras cumple, a la vez, el protocolo aprobado por el COE, que exige un distanciamiento social de un metro y medio entre alumno y alumno dentro del aula.

Hoy la escuela de Tucumán se desarrollará en varios escenarios diferentes: estará el colegio que por contar con espacios como SUM, sala de música, gabinete de Ciencias Naturales y otros espacios, podrá distribuir a todos los alumnos cómodamente y, por lo tanto, ofrecer clases presenciales de lunes a viernes. Pero no es el caso de la mayoría, según informaron los propios docentes.

Varias escuelas públicas tienen muchos alumnos y el espacio no es suficiente para albergar a todos. Los colegios privados aunque con menos alumnos, por lo general tienen aulas chicas. Pero también se da el caso de docentes que no podrán volver en forma presencial porque pertenecen a grupos de riesgo y, por lo tanto, tendrán que seguir dictando sus clases desde la virtualidad, aunque los chicos estén en el aula. Las realidades son múltiples, pero el objetivo es volver a clases presenciales “todos los días, todos los chicos”, como dijo el ministro Juan Pablo Lichtmajer.

Ante la imposibilidad de dar respuestas en lo inmediato varias escuelas se vieron en la obligación de dividir los cursos en dos grupos (ya no se habla de burbujas) que se turnarán semana de por medio para ir a la escuela en forma presencial. Todo esto siguiendo estrictamente el protocolo sanitario recientemente aprobado, que no tiene demasiadas variantes con relación al de la primera mitad del año. La diferencia más notoria es que se eliminan los miércoles de sanitización con lo que se gana un día más de clases.

Los colegios privados, a través de sus asociaciones (Asipet, Junta Arquidiocesana de Educación Católica y Faera) anunciaron el viernes que hoy continuarán con esquemas de clases duales (virtualidad y presencialidad) y en burbujas, hasta que se puedan ver otras opciones para sumar más días presenciales.

Malestar en los padres

Las disposiciones oficiales no dejaron conformes ni a los padres que luchan por la presencialidad plena ni mucho menos a los que la rechazan. Carina Mondino, representante de Padres Organizados, opina que “el retorno a clases presenciales, tal como lo anunció el gobierno, resulta contradictorio porque no va acompañado con la realidad. Es de imposible aplicación. En nuestro grupo de padres de distintos colegios tanto de la ciudad como de Yerba Buena, salvo dos establecimientos, ninguno cuenta con espacio para la presencialidad plena. Por eso el 90% de los colegios tiene que volver al esquema anterior, es decir, a clases virtuales y presenciales en forma alternada”, explica con fastidio.

“¿Y por qué no pueden volver todos los chicos juntos? Porque seguimos manteniendo una distancia de un metro y medio. Mientras esto no cambie va a ser imposible que todos los chicos puedan entrar en las aulas”, afirma. “Padres Organizados sugerimos un protocolo alternativo que propone un metro de distancia, entre alumno y alumno, y que está dentro de los nuevos parámetros que se manejan en el mundo, incluida la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, dice. “Sugerimos una ventilación de cinco minutos, de abrir y cerrar ventanas, cada 20 minutos, y dejar las puertas abiertas. No es necesario que los chicos estén muertos de frío con las ventanas abiertas de par en par”, propone.

“No nos parece sensato que el gobierno siga insistiendo en un metro y medio cuando en los bares, en los cines, en las plazas, los chicos no mantienen esa distancia. Pensamos que llevar el distanciamiento a un metro es la única manera de hacer posible la presencialidad plena”, argumenta. “De lo contrario seguimos creando una brecha grande, entre los chicos de las distintas escuelas. Es imperdonable que sigamos atados al mismo protocolo del 2020”, objeta.

Desde el otro extremo, Raúl Ichazo, de la Comisión de Padres en Defensa de la Salud y la Vida, confiesa que se siente desamparado por el Estado. “La maestra de mi hija me dijo que si yo decido no enviar a mi nena a la escuela por temor a los contagios, que yo vea cómo hacer para conseguir la tarea, porque desde ahora las clases son presenciales. Resulta que en plena pandemia, el Estado deja a mi hija excluida del sistema educativo porque no dispuso ningún día virtual. ¿Qué tengo que hacer? ¿Recurrir a la justicia?”, se pregunta con visible angustia.

“El ministro expresó que se pueden utilizar otros espacios como teatro, biblioteca, salón de uso múltiples, ¿cuántas escuelas cuentan con ellos?”, se pregunta Nora Yenad, docente jubilada y actual integrante de la agrupación Isauro Arancibia. “La normalidad que pretende el ministro es un regreso masivo de imposible cumplimiento. Tucumán no invirtió en educación y esta pandemia lo visibilizó con el agravante de que la normalidad y la presencialidad responden a finalidades políticas. Las aulas tucumanas actuales sigue famélicas de obras y mantenimiento”, dice.

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