RIEGO. La primera medida es el riego; aunque un poco menos que el pasado, el invierno ha sido seco. El agua es muy importante, no sólo para las plantas que están brotando e, incluso, regalando los primeros pimpollos. También el césped ha sufrido la sequía y el frío.
RIEGO EFICIENTE. Tanto para los jardines como para las macetas, los expertos recomiendan regar al atardecer (o mejor aún, a la noche), para evitar la evaporación; de esa manera la tierra permanece húmeda más tiempo. Y las plantas están menos estresadas.
TRUCO EXTRA. Dado que el agua es un recurso escaso y que todavía la temporada de lluvias “en serio” no empieza, es buena idea aprovechar los restos de poda o de pasto cortado, en incluso las hojas secas que aún queden en el jardín, para hacer “mulching”: una especie de “cubrecama” que se coloca alrededor de troncos y tallos de las plantas para evitar la evaporación del agua. De paso, impide el crecimiento de hierbas.
APROVECHAR “AGUAS USADAS”. No tires el agua que uses para lavar frutas y verduras; o para cocinarlas (excepto papas y batatas, por exceso de almidón); tampoco esa en la que herviste huevos. No sólo sería un desperdicio de agua, sino también de los nutrientes que pasan a ella durante la cocción.
LA TIERRA. Las bajas temperaturas, sumadas a la sequía, tienden a apelmazar el terreno (o el sustrato de las macetas). Es un problema, porque para alcanzar el agua las raíces deben desarrollar pelos (llamados pelos radiculares), tipo esponja, y sólo pueden si el suelo no está compacto; y también es importante su oxigenación. Por eso es importante, en esta instancia, remover la tierra hasta una buena profundidad.
MEJORAR LA TIERRA. Al momento de remover conviene agregar nutrientes (mantillo, estiércol...). Y si el sustrato de las macetas tiene más de un año hay que cambiarlo o poner fertilizante granulado completo y equilibrado. Si vas a cambiarlo y la planta creció mucho, es tiempo de una nueva maceta.
LAS MALAS HIERBAS. Se las llama así no porque sean dañinas en sí mismas, sino porque (tanto en tierra como en las macetas) competirán con tus plantas por el agua y por los nutrientes. Para quitarlas lo ideal es que la tierra esté húmeda; puede hacerse a mano, y con ayuda de azadas o palitas; para superficies grandes existen herbicidas naturales.
PODA DE LIMPIEZA. En algunos casos (como las plantas que ya han dado pimpollos), para la poda típica estás llegando tarde. Pero es importante ahora eliminar ramas y hojas secas. También podar las que no dan flores, pero deben recuperar su forma. De lo contrario, brotan desde los tallos viejos y muchas veces al año siguiente quedan desgarbadas.
AYUDAR A LAS FLORES. Hay otro elemento que solemos tirar y es una pena: las cáscaras de las bananas. Igual que la fruta, tienen potasio, y es lo que necesitan las plantas para fortalecer flores y frutos. La propuesta es que, cuando coman bananas, dejes las cáscaras en remojo al menos toda la noche (se calculan, más o menos, 3 por cada litro de agua), y riegues con esa infusión las que estén floreciendo.
CÉSPED: CORTE Y NUTRICIÓN. El césped, además de riego, necesita un buen corte, para estimular el crecimiento y nivelarlo. Pero como en Tucumán aún corremos riesgo de heladas, no conviene que el corte sea demasiado bajo. Abonarlo con nitrógeno le dará un color verde y saludable.
CÉSPED: ¿HACE FALTA RESEMBRAR? Si hay zonas donde quedó ralo o hay mucho “yuyo invasor”, hay que sacar lo que quedó y remover bien la tierra para eliminar raíces; abonar, nivelar la tierra y sembrar. Regar a diario evitando que se formen charcos o que el agua corra. Así en un par de semanas empezará a brotar.