La pérdida del quórum en el Senado acerca la derrota al ala kirchnerista

Juntos por el Cambio sacó alrededor de nueve puntos de diferencia al oficialista Frente de Todos, que, sin embargo, podría mantener su condición de primera minoría en la Cámara de Diputados.

JEFA DEL SENADO. La vice Cristina Fernández de Kirchner encabeza una sesión presencial en la Cámara Alta. JEFA DEL SENADO. La vice Cristina Fernández de Kirchner encabeza una sesión presencial en la Cámara Alta.

Hay muchas formas de ganar y muchas formas de perder. Ayer algunos perdieron de manera elocuente y otros consiguieron disimular la derrota. Lo mismo ocurrió en el terreno de los vencedores. Juntos por el Cambio se quedó con alrededor del 42% de los votos en juego en todo el país mientras que el oficialista Frente de Todos recibió poco más de un tercio, el 33%. Las generales ratificaron en términos globales el veredicto de las primarias, corroboración que viene dándose religiosamente desde la instauración de ese mecanismo hace una década. Las urnas quitaron el quórum del Senado a la coalición gobernante: este dato, uno de los más sobresalientes de la jornada, acerca la derrota al ala kirchnerista cuya máxima exponente, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, se verá ahora obligada a acordar con las minorías para habilitar las sesiones.

El Gobierno concentró sus energías en la estratégica y decisiva provincia de Buenos Aires, y el esfuerzo le devolvió algo de ánimo para afrontar los dos años que tiene por delante. La debacle es más leve que lo que anunciaban las primarias, aunque en la ola de rechazos sucumbieron los bastiones de San Luis y La Pampa. Si bien Juntos por el Cambio sacó mayor número de sufragios en la contienda bonaerense, toda la diferencia lograda en las primarias se redujo a un punto y las dos principales fuerzas ocuparán igual número de bancas en la Cámara de Diputados. En esa institución el Frente de Todos ya carecía de quórum propio y la situación no varió. La alianza del presidente Alberto Fernández mantendrá la calidad de primera minoría con dos escaños más que Juntos por el Cambio. También aquí habrá que seguir negociando para habilitar el recinto y votar proyectos, pero la presidencia de Sergio Massa salió de la zona de peligro.

“En el contexto general de derrota del Gobierno, Massa quedó fortalecido. Por una conjunción de factores, su lugar en el oficialismo y en Diputados no está en tela de juicio”, opinó Diego Reynoso, académico de Ciencia Política de la Universidad de San Andrés. Para su colega de la Universidad Torcuato Di Tella, Juan Negri, la pretensión de Juntos por el Cambio de tomar la presidencia de Diputados fue sólo una provocación. “A la oposición no le conviene agarrar ese timón en este momento de declive”, reflexionó.

La mejora en la provincia de Buenos Aires también sería un llamado de atención para el kirchnerismo que siempre la consideró su mayor activo y que la administra por medio de Axel Kicillof. Según Reynoso, la caída en la primera jurisdicción electoral del país fue morigerada por la acción de los intendentes peronistas. “Ellos son los dueños de esa reacción y seguramente reclamarán mayor participación hacia adelante”, opinó el politólogo. Así como Juan Manzur tomó licencia de la gobernación de Tucumán para hacerse cargo de la Jefatura del Gabinete presidencial tras el revés de las primarias, Martín Insaurralde dejó la Intendencia de Lomas de Zamora para hacer lo propio en el equipo de Kicillof.

“La presencia de Manzur en el Gabinete de Fernández no dio los resultados esperados. No es por él que el Frente de Todos acortó la brecha que lo separaba de Juntos por el Cambio. El estilo hiperactivo le duró un par de semanas: la reunión de las 7 de la mañana no alcanzó para crear otra imagen de la gestión. Manzur no logró la proyección nacional que buscaba”, consideró Negri.

Al lado de lo que pasó el 12 de septiembre, el revés electoral de este domingo lució leve y el Presidente incluso convocó a una marcha para celebrarlo. El académico de Di Tella advirtió que el golpazo había sido tan grande que el resultado de ayer no cambiaba las cosas. “Lo veo igual que antes y mi sensación es que, aunque llamó a acuerdos, va a seguir en la misma línea. Es un Presidente discutido adentro de su alianza y discutido afuera. Pese a que en teoría puede aspirar a la reelección, Alberto Fernández se convirtió en un ‘pato rengo’ a los dos años de iniciar su primer mandato”, comentó Negri durante una conversación telefónica.

Santa Cruz también

El clima pesimista se expandió temprano por las filas del Frente de Todos. Poco después de que Manzur confirmara que iba a recibir los resultados en Tucumán -por primera vez no se trasladó para estar al lado de las figuras nacionales de su espacio-, la vicepresidenta Fernández de Kirchner notificó a sus simpatizantes que razones de salud le impedían acompañar a sus socios en el búnker oficialista. “Me han indicado reposo. Nada de qué preocuparse, pero el esfuerzo realizado para participar del cierre del FdT retrasó la evolución del posoperatorio. Por eso, esta noche no podré estar, como hubiera querido y como siempre he hecho, en el búnker. Abrazo fuerte a todos y a todas”, tuiteó la ex jefa de Estado a las 19.15. La principal accionista del Gobierno evitó así otra foto como la de las primarias, donde la lente la captó con la mirada en el suelo mientras Fernández trataba de articular una explicación para el desastre. Fue el comienzo de un descalabro que expuso las diferencias existentes en “el peronismo unido”.

La idea de que los justicialistas no pueden ser vencidos si se alían volvió a ser desmentida por el electorado. En un movimiento tan heterogéneo e inclasificable resulta difícil saber quién contribuyó y en qué medida al despeñamiento, pero Fernández de Kirchner apareció como una de las principales destinatarias del mensaje de desaprobación. Alimenta esa interpretación no sólo el límite que la ciudadanía le impuso a su forma de dominar el Senado, sino también el traspié en la provincia donde el kirchnerismo nació, Santa Cruz, y que de hecho gobierna su cuñada, Alicia Kirchner. En esa jurisdicción, el Frente de Todos terminó en el tercer puesto, el mismo lugar que consiguió en Córdoba, el emporio de Juntos por el Cambio.

“El liderazgo de la vicepresidenta está simbólicamente deteriorado y su estrella se va apagando”, dijo Negri. De las muchas formas de perder que hay, a Fernández de Kirchner le tocó una que empaña sus ambiciones hacia 2023.

Los límites institucionales posiblemente generen incentivos para incrementar los niveles escasos de consenso. “Amanece un sistema político muy equilibrado”, definió Reynoso. “Es un escenario menos traumático que el que surgió luego de las primarias y quizá de allí provenga la alegría que trató de instalar el Gobierno, pese a que perdió objetivamente”, apuntó Negri. Y añadió: “si interpretara el resultado, debería ofrecer los programas y planes de acción que adeuda desde 2019, en particular en el terreno de la economía”.

La certeza de las urnas abre paradójicamente un tiempo de incertidumbre sobre cómo la política hará para detener el desgaste de la figura presidencial al tiempo que afronta los problemas estructurales de la Argentina. Juntos por el Cambio ganó, pero esa victoria adelanta la pelea relativa a las próximas elecciones. Es inocultable, además, la presión que ejerce la derecha sobre la alianza que construyeron originariamente el PRO, la Coalición Cívica y la Unión Cívica Radical, y que ahora está ampliada al peronismo crítico del kirchnerismo. Cualquier paso o acercamiento con el Gobierno nacional será automáticamente capitalizado por los libertarios de Javier Milei y de José Luis Espert. Y cada distanciamiento agrandará el fantasma de la ingobernabilidad. Comienza un período de responsabilidad inmensa para una dirigencia que tiende a coquetear con el desmadre. Ese lapso terminará de contestar hasta qué punto ganaron los que ganaron y perdieron los que perdieron, o si esta otra forma de distribución del poder será capaz de arrojar resultados diferentes en un país no lanzado a crecer, sino a multiplicar la pobreza.

San Luis: después de varios amagues, Poggi venció finalmente a Rodríguez Sáa por una diferencia escuetísima

La conquista de San Luis tiene un sabor simbólico muy intenso: cortó la trayectoria ganadora del apellido Rodríguez Sáa por primera vez desde el retorno de la democracia. Tras varios intentos fallidos, el eterno rival de la familia oficialista, Claudio Poggi, salió victorioso. Su lista Unidos por San Luis se quedó con dos de las tres bancas en juego para la Cámara de Diputados mientras que la boleta del gobernador Alberto Rodríguez Sáa consiguió la plaza restante. Una pequeña cantidad de votos, alrededor de 1.500, hizo la diferencia. “Ganamos: el pueblo de San Luis dijo basta. Son nuestros queridos sanluiseños los que nos marcan el rumbo con esta confianza, que es por el camino del trabajo y la educación”, expresó Poggi, que se desempeña como senador y ya anunció que renunciará para asumir como diputado. Rodríguez Sáa, que remontó ocho puntos en comparación con septiembre, matizó la caída con un triunfo en los comicios provinciales celebrados en simultáneo. “Hoy (por ayer) hemos triunfado, más allá del saborcito amargo que nos dejó ese 0,6% que no nos votó”, reflexionó.  

La Pampa: la victoria histórica de la oposición pone un límite al poder de la vicepresidenta

La Pampa cayó en manos de la oposición tras casi cuatro décadas de hegemonía peronista y concretó el escenario más temido por el cristinismo: la pérdida del quórum en el Senado. Juntos por el Cambio se quedó con las dos bancas de la mayoría para la Cámara Alta y acumuló otras dos en  Diputados. Ello obligará a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (foto)  a pactar con otras fuerzas para sesionar. Fue un desempeño histórico para la boleta “mixta” que lideraron el radical Daniel Kroneberger como candidato a senador y Martín Maquieyra del PRO para diputado nacional. Más allá del simbolismo y de la carga política que esta derrota supone para la provincia que gobierna el peronista Sergio Ziliotto, aparece aquí una expansión del predominio opositor en la zona central del país. Respecto de las primarias, Juntos por el Cambio redujo mínimamente su desempeño y el Frente de Todos lo mejoró, pero estos movimientos no cambiaron el marcador final como había sucedido en 2017, cuando el oficialismo revirtió la caída con una ventaja de 76 votos.  

Buenos Aires: un conteo voto a voto determinó un empate en las bancas con gusto a triunfo para el frente de Juntos

La alianza Juntos por el Cambio que lideró el ex vicejefe de Gobieno porteño, Diego Santilli (foto), ganó las elecciones en la provincia de Buenos Aires por una diferencia mínima de un punto sobre el Frente de Todos que llevó como cabeza de lista a Victoria Tolosa Paz. El escrutinio provisorio reveló una mejora significativa del peronismo, que recortó tres puntos a la diferencia verificada en las primarias de septiembre. Los casi 100.000 votos de ventaja de la boleta de Santilli no alcanzaron para quebrar la paridad en el reparto de las bancas de diputado: Juntos y el Frente de Todos se quedaron con 15 cada uno. Avanza Libertad, la marca del economista José Luis Espert, alcanzó tres escaños mientras que el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad de Nicolás Del Caño tendrá dos. Aunque se impuso por un margen menor al esperado, Juntos por el Cambio consideró que había conseguido un resultado trascendente en la provincia que gobierna el kirchnerista Axel Kicillof. “Fue una elección histórica. Hemos hecho un trabajo enorme, pero ustedes pidieron progreso, desarrollo, producir y eso es tener más trabajo, exportar, tener reglas claras por 30 o 50 años. Queremos ver a la gente trabajando y a los delincuentes presos”, expresó Santilli, quien estuvo acompañado de su ex rival en las primarias, el radical Facundo Manes. “Sólo tengo palabras de agradecimiento para cada bonaerense que nos confió sus sueños y anhelos. Gracias a quienes militaron el proyecto que una vez más pondrá la provincia de pie en la Argentina que nos merecemos”, dijo Tolosa Paz.

Catamarca: una de las dos provincias donde el Frente de Todos mantuvo sus bancas senatoriales

Catamarca dio un respiro al Frente de Todos en una de sus noches electorales más difíciles. En esa provincia y en Tucumán, el oficialismo logró retener las dos bancas que ponía en juego en la Cámara Alta. Los catamarqueños renovaron su apoyo a la ex gobernadora Lucía Corpacci (foto), que lideró la boleta para el Senado y que estuvo secundada por Guillermo Andrada. El peronismo perforó la barrera del 50% de los sufragios y sacó 13 puntos de diferencia a la propuesta de Juntos por el Cambio que encabezaba Flavio Fama, quien representará a la minoría en la Cámara Alta. La oposición creció siete puntos respecto de las primarias. Pese a ello y por el recorte de distancia verificado en Tucumán, es el mejor resultado que consiguió el Gobierno de la Nación en la categoría “senador”. “El resultado premia la gestión de un intendente por la capital, porque el resultado en ese lugar es uno que nunca tuvimos en nuestra provincia. Tiene que ver con el gran trabajo del gobernador que tenemos, Raúl Jalil”, evaluó ayer Corpacci en el búnker del oficialismo provincial. “Hoy comienza la gran historia que va a escribir Juntos por el Cambio hacia 2023. Es una tremenda elección: sí, hemos perdido, pero hicimos una tremenda elección”, manifestó por su parte Fama. Catamarca, además, debía renovar tres escaños en la Cámara de Diputados. Los comicios determinan que esos lugares serán ocupados por los peronistas Silvana Ginocchio y Dante López Rodríguez, y por el opositor Francisco Monti (Juntos por el Cambio).

Capital Federal: Milei festejó como si hubiera ganado, pero por ahora el PRO conserva su ascendiente en la Ciudad de Buenos Aires

Los 310.000 sufragios cosechados por La Libertad Avanza, la marca del economista Javier Milei (foto), eclipsaron la atención en la capital del país, donde el jefe de Gobierno y potencial presidenciable, Horacio Rodríguez Larreta, consiguió un nuevo visto bueno para su administración. El 47% de los porteños avaló la propuesta oficialista que lideró la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal: son 30 puntos de diferencia respecto de la cuota de Milei, quien celebró con su histrionismo emblemático en el Luna Park como si hubiese acabado primero. Juntos por el Cambio contrarrestó la foto de los libertarios con un despliegue de unidad de sus diferentes vertientes: al escenario oficial subieron desde el ex presidente Mauricio Macri hasta el economista y postulante Ricardo López Murphy. El Frente de Todos sostuvo el 25% de los sufragios logrado en las primarias de la mano del candidato Leandro Santoro. Con esta distribución, Juntos por el Cambio ocupará siete bancas en la Cámara de Diputados; el Frente de Todos, 3; La Libertad Avanza, 2, y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores se llevará una.  

Córdoba: máximo castigo para el kirchnerismo, que quedó en tercer lugar

Juntos por el Cambio revalidó su poderío en Córdoba. La fuerza que llevó a la cabeza a Luis Juez (foto) para senadores y a Rodrigo de Loredo para diputados consiguió el 54,4% de los votos, casi 20 más que la boleta respaldada por el gobernador Juan Schiaretti, cuya esposa, Alejandra Vigo, irá a la Cámara Alta por la minoría. El kirchnerismo salió muy golpeado de la contienda: su sello, el Frente de Todos, obtuvo el tercer puesto y sólo pudo garantizar la banca de Carlos Caserio en la Cámara Baja. Las urnas concretaron el nuevo castigo al sector que responde a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y al presidente Alberto Fernández, quien durante la campaña se había referido a esa provincia como “territorio hostil” y hasta insinuado de que no pertenecía al país. Juntos por el Cambio ganó seis puntos y medio desde las primarias, y se adueñó de seis de las nueve bancas de diputado en disputa. La lista de Schiaretti logró dos escaños: uno de ellos será ocupado por Natalia De la Sota, hija del ex gobernador fallecido José Manuel De la Sota.

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