La importancia del diálogo para resolver conflictos

06 Abril 2022

El movimiento piquetero nació a mediados de los 90 en Argentina, en medio de la crisis social impulsada por las políticas económicas del menemismo. Desde entonces creció de la mano de reclamos sociales y hoy los cortes de rutas y de calles son la principal herramienta de protesta en nuestro país.

Ayer Tucumán vivió una jornada caótica. Al enfrentamiento entre el Gobierno y las organizaciones sociales, marcado por el ultimátum del ministro Juan Zabaleta -anticipó que no habría nuevos planes-, se sumaron los cosecheros agrupados en Uatre y autoconvocados que decidieron realizar cortes de tránsito en toda la provincia. No fue una medida improvisada. La habían anunciado varias horas antes. Es decir que todas las autoridades y responsables de la situación estaban al tanto. Sin embargo, otra vez miles de tucumanos vieron comprometidos sus traslados. Y hubo problemas para llegar a los distintos trabajos, a las escuelas y a los trámites personales que cada uno tenía que realizar.

No se discute aquí la legitimidad de los reclamos. Sin dudas en un país con más del 40% de pobreza el salario es el tema principal a discutir. Sobre lo que intenta hacerse foco es en la protesta, en su magnitud y en la concepción de la misma. Suele decirse que los derechos de uno terminan donde comienzan los de los otros. Pues bien, ayer miles de tucumanos vieron sus derechos vulnerados.

Desde primera hora, por ejemplo, se formaron largas colas en las paradas de colectivos, ya que los usuarios pretendían circular antes de que se concretaran los cortes. Y hubo lugares, como Banda del Río Salí y Aguilares, donde se vivieron momentos de tensión ante la falta de oportunidades para franquear los piquetes.

El problema que queda en evidencia es la falta de diálogo. Cada uno de los sectores involucrados vela por sus propios intereses sin importar, pareciera, los de los demás. La ministra de Gobierno, Carolina Vargas Aignasse, advirtió que ellos siempre estaban dispuestos al diálogo, pero que había que respetar los derechos y que ellos, en numerosas ocasiones, habían pedido a la Justicia que interviniera ante el corte de rutas, pero no habían tenido respuestas.

Hizo falta que en Buenos Aires tomara intervención el jefe de Gabinete y gobernador en uso de licencia, Juan Manzur, para intentar destrabar el conflicto mediante la resolución del ministro de Trabajo, Claudio Moroni.

En Uatre, sin embargo, pretendían ir a fondo. “Debemos convocar asambleas abiertas para decidir cómo continuar con las medidas. Para torcerles el brazo a las patronales y conquistar nuestros reclamos necesitamos continuar con las medidas de fuerza y profundizar el plan de lucha provincial”, exigió uno de los referentes de los autoconvocados. “No es que el sector no quiera salarios justos y pone en discusión el reclamo del trabajador; queremos ser serios y claros, y firmar cosas que podamos cumplir”, dijo el presidente de la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (Acnoa), Pablo Padilla. Así, todos se mostraron firmes en sus posturas, pero hizo falta una orden de la Nación y el dictado de la conciliación obligatoria. Ante eventos que perjudican claramente a miles de tucumanos, el diálogo debería ser la principal herramienta para evitar que se produzcan estos conflictos.

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