“Se genera la grieta como herramienta de poder, como modo de presión”

Definiciones del presbítero Marcelo Barrionuevo en Panorama Tucumano.

La pandemia ha dejado miedo, explicó el padre Marcelo Barrionuevo, que en una conversación con Federico van Mameren en el programa Panorama Tucumano ha analizado cómo se va adaptando la sociedad a los nuevos tiempos y los desafíos que estos deparan. “El miedo es algo que va a tener mucho desarrollo emocional –dijo-. Y hay que distinguir el sector vulnerable de los nuevos empobrecidos, de una clase media que se ha empobrecido”.

La conversación comenzó con los significados de la semana santa, entre el descanso, la reflexión religiosa y el turismo. “Yo lo he planteado en la homilía del domingo. Hablé de los tres personajes de la pasión: los que seguían a Jesús, los que querían matar a Jesús y los indiferentes. Y cuando hablo de los indiferentes hablo de la influencia uruguaya en la semana santa… sabemos que Uruguay es un país cultural y constitucionalmente laicista; más de 70 años, y la semana santa se llama semana del turismo…. No voy a negar la influencia cultural de la movida turística”.

Al mismo tiempo, dijo que “en todos los rincones del país ha ido in crescendo el turismo religioso. Hay mucha participación artística, de música, de teatro, los grandes via crucis que se hacen acá. Tenemos las dos pasiones- en Tafí, en el parque- y después todas las parroquias tienen una expresión cultural en el barrio. El viernes tenemos un via crucis muy bonito en La Mago donde los niños de catequesis- es una zona muy vulnerable- hacen su escenificación y mi idea es meter mucha cultura ahí porque de esa manera insertamos fe y cultura”. Y ejemplificó: “Lo que ocurre es que en los sectores vulnerables hay pocas posibilidades de la experiencia cultural. Aun cuando podés ver en esos sectores vulnerables celulares de última gama, la experiencia antropológica de la música, de la relación de la fe, del teatro, es una cosa que por ahí no la viven”.

Al hablar de los cambios en estos últimos dos años, dijo: “para mí la gran pandemia fue la del miedo. El virus llegó a 500 millones. Murieron cinco. Pero 7.800 millones de personas fueron afectadas por el miedo. Yo hasta el día de hoy he atendido personas que desde el 19 no salían. Y el miedo vos sabés que orgánicamente no solo te baja las defensas sino que te genera, emocionalmente, situaciones muy complejas. Veo que mucha gente se encuentra perturbada, ha perdido el horizonte”.

Dijo que la pandemia ha sido un gran desafío para la Iglesia. “creo que se ha perdido en número de fieles. Se ha perdido el hábito un porcentual que a mí me preocupa, un 30%. Lo he debatido con curas de la zona. Si el 7 al 10% de católicos van a misa en Argentina. Si fuese el 50% a los templos sería colapsante. Entonces la pregunta es cuánto se ha disminuido y cuantos vienen. Yo creo que mucho depende de la creatividad de los párrocos, en el modo de salir a buscar y de tener una mayor cercanía”.

- ¿Qué es lo que más preocupa?

En el contexto de la pandemia el tema del miedo es algo que va a tener mucho desarrollo emocional. Eso lo veo. Y luego hay que distinguir el sector vulnerable, que siempre lo ha sido, de los nuevos empobrecidos. Una clase media que se ha empobrecido donde hay mayor dolor porque hay mayor conocimiento, porque había una experiencia de un estilo y una calidad de vida... Lo señaló algún diario de Buenos Aires, cómo se pasó una gran cantidad de curricula de colegios privados a escuelas públicas.

-¿Y la droga?

-La droga es un problema transversal, que ya se ha mezclado en todos los sectores sociales con sus modos y calidades y que refleja de modo especial en los diversos modos, porque arriba puede ser lúdico y acá puede ser de desesperación o de venta. Creo que es un problema no te digo insoluble pero el Estado de modo especial y más sistemático debe estar trabajando en la prevención, que va a la seguridad, a la presencia policial y luego la Iglesia hace las experiencias de los hogares de Cristo, que hacen lo que pueden; es una experiencia pastoral difícil. Pero este es un problema que ya trasunta todas las realidades del orden social

- ¿La grieta política está afectando la espiritualidad?

-Estamos educados en una cultura de grieta. Significa que nos parece normal estar divididos, generar la grieta para ciertos intereses propios, se genera la grieta como herramienta de poder, como modo de presión, se generar la grieta como un estilo.

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