La ruta que conduce a la Tierra primitiva

Qué monstruo inconmensurable es el territorio de la Puna. Todo es enorme, extraordinario, imponente. Un mundo que de pronto no es como debiera, es otro. “Parece otro planeta”, repiten los viajeros: todos y a cada momento. Y el tiempo, ahí, tiene ese modo de ser que se configura con la magnitud de la geografía. Cada trayecto de un punto a otro consiste en dos, tres, cuatro horas estiradas sobre camionetas cuatro por cuatro; siempre una huella en la arena, siempre una estela de polvo. Todo bajo un sol implacable.

En viaje

Hacia allí se dirige el grupo de turistas y científicos de la “Expedición Norte, tras las huellas del origen”, la travesía de turismo científico organizada por el Observatorio Astronómico de Ampimpa. El viaje se realizó a mediados de mayo y consiste en un recorrido de Tucumán a la Puna investigando sobre los orígenes del universo, la Tierra y la vida en el planeta. Tras hacer noche en Ampimpa, a 2.500 metros de altura en una jornada de aprendizaje astronómico, el grupo emprende el ascenso hacia la localidad de El Peñón, a 3.500 metros en la Puna catamarqueña. Un viaje hacia parajes inhóspitos y vírgenes, de rocas desnudas y condiciones extremas, donde los expedicionarios, guiados por los especialistas, indagarán sobre los orígenes de la Tierra y de la vida.

En esta etapa cumple un papel fundamental el geólogo y vulcanólogo Iván Petrinovic, encargado de leer el pasado geológico a través de las formas de las piedras y el paisaje. “Luego de formado el universo y sus estrellas, siguieron las supernovas, explosiones de estrellas -explica Iván-. Del polvo de estrellas, de esas explosiones, surgieron estrellas de segunda o tercera generación y, más tarde, planetas y asteroides. Así se formaron también el sistema solar y nuestro planeta. Todos los elementos químicos que tenemos provienen de explosiones de supernovas, entonces el link entre la volcanología y la cosmología es directo. Estamos estudiando polvo de estrellas y qué pasa con este polvo en el planeta Tierra. En ese sentido la región volcánica de la Puna conserva características muy similares a ese planeta primitivo y eso nos permite obtener muchos datos geológicos sobre los inicios de nuestro mundo”.

El planeta Tierra se formó, con polvo de estrellas, hace 4.500 millones de años.

El contingente había salido de Ampimpa por la Ruta Provincial 307, empalmó por la Ruta 40 hacia Catamarca y finalmente tomó la Ruta Provincial 43 para subir por la Cordillera Oriental hacia la “Tierra primitiva”. Pasando la localidad de Barranca Larga el ascenso se acentúa y el trayecto pasa de los 2.800 metros de altura a los 3.500 al llegar a El Peñón. Luego de la cuesta de Randolfo la Puna comienza anticiparse: dunas de arena de cuarzo, la negra piedra volcánica, el abrumador y árido desierto, las enormes montañas rocosas: una meseta de altura con paisajes de nuestro planeta antiguo.

Allí, la expedición comienza a sumergirse en la búsqueda de los orígenes de la Tierra, nuestra casa, el planeta azul, el tercero en distancia al Sol -luego de Venus y Marte- y el quinto en tamaño. Un planeta rocoso con un corazón de fuego, su núcleo: una caldera de metal líquido a 5.100 kilómetros de profundidad. La parte superior de nuestro planeta está cubierta por la corteza terrestre, que va desde los 0 a los 35 km de profundidad, en promedio. En esa corteza coexisten las aguas, los continentes y la atmósfera y es ahí donde está ubicada la vida.

La vida nació hace aproximadamente 3.300 millones de años en un planeta de fuego y agua: potentes erupciones volcánicas entre los océanos.

La Tierra primitiva

“En la Puna se dan condiciones extremas similares a las que había en el planeta arcaico”, explica María Eugenia Farías, doctora en Biología reconocida a nivel mundial y parte del equipo de especialistas. “Hay baja presión de oxígeno, fuerte radiación ultravioleta, aguas salinas y alcalinas, cargadas de arsénico y en algunos casos con temperaturas de hasta 80 grados; gran amplitud térmica, de hasta 40 grados, y vientos intensos”.

En ese ambiente hostil, hace poco más de 10 años, la doctora Farías hizo un descubrimiento que tuvo repercusión internacional: en la Puna existen, intactos, ecosistemas bacterianos iguales a las primeras formas de vida que habitaron nuestro mundo.

No sólo es un viaje a la Tierra primitiva, es también un acercamiento a los orígenes de la vida (de esto hablará la tercera entrega de LA GACETA sobre esta experiencia de turismo científico, el domingo 3 de julio).

Luego de más de cinco horas de viaje desde Ampimpa, los expedicionarios llegan a la localidad de El Peñón, un pequeño pueblo con alrededor de 500 habitantes donde harán base para explorar la vasta y hermosa Puna catamarqueña en una aventura tras las huellas del origen.