Crisis climática: el desastre ya está aquí

Las temperaturas extremas que sufre Europa son una muestra de la crisis climática.

DEVASTADOR. Sólo en España y Portugal ya murieron más de 1.700 personas este año. Grecia (foto) también sufre el calor. ARCHIVO LA GACETA DEVASTADOR. Sólo en España y Portugal ya murieron más de 1.700 personas este año. Grecia (foto) también sufre el calor. ARCHIVO LA GACETA
22 Julio 2022

La oficina europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado este viernes que la ola de calor que golpea a Europa ha sido responsable de 1.700 muertes solo en la Península Ibérica. Y ha pedido una acción conjunta para hacerle frente al cambio climático.

"El calor mata. En las últimas décadas, cientos de miles de personas han muerto como resultado de temperaturas extremas durante olas prolongadas y, a menudo, con incendios forestales simultáneos", ha expresado en un comunicado el director regional del organismo, Hans Kluge. La península ibérica se encuentra al sudoeste del continente europeo; está rodeada por el mar Mediterráneo y por el océano Atlántico.

"En concreto, este año hemos sido testigos de unas 1.700 muertes innecesarias en España y en Portugal", ha añadido el funcionario. De acuerdo al comunicado, las personas en cualquier extremo del espectro de la vida -bebés, niños y mayores- son las que afrontan los mayores riesgos. La OMS ha destacado además que los gobiernos necesitan demostrar voluntad y liderazgo en la implementación del Acuerdo de París.

Desgraciadamente, hace poco los expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y de la Met Office (la agencia meteorológica del Reino Unido) revelaron que existe una probabilidad de alrededor de un 50 % de que la temperatura media global de la superficie del planeta supere los 1,5° este lustro. En estos momentos, el calentamiento está en 1,1° y el objetivo del tratado firmado en París en 2015 es que se quede este siglo por debajo de los 2°. El año más caluroso registrado desde 1850 fue 2016, cuando se superaron los 1,2°.

En otras palabras, lo que siete años atrás parecía lejano, hoy está a la vuelta de la esquina. El desastre ya está aquí.

Los responsables del calentamiento presente y del que afrontarán nuestros hijos y nietos son los gases de efecto invernadero, que permanecen en la atmósfera durante décadas o siglos. El dióxido de carbono -por ejemplo- resiste cientos de años; el metano se degrada en un par de décadas.

Pese a la falta de medidas contundentes, todavía está en manos de la humanidad decidir si se cumplen las ambiciones de París. Cuando en este pacto se establece el 1,5° se hace referencia a la temperatura media de períodos de 20 años. En el ambiente científico sobrevuela la precaución debido a la existencia de procesos que no pueden ser controlados y que se sabe que seguirán ocurriendo debido a la retroalimentación.

De hecho, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, el panel internacional de científicos que trabaja bajo el paraguas de la Organización de las Naciones Unidas) pronostica que la barrera de los 1,5° se superará en la década de los años cuarenta de este siglo, debido a los gases que ya se han emitido.

El escenario que algunos investigadores consideran óptimo es que se sobrepase temporalmente la marca de 1,5° para luego bajar un 75 % hasta 2050, según ha proyectado el IPCC. Si bien siempre los desastres relacionados con los fenómenos meteorológicos han ocurrido siempre, a medida que aumenta la temperatura se vuelven más frecuentes e intensos. El clima empeora los desafíos existentes.

La ola de calor en España tuvo una anomalía (la desviación entre la temperatura a partir de la cual se puede hablar de ola de calor y la finalmente alcanzada) de 4,2°, según datos preliminares de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de ese país. Hasta ahora, la ola más potente que se había registrado fue la de agosto de 2021, que tuvo una anomalía de 4,1°. Además de batir a la peor en intensidad, también se ha colado en el top de las más largas.

Pero no sólo es España. Italia, Francia, Grecia, Alemania y el Reino Unido también han roto el mercurio. En algunos lugares europeos la situación es dramática, con evacuaciones masivas, las muertes de las que advierte la OMS e incendios forestales fuera de control. El fuego más importante fue declarado al este de Londres, en la localidad de Wennington, donde ardieron viviendas y autos.

Centrales nucleares de Francia, Suecia, Alemania, Suiza y Finlandia han debido apagarse o reducir su capacidad. Este tipo de instalaciones requieren de mucha agua para operar. Días atrás, algo similar sucedió con Google y Oracle, que han tenido que apagar servidores en sus centros de datos porque les resultaba imposible mantenerlos a la temperatura necesaria para operar. 

En definitiva, esta ola de calor que ha sido calificada como la más intensa de Europa (las mediciones arrancan alrededor de la década del ' 70) constituye una de las advertencias más duras hasta ahora sobre la velocidad y la escala del calentamiento planetario. Las consecuencias más devastadoras las padecerán los niños que están naciendo y que nazcan en esta década.

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