Carlos Sorin mantendrá una charla abierta con alumnos de la UNT

Las películas del referente del cine argentino, en exhibición.

ESTILO PROPIO. Sorin trascendió a nivel internacional mostrando historias, paisajes y gentes de Argentina.  ESTILO PROPIO. Sorin trascendió a nivel internacional mostrando historias, paisajes y gentes de Argentina.

“Vamos a hablar de lo que quieran hablar los alumnos. Supongo que voy a responder al interés probable acerca de todos los fuertes cambios que hubo en el medio con respecto a las plataformas y la digitalización, entre otros temas. No voy con ningún plan porque no sé educar; simplemente puedo compartir algunas experiencias, así que prefiero que ellos me digan de qué quieren hablar”.

Carlos Sorin se refiere al encuentro que mantendrá hoy con alumnos de la Escuela de Cine y TV de la UNT (ver “La agenda de hoy”). La charla tiene lugar en el marco del 17° Festival Latinoamericano Tucumán Cine Gerardo Vallejo, que está dedicado a reconocer la trayectoria del cineasta, uno de los más influyentes del cine argentino.

Sorin ha creado un estilo propio con el que ha trascendido a nivel internacional, que parte de su formación en Cinematografía, en la Universidad Nacional de La Plata. En 1986 rueda el mediometraje para TV “La era del ñandú”, y debuta en formato largometraje con “La película del rey”, que obtuvo el premio a la mejor ópera prima en Venecia y el Goya a la mejor película extranjera de habla hispana. Luego, con Daniel Day-Lewis como protagonista, filma “Sonrisas de New Jersey”, y más tarde “Historias mínimas”, “La ventana”, “Bombón, el perro”, y “El gato desaparece”, entre otras producciones reconocidas.

- ¿Qué siente ante este reconocimiento?

- Antes que nada siento vergüenza pero, al mismo tiempo, orgullo y agradecimiento. Especialmente porque es allí, en el Norte, adonde fui muy a menudo, haciendo casting, filmando, y de donde son los actores y no actores de mis películas. Estoy muy contento.

- ¿Piensa seguir mostrando los paisajes y la humanidad de nuestro país en su cine? ¿Está trabajando en algún proyecto?

- No, ahora estoy tratando de reponerme del encierro pandémico de dos años y de ver un poco cómo viene el negocio con respecto a los grandes cambios que tiene, a partir de las plataformas. Estoy un poco a la expectativa, sin apretar el acelerador.

- Pero ya hay material suyo en Netflix, “El cuaderno de Tomy”, un drama basado en una historia real con Valeria Bertuccelli, Esteban Lamothe y gran elenco.

- La terminé de filmar antes de la pandemia, pero la posproducción fue hecha en 2020 y se estrenó a fines de ese año.

- ¿Qué repercusiones recibió?

- Es muy desconcertante porque yo vengo de haber estrenado películas en 10 o 20 salas. Ahora, de repente, se estrenan en decenas o cientos de países, no de salas, porque fue global, en el mismo momento en todo el mundo. Cuesta mucho darse cuenta de la envergadura y de las repercusiones que causa. Pero así está planteado el negocio del cine y de las series a futuro, cada vez más global.

- ¿Cómo ve esa especie de lavado cultural que producen las plataformas? ¿Hay una manera de reafirmar las particularidades culturales de series o películas?

- Hay una pérdida notable de las particularidades culturales de las películas, pero bueno, esa es la realidad y es hacia donde va la civilización, cada vez más global, cada vez más respondiendo a los intereses de los consumidores. Son los sistemas en que vivimos. Cada vez se hacen más películas y más series con grandes presupuestos. Cada vez hay más plata, pero también hay muchas más limitaciones. Estimo que el cine de los grandes maestros del 70 -como François Truffaut, Luchino Visconti o Federico Fellini- ahora no tendría ni remotamente las posibilidades que tuvieron en su momento. Era otro público y otro planteo del negocio, muy distinto.

Recorrido por su cine

Hasta mañana, el Festival ofrece un recorrido por algunas de las películas más representativas de Sorin. Ya se exhibieron “Joel” (de 2018), “Días de pesca” (2012) y “El camino de San Diego” (2016).

Hoy se verá la recordada “Bombón, el perro” (2004). El filme narra la historia de Coco, que ha trabajado toda su vida en una estación de servicio de un paraje perdido en medio de la Patagonia, que ha sido vendida a una multinacional. El protagonista es despedido y, mientras busca otro empleo, intenta sobrevivir de una vieja afición: hace cuchillos con mangos artesanales. Mañana el cineasta presenciará la proyección de “Historias mínimas” (2002).

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