El pedido de Manzur y el futuro de Jaldo

Todavía entre bostezos, la interna por la sucesión en el oficialismo tucumano comenzó a despabilarse. A tal punto que en los últimos días se produjeron los movimientos más sugestivos desde la tregua pactada entre Juan Manzur y Osvaldo Jaldo.

Dos hechos desencadenaron los cimbronazos de esta semana. Por un lado, la corta defensa quienes rodean al gobernador interino en su disputa pública con el intendente larretista Germán Alfaro. Y, por otro, la admisión en público del taficeño Javier Noguera de que no acompaña la idea de que Jaldo sea el candidato a gobernador en 2023.

En el primero de los casos, ante los embates de Alfaro en medio del fuego cruzado por el estacionamiento pago, sólo hubo una reacción del jaldismo puro para acorazar a su jefe político y otra de los concejales capitalinos. Ningún ministro que responda al jefe de Gabinete ni referente manzurista salió a poner la cara en la pulseada. Ese silencio llegó al despacho que ocupa Manzur en la Casa Rosada. Fiel a su estilo, el gobernador en uso de licencia sugirió a varios de sus principales escuderos en Tucumán que comenzaran a “poner la cara” por el tranqueño. En rigor, repitió en esas charlas las definiciones políticas que, el último fin de semana de julio, había lanzado nada menos que en Burruyacu. En ese municipio del este, tierra de los antijaldistas Leal y ante Eduardo “Wado” de Pedro como fedatario, dijo que Jaldo era “su” gobernador y que, en consecuencia, también lo era de todos los peronistas y que por eso “debían ayudarlo”.

Por supuesto, hay quienes interpretaron aquellos dichos como una cuestión estrictamente de gestión y otros que tomaron sus palabras como una bendición electoral. Hay que decir, claro está, que esa ambigüedad es la llave de la política para Manzur. Lo cierto es que esta semana el jefe de Gabinete exteriorizó su preocupación por blindar más a Jaldo y evitarle machucones en la carrera hacia los comicios. Al menos, eso pidió expresamente a varios dirigentes con los que se reunió en la Casa Rosada y en las oficinas porteñas de la Casa de Tucumán, donde suele mantener aquellos encuentros que pretende que no trasciendan. Aunque con otras palabras, reiteró lo dicho en Burruyacu y reforzó la idea de que Jaldo tiene la prioridad. Incluso, hay interlocutores que salieron más sorprendidos del mitin porque hasta admitió que, tras evaluar los pros y las contras de inclinarse por el tranqueño, concluyó que esa elección -con él secundándolo en la fórmula como principal plan- tiene más beneficios que perjuicios.

En el entorno del vicegobernador aseguran que ese acuerdo por la sucesión existe, y que la prueba más contundente es que Jaldo no toma decisiones de fondo sobre la gestión sin antes consensuarlas con Manzur. Por ejemplo, la polémica separación de Stella Maris Córdoba del Instituto de la Vivienda tras la escandalosa suspensión de un sorteo de casas y el silencio dispuesto ante el hallazgo de excremento de ratas en un depósito oficial del Ministerio de Desarrollo Social. Jaldo sabe que en esa cartera ya hizo pie y que desacomodar aún más a la endeble Lorena Málaga puede irritar al manzurismo, teniendo en cuenta que la ministra apodada “La Rústica” responde directamente a Gabriel Yedlin. Hay un dato divertido de la crisis de nervios que se vivió en ese ministerio entre el feriado del lunes y las primeras horas del martes. La primera respuesta había sido encomendada al secretario de Gestión Administrativa del área, José Gandur, hombre a quien Manzur considera “familia”. Sin embargo, algo cambió a partir de la exposición a la que fue sometido -en un tema sensible- y de la polémica generada por aquellos argumentos -entre otros- respecto de que había muchas heces porque el veneno para combatirlos apuraba la digestión de los roedores. Así, según cuentan, el mismo martes le ordenaron a la ministra que saliera en persona a dar las respuestas del caso.

Desde luego, sólo el tiempo permitirá corroborar si lo transmitido en esas reuniones por Manzur en defensa de Jaldo se traduce en hechos políticos. Mientras, habrá que seguir prestando atención a cuestiones más de interpretación. Es el caso de la repentina irrupción del taficeño Noguera. El intendente apretó el acelerador y expuso en público lo que viene sosteniendo en reuniones informales desde hace tiempo: tiene intenciones de disputar la Gobernación y no acepta que, eventualmente, Jaldo sea el elegido. Horas después, en Buenos Aires, Manzur se reunió con el senador Pablo Yedlin y con el diputado Mario Leito. Lo que trascendió de ese encuentro es lo que tuiteó el ex ministro de Salud. “No es tiempo de peleas, ni posicionamientos. Es momento de coincidencias y trabajo conjunto”, expresó en su cuenta de Twitter. Y agregó la etiqueta “#Manzurconducción”.

Hay varias interpretaciones sobre el motivo del mensaje, pero todas coinciden en que el destinatario fue el propio Noguera. Resta dilucidar si lo hizo por instrucciones de Manzur o si surgió como una inspiración suya, en el marco de las apetencias electorales propias. Por lo pronto, vale decir que Yedlin es amigo personal de Manzur desde la juventud y que difícilmente el senador avance en definiciones políticas de las que no esté al tanto su mentor. Casi en paralelo, el intendente de Famaillá, José Orellana, repitió la idea de Yedlin y dijo que Manzur será el gran elector. También afirmó que, hasta aquí, todo indica que Jaldo será el elegido y que por lo tanto deberán acatar esa decisión.

Como si hubiese estado guionado, el broche al amanecer de la interna oficialista tuvo como escenario la sede del Partido Justicialista. El jueves por la noche, los asuntos electorales se colaron en el acto organizado para respaldar a Cristina Fernández de Kirchner. Jaldo estuvo directamente involucrado en el armado de la logística del evento, inclusive desde el aporte de los colectivos para trasladar a los militantes, junto a espacios kirchneristas como los que encabezan la diputada Mabel Carrizo y su esposo, el ex legislador Jesús Salim, Kolina y el Partido Solidario, entre otros.

Pero entre tantas banderas con referencias a los diferentes movimientos presentes y sin nombres propios, la comidilla fueron los carteles con la inscripción “Noguera 2023” y los cánticos del grupo de dirigentes que acompañó al jefe municipal. Más de un peronista y kirchnerista interpretó esa jugada del taficeño como una provocación y salieron rápidamente a despegarse; básicamente, con el argumento de la consigna del encuentro era otra. Es indudable la filiación K de Noguera, lo que no está claro es cómo llegará al Instituto Patria el mensaje de su presencia en ese acto de apoyo a Cristina. En especial si se tiene presente que Jaldo, ayer, participó en La Plata de la reunión de gobernadores que encabezó el mismísimo Axel Kicillof.

Por lo pronto, la semana finaliza con una certeza: el peronismo tucumano está dejando de remolonear y comienza a dejarse llevar por su apetito electoral.

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