Por Ana Daneri
16 Septiembre 2022
El vestíbulo del Palacio de Paz de Buenos Aires es completamente majestuoso. El techo abovedado, los pisos y revestimientos en mármol, coronados por una cúpula de cristal dan un aire renacentista que no tiene nada que envidiarle a los palacios franceses. En este entorno, una escena interrumpe y rompe con la fastuosidad. Prendas con los colores de la tierra y sombreros hechos con fibras naturales desentonan con el brillo de la propuesta para la primavera/verano 2023. Dos artistas norteñas hacen gala en el encuentro de moda más importante del país pero no con cualquier colección. Llevan la ecología como bandera y el norte en la sangre.
“Cuando empecé a estudiar diseño e investigar quise que no fuera efímero o que sólo fuera con un fin artístico y no consciente. Yo quise citar a la cultura, trabajar con elementos de la naturaleza, y que todas las prendas sean biodegradables”, explica Natalia Orozco, diseñadora de Alkimia Textil Ancestral. Su marca tiene el sello de lo sustentable con todas las letras: prendas de moldería especial que no genera desperdicio, fibras naturales tejidas en cooperativas textiles, pigmentos hechos a mano con tintes de hojas o residuos orgánicos.
“Hacer cestería y sombreros es detener un ratito el proceso natural de la planta. La planta ya estaba en su proceso de morir, nosotros simplemente la detuvimos un ratito y después todo esto va a ser compost algún día”, agrega Juliana Estrada, quien la acompañó con su colección de sombreros. Juliana es artista plástica y aclara que es amante de la naturaleza desde siempre. Cada pieza está elaborada con fibras naturales tejidas y pueden llegar a tener más de diez plantas diferentes. “Hace un tiempo que vengo indagando en cómo hacer un sombrero, pensándolo como un volumen escultórico pero también en que el arte pueda estar puesto y pueda ser usado y llevado. Es como que el arte ande caminando por las calles.” se entusiasma.
Argentina Fashion Week
La Semana de la Moda arrancó con el Día de la Moda Sustentable donde cinco diseñadoras de todo el país inauguraron la pasarela con sus colecciones. Juliana y Natalia representaron al NOA a la par de la Asociación de Moda Sostenible Argentina. Para viajar destacan que fueron apoyadas por el municipio de Tafí Viejo.
“Fue realmente movilizante que la propuesta con el norte, con lo que hacemos acá, sea tan amorosamente recibida” cuenta Juliana. “Superó un montón de expectativas, yo me imaginaba algo más pequeño y era gigante”, agrega Natalia.
Para Juliana no eran sensaciones nuevas. “Me hizo acordar al teatro, yo trabajé en diseño de vestuario y escenografía y recuerdo esa adrenalina previa de salir, donde detrás de escena pasan miles de cosas y de golpe salís y compartís lo mejor que tenés con el público”, explica.
Otra relación con la moda
Detrás de cada una de estas prendas hay una cosmovisión, una forma diferente de relacionarse con la ropa. No se trata de objetos descartables sino llenos de una fuerte carga que invitan a la reflexión. Es difícil llamar “moda” a estas propuestas sin quedarse muy corto. Para Natalia fue un proceso de resignificación de su historia personal y de un legado ancestral de la cultura andina que permanece en las tradiciones. La colección se llama Wiñay Pacha que viene del quechua y significa “para siempre” y para trabajarla tuvo que investigar sobre las comidas, las construcciones y las vestimentas andinas y decidió usar recortes de telas sobrantes. “Ellos encastraban piedras de diferentes tamaños y formas y todo tenía una coherencia. Yo quise trabajar desde esa cosmovisión, que tiene esa relación especial con la naturaleza”, explica.
Para Juliana, por su parte, un sombrero es algo más que una protección del sol. “Me encanta pensar que la conciencia va directo a la cabeza, me parece una hermosa metáfora”, sonríe. Admite que su compromiso con lo sustentable es su forma de vivir y espera que sus sombreros caminen por muchas cabezas y sigan abriendo conciencia.
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