Adolfo Nicolaus invita a decir “Se acabó la tristeza”

El humorista se presenta en el teatro Rosita Ávila. Un género en constante cambio.

MEDIO SIGLO. Adolfo Nicolaus tiene una larga trayectoria. MEDIO SIGLO. Adolfo Nicolaus tiene una larga trayectoria.

“Es un placer indescriptible escuchar a quienes me siguen en la radio, en la televisión o en las actuaciones diciéndome que logro sacarles una sonrisa o unas carcajadas con mis ocurrencias que siempre fueron de un humor sano, familiar y sin groserías para que se diviertan todas las generaciones”.

Ese es el objetivo que, desde hace más de medio siglo, Adolfo Nicolaus plantea desde un escenario, la radio o la televisión. Esta noche, a las 20, en el teatro Rosita Ávila (Las Piedras 1.550) dirá en público “Se acabó la tristeza”, como una convocatoria a dejar de lado penurias por un rato y reírse hasta de lo que nos pasa, adelanta a LA GACETA.

- Un teatro es un espacio distinto para tu show...

- Si bien casi todas mis actuaciones fueron en peñas y festivales, la experiencia de actuar en el teatro es volver a tener contacto directo con el público. La pandemia nos alejó de ese ir y venir de energías que se siente en una sala, cuando volvés a disfrutar del aplauso y de las risas que provoca el sano humor. Cuando dejé de actuar en peñas allá por 2009, un empresario me dijo algo que me llegó hondo: “te fuiste vos de las noches de peña y Tucumán quedó triste”.

- ¿Afirmar que “se terminó la tristeza” es casi un acto provocativo y revolucionario?

- No, al contrario; son muchas las pálidas que vivimos a diario y al decir “se terminó la tristeza” intento enviar una bocanada de esperanza y de energías positivas a quienes en más de una oportunidad sienten el agobio de una realidad que nadie quiere. Al igual que como hace 35 años decía “Alambremos el país”, refiriéndome a que somos un país muy particular. Hoy en la calle me gritan “visionario”.

- ¿Cómo se logra mantener la vigencia, como es tu caso?

- Pasaron 53 años desde mis primeras actuaciones en Tucumán en la Peña de Orlando Galante, cuando era estudiante de Ciencias Económicas. Y el afiche decía “simpatía en folclore”; siempre encaré cada proyecto con mucho respeto y pensando en lo que a mí como público me gustaría ver. El tiempo me dio experiencia: participar en Canal 9 con Moria Casán en el “Tribunal de la risa”, estuve en todas las radios AM de la provincia, los múltiples premios y distinciones que recibí me crearon mayor responsabilidad. “Canto y cuentos” por LV12 los domingos lleva 34 años en el aire y en TV hice “Nuestra gente”, “Telealegría” y “Cacharpaya”, desde 1974 en Canal 10, van 18 temporadas y 815 programas difundiendo nuestras costumbres, música, humor, energías y esperanzas.

- ¿El humor goza de buena salud, más todavía en crisis?

- El humor es siempre bienvenido, y en época de crisis se transforma en muy necesario. Imaginate que “Canto y cuentos” empezó en plena hiperinflación, cuando la gente depositaba su sueldo en mesas de dinero por tres o cuatro días para “estirarlo” y consideré que era saludable transmitir por radio una bocanada de buenas ondas.

- ¿Cómo cambió tu repertorio de chistes con los años?

- El humor de los chistes está siempre en constante cambio; se mantienen los de los borrachos, los de los matrimonios, los de los viejitos... Hoy las historias retro ganaron un importante espacio y avanzaron muchísimo las situaciones creadas por el uso del lenguaje de internet, por ejemplo: hablar de Facebook, WhatsApp, mail reemplazó a los que hablaban de cartas o telegramas o desencuentros personales. Los que no repetiría son los referidos a los políticos, porque la gente no quiere acordarse ni en chiste del tema (ríe).

- ¿Cómo elegiste a quienes te acompañan en el escenario?

- Primero me gusta rodearme de buenas personas como son Cachito Komaid, Capuchón González y Turrón Juárez, que hacen humor sano, inteligente y familiar como siempre me gustó; me agrada tener cantores como Matías de la Rosa o Héctor Saleme, que derraman juventud, y el valioso acompañamiento de los experimentados Alejandro Sandoval y el Gringo Maccarini. Siempre tuve un compromiso profundo con el público, porque es el que te hace crecer; cada vez que tengo que actuar en un escenario o hacer mi programa de radio o televisión siento el mismo cosquilleo de mis inicios artísticos. Imaginate que ya a los 15 años animaba los espectáculos barriales que hacía un diario de Salta y cantaba en un parque de diversiones del “Doctor Chalita” los fines de semana.

- ¿Te considerás una persona que abrió puertas para renovar el folclore tucumano?

- Sí, me hace sentir bien promover a los que eligen la música folclórica argentina y a los que cultivan nuestro arte, en la música, en el teatro, en la artesanías, porque mi mayor alegría es mantener mis programas dándoles promoción a nuestros jóvenes, que toman con mucho respeto su tarea de difundir nuestras cosas. Podría darte una larga lista de artistas que tuve la suerte de promover desde sus comienzos y hoy son importantes en los escenarios del país.

- ¿Hay nuevas generaciones de humoristas que piden camino?

- Sí, hay muchisimos en sus distintas facetas, que aunque le pongan nombre en inglés a sus estilos, son monologuistas que desarrollan temas muy divertidos. No es lo mismo un relator de chistes que el humorista: el verdadero es como el caricaturista, toma los rasgos naturales y le ponen su talento creativo, dibujando con inteligencia los que producen humor. Lo importante para alguien que quiera trascender en el tiempo con el humor es evitar caer en el facilismo de la grosería.

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