Silvio Rodríguez: “La nueva canción no sería lo mismo sin Mercedes Sosa”

En diálogo con LA GACETA, el trovador cubano evoca a la cantora tucumana, que murió hace 13 años. Un episodio angustioso y el recuerdo de los escenarios compartidos.

TERNURA. El trovador cubano y la cantora tucumana se conocieron en La Habana, en los años 70. facebook silvio rodriguez TERNURA. El trovador cubano y la cantora tucumana se conocieron en La Habana, en los años 70. facebook silvio rodriguez

Los duendes beethovenianos sueñan en ese adagio de la Patética. Desde el teclado, le abren los brazos a una canción: “Oh melancolía, novia silenciosa, íntima pareja del ayer. Oh melancolía, amante dichosa, siempre me arrebata tu placer. Oh melancolía, señora del tiempo, beso que retorna como el mar. Oh melancolía, rosa del aliento, dime quién me puede amar…” La voz es un poema con alas. El canto de Mercedes Sosa está enduendando tal vez los desvelos de Silvio Rodríguez, uno de los sembradores de la Nueva Trova cubana.

Hace 31 años, en un encuentro con la querida Mercedes en casa de doña Ema, su mamá, discurríamos acerca de si las canciones profundas con contenido poético podían llegar a todos o solo a un público intelectual. “Alguien que escribe Oh melancolía es un intelectual, tiene citas literarias... Por ejemplo, es diferente Sueño con serpientes es una canción que te da una patada en la cara. Cuando Silvio hace Playa Girón para los compañeros que mataron, ese es un Silvio que nunca va a morir”, me dijo.

Cuando estaba escribiendo el libro “Mercedes Sosa: Una canción en el viento”, tuve la corazonada de escribirle a Silvio, sabiendo que era poco posible que le contestara a un desconocido (“¡chango de poca fe!”, habría dicho mi mama”). Le había enviado un pequeño cuestionario. A los pocos días, mi correo electrónico saltó de alegría. Las respuestas del troesma estaban vivitas y coleando. La década del 70 los había encontrado en su camino a la cantora tucumana con el trovador cubano, la amistad y la mutua admiración crecieron en el viento. El domingo 4 de octubre de 2009, la muerte se robó el corazón de “La Negra” para entregarle su canto a la eternidad. Una década después la hechicería de internet hizo posible este diálogo con Silvio Rodríguez.

- ¿Cómo sucedió el primer encuentro?

- Creo que nos conocimos en La Habana, en alguna actividad de Casa de las Américas, junto a Haydeé Santamaría. Después, a fines de 1974, volvimos a coincidir en República Dominicana, en un festival de la canción que se llamó “Siete días con el pueblo”. Mercedes llegó dos o tres días después de la inauguración y recuerdo con la ansiedad que todos la esperábamos. Hacía rato que ella era un portento de la canción latinoamericana.

- ¿Cómo fue su amistad?

- Muy relacionada con nuestro quehacer. Sobre todo nos vimos en eventos, aunque también en algunos sitios, como en casa de Isabel Parra, cuando Chabela vivió en Buenos Aires. En esa ciudad también coincidimos en lo de Mercedes Honorato, una amiga común. Y, si mal no recuerdo, creo que incluso nos vimos en el apartamento de Horacio Guarany, cuando él estaba exiliado en Madrid. Creo que nos vimos en muchos lugares, aunque nunca lo suficiente. Recuerdo una vez en Managua, en un Festival por la Paz que se hizo en los 80. De esa ocasión conservo un par de fotos.

- La “Negra” fue una de las primeras en cantar sus canciones en la Argentina y lo hizo muy conocido en nuestro país, ¿qué significó para usted ese hecho?

- Que Mercedes te cantara una canción era como estar bendito. No solo era su voz extraordinaria, era también su trayectoria, el prestigio que le acompañaba. Me sorprendió mucho que cantara “Unicornio”. “La maza” lo vi más lógico, porque tiene ritmo como de chacarera, o se puede llevar por ahí. ¿Pero “Unicornio”? Me dejó muy tocado su interpretación, además con un sensible arreglo de Charly García. Son de esos regalos que uno no espera y que deslumbran.

- ¿Guarda alguna anécdota de las veces que compartieron el escenario?

- Bueno, aquella vez en República Dominicana, en el estadio de Santiago de los Caballeros, me pasó algo angustioso con Mercedes. Nos encontrábamos conversando, esperando turno para cantar. Por aquellos tiempos yo acostumbraba a calentar la garganta con algún traguito. Así que extraje una pequeña petaca que llevaba y le brindé. Fue como si le hubiera dado un corrientazo, porque volteó la cara e hizo un gesto de profundo desagrado. Imagínese, yo pensé que había echado a perder para siempre el vínculo con aquella Señora (y vea que lo escribo con mayúscula). Deseé que la tierra me tragara y salí a cantar con un sentimiento espantoso… Después no volví a coincidir con Mercedes en algún tiempo, y andaba con el temor de que cuando volviéramos a vernos no me dirigiera la palabra… Pues nada de eso. Poco después la escuché haciendo un dúo precioso con Milton Nascimento, cantando nada menos que “Sueño con serpientes”.

- En pocas palabras, ¿qué diría de Mercedes como artista y como persona?

- Como persona Mercedes era de una sencillez que enternecía. Como artista, fue un genio raigal, una de esas singularidades que juntan el amor por un arte y la suerte de estar excepcionalmente dotado. La vertiente que se dio en llamar nueva canción no sería lo mismo sin Mercedes. Ella sola es un comienzo y un fin, pero a la vez, como un Midas sonoro, fue dotando de una luz especial todo lo que tocaba.

Actividades en el Museo Mercedes Sosa

Hoy. a las 17, en el Museo Mercedes Sosa - Casa Natal (pasaje Miguel Calixto del Corro 344) se darán a conocer los nombres de los tres ganadores del Primer Concurso de Poesía del Museo Mercedes Sosa, que fue organizado por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. La ceremonia de premiación se podrá seguir en vivo a través de la cuenta de Instagram del Museo Mercedes Sosa (Instagram/museomercedesosa). Además, se realizará un homenaje a la cantautora tucumana, al conmemorarse este un nuevo aniversario de su fallecimiento, con la presentación de su sobrino, Adrián Sosa, de Tomás González, y una entrevista a su hermanov“Cacho” Sosa.

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