“Paris, je t’aime” es una película francesa de 2006 que convocó a varios directores de distintas nacionalidades (los hermanos Coen, Alfonso Cuarón, Christopher Doyle y Gus van Sant, entre otros) para realizar 18 cortometrajes, cada uno de los cuales sucede en un barrio distinto de la ciudad de París. Con la participación de reconocidos actores como Natalie Portman, Elijah Wood, Nick Nolte, Juliette Binoche y Gérard Depardieu, se narraban historias de amor en la ciudad de la luz. “Loin du 16°” fue el nombre de la historia que narraba lo que sucedía en el 16° distrito y contaba la historia de una joven inmigrante que trabaja como niñera. Walter Salles y Daniela Thomas, director y guionista, mostraban a la protagonista levantarse muy temprano a la madrugada, cantarle a su bebé la canción “Qué linda manito” mientras lo llevaba -bien abrigado- a una guardería pública. Después tomaba varias combinaciones de transporte público para llegar a su lugar de trabajo: una casa en donde cuidaba al bebé de una familia de mayor clase social y a quien observaba con el mismo amor que a su hijo mientras le cantaba la misma canción.
Hace exactamente un año, Claudia López Herrera, alcadesa de Bogotá (Colombia) expuso su Sistema Distrital de Cuidado en la Universidad de Columbia en Nueva York. Allí explicó el proyecto que se convirtió en una iniciativa revolucionaria en América Latina: “Para disminuir las brechas de género, las mujeres necesitamos tener más voz y una mayor participación, y eso es lo que estamos haciendo desde Bogotá con el Sistema Distrital de Cuidado; repensando nuestros servicios sociales e infraestructuras, para ubicar a las mujeres en el centro, aliviar sus cargas de cuidado no remunerado y que puedan contar con mayores oportunidades”, subrayó la alcaldesa Mayor, quien se hizo popular en su país luego de una serie de investigaciones que terminaron en condenas sobre más de 40 representantes públicos por nexos con parapolítica (vínculos de políticos con paramilitares).
Bogotá tiene una población femenina de cuatro millones de personas, de las cuales 3,6 millones realizan trabajos de cuidado no remunerados y 1,2 millón se dedican exclusivamente a estas actividades sin recibir ningún pago. El Sistema Distrital de Cuidado ideado y puesto en marcha por la alcadesa se agrupa en “manzanas de cuidado”: “Una Manzana del Cuidado es un sitio donde nos encargamos de cuidar a los que ellas cuidan y de cuidarlas a ellas, con actividades de respiro para que tengan descanso, ver una película, leer un libro, hacer gimnasia, estudiar y terminar su bachillerato, aprender habilidades digitales, formarse en carreras técnicas, tecnológicas o profesionales que les permitan generar ingresos, conseguir un trabajo o emprender”, explicaron en el gobierno, que ya lleva diez manzanas instaladas que protegen y promueven los derechos de las mujeres cuidadoras y sus familias hoy en Bogotá. “El verdadero cambio”, dijo López Herrera, “se dará cuando los miembros masculinos de la familia cambien sus hábitos. Ese es el verdadero cambio, cuántos hombres a partir de este programa van a involucrarse en labores de cuidado al igual que las mujeres. ¡Ese es el verdadero cambio, es un reto cultural!”, sostuvo.
Aprovechando la infraestructura municipal existente en 11 meses de operación realizaron más de 26.000 atenciones con servicios de formación y respiro a las cuidadoras, mientras que simultáneamente se atiende a quienes ellas cuidan. Esto quiere decir que una mujer puede ir con sus hijos a estudiar, sin ser interrumpida, mientras alguien los atiende en horarios extraescolares, por ejemplo. Brindándoles este tiempo a las cuidadoras, ellas pueden aprender oficios, profesionalizarse, estudiar o simplemente cuidar de su salud física y mental, descansando de las tareas de cuidado que conllevan una gran carga mental. A través de una alianza, también se asiste a las mujeres en casos de violencia doméstica.
“Entender el cuidado como un elemento fundamental de la política pública requiere de una imaginación radical. Creo que es totalmente innovador eso que está haciendo Bogotá de reconocerse en dos ciudades con diferentes realidades y llevar los servicios de lo formal a lo informal, esto es verdaderamente redistributivo. Hay muchas lecciones que aprender aquí”, subrayó una de las panelistas de la presentación en Yasmine Ergas, profesora y directora del programa de Género y Derechos Humanos del Instituto para el Estudio de los Derechos Humanos de la Universidad de Columbia, donde presentó el proyecto.
Hace una semana LA GACETA publicaba una entrevista a la arquitecta tucumana Ana Falú, quien recibió el Premio Iberoamericano de la XII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo y, en su discurso, habló sobre la necesidad de feminizar la arquitectura, el diseño, el urbanismo. “La mirada feminista coloca a las personas y sus diversidades en el centro y esto es el análisis de la vida cotidiana, pensar lo reproductivo y productivo juntos, una ciudad vivible, compartida, cómo se distribuyen los servicios de cuidados, dónde están las mayores carencias y dónde priorizar el hacer. ¿Cómo pensamos las viviendas, el equipamiento urbano, en claves de diferentes edades? Desde la arquitectura y el urbanismo no vamos a poder dar una solución total, pero podemos aportar a esto. Las mujeres son las responsables, todavía, del cuidado y la reproducción social. La pandemia puso en evidencia eso más que nunca; son problemas estructurales de la sociedad patriarcal. Con nuevas expresiones de colonialidad. Estas mujeres son las responsables del abastecimiento de las personas a quienes cuidan –infantes, adultos mayores, discapacitados- demandan servicios de proximidad. Al mismo tiempo, son las que más usan el barrio, los espacios públicos, que deben ser pensados en clave de diversidad”, explicó la arquitecta premiada y aseguró que, según Cepal, el promedio del 30% de las mujeres son únicas responsables de sus hogares; “estas mujeres están vinculadas al trabajo informal, son las que tienen igual nivel de educación que un hombre pero ganan menos, tienen menos seguro social, por lo que necesitan de las políticas públicas y de las acciones de la colectividad. Tenemos que pensar en colectivo por sobre lo individual”, concluyó.