Atlético Tucumán: sangre, sudor y...

En un partido vibrante de principio a fin, Atlético se quedó con los tres puntos por los goles de Carrera y Coronel

QUÉ ALEGRÍA. Coronel definió bárbaro para sellar un triunfo clave. QUÉ ALEGRÍA. Coronel definió bárbaro para sellar un triunfo clave.

Atlético jugó el partido contra Platense como lo que era, una verdadera final. Desde el armado del “11” inicial ya se preveía las intensiones; el equipo de Lucas Pusineri no iba a guardarse nada.

“Camiseta número 23, Ramiro Carrera”, anunció la voz del estadio mientras daba las formaciones iniciales ante una catarata de aplausos que se multiplicaron minutos después, cuando el propio “Rama” abrió el marcador.

El gol tempranero de Carrera resolvió muchos problemas. No habían pasado más de 80 segundos y Atlético ya ganaba y el estadio era una caldera.

Omar De Felippe no tuvo ni tiempo para poder armar la defensa férrea que se esperaba en el Monumental. Con el 1-0 desde el vestuario, el equipo visitante tuvo que reconfigurar su plan y Atlético sacó rédito de ello.

Por suerte para “Pusi”, en cada partido le cuesta decidirse por los titulares; sobre todo en el ataque. Porque cuando Ramiro Ruiz Rodríguez bajó su nivel, Mateo Coronel empezó a crecer y ya lleva cuatro goles en el torneo, tres en los últimos tres partido. El de anoche fue tremendo, desparramando un defensor en el área y definiendo con calidad al primer palo de Marcos Ledesma.

La ovación que se llevó el “37” es más que merecida porque hace un par de partidos, cuando todavía no sumaba muchos minutos en cancha, hizo un golazo récord y a partir de ahí su influencia en el ataque “decano” fue cada vez más decisiva.

De todas maneras, más allá del buen momento de los delanteros, el rendimiento del equipo está cimentado en la mitad de la cancha. Lo que corren y juegan los volantes es conmovedor. Se podrá criticar algunos detalles técnicos (como el pase al medio de Guillermo Acosta, interceptado antes de su destinatario original y que por poco no lo aprovechó el “Calamar”), pero nunca se podrá decir nada de la entrega.

Cada vez que “Bebe”, Carrera, Joaquín Pereyra y Renzo Tesuri juegan en el medio, Atlético tiene medio partido en el bolsillo. Y por eso será clave saber cómo terminó el partido “Rama” que estuvo en duda hasta último minuto y salió con gestos de dolor. Se viene Racing y, como anoche, seguramente todos querrán estar.

 Pusineri disfruta de un equipo que día a día demuestra que está para ser campeón.  Pusineri disfruta de un equipo que día a día demuestra que está para ser campeón. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA

El segundo tiempo había que aguantarlo. Platense se animó y con cambios ofensivos (terminó con cuatro delanteros en cancha) fue en búsqueda del empate, Atlético no estuvo fino como en otras ocasiones para contragolpear. Pero empujado por el aliento ensordecedor de sus hinchas, aguantó como pudo la ventaja en el marcador. Fue 2-1, sufrido, pero el “Decano” dejó en el olvido el mal trago del domingo pasado y otra vez se puso de pie para pelearle a los grandes del fútbol argentino.

Gracias a los jugadores, los huevos que ponen, para ser campeón...”, terminaron cantando los fanáticos cuando Fernando Echenique (de flojo arbitraje) marcó el final del juego.

La imagen fue emocionante, conmovedora. Sobre el área que da hacia la tribuna de calle Chile, los jugadores se abrazaron, saltaron y cantaron. Algunos apenas finalizó el juego se derrumbaron en el campo de juego. El sacrificio fue enorme.

Hasta “Pusi” se sumó a la algarabía y no era para menos. Atlético terminó vencedor y más allá de cómo jugó en algunos tramos del partido, no hay nada para reprocharle; porque todos corrieron. “Todos juntos”, como suelen decir en las redes sociales.

Atlético es cosa seria, en realidad siempre lo fue; porque a pesar de todos los pronósticos desalentadores que se intentaban instalar desde un sector de la prensa, siempre estuvo a la altura y es un candidatazo.

Hoy Boca, que viene ganando algunos partidos con algo de fortuna, deberá hacer bien los deberes porque Atlético rindió un examen complicadísimo de manera sobrada. Otra vez líder, otra vez a la presión la tienen los demás.

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