¿Un Mundial sin Messi? El temor de la FIFA… y de sus sponsors

Una Argentina eliminada en la primera fase equivaldría a perder a la máxima estrella de la Copa la próxima semana.

Lionel Messi, en la derrota del debut mundialista. Lionel Messi, en la derrota del debut mundialista.

“Messi chau, Messi chau, Messi chau…” cantan los hinchas brasileños por las calles de Doha. Los imitan los mexicanos. Los árabes improvisaron su propia versión tras la epopeya que coronaron el martes pasado. Esa expresión de deseos futbolera va a contramano de las necesidades de los organizadores del Mundial. Una Argentina eliminada en la primera fase equivaldría a perder a la máxima estrella de la Copa la próxima semana, escenario impensado y golpe de nocaut al corazón del negocio. La FIFA precisa a los ídolos activos y en la cancha para que el producto que vende mantenga su atractivo. Y Messi es la frutilla del postre en Qatar.

No hay figura que se compare con Messi en la valoración de este Mundial. Ni el carismático Neymar, cuyo castigado tobillo abre interrogantes sobre lo que viene para él, ni la flecha Mbappé. El que siempre está dispuesto a tirar del carro económico es Cristiano Ronaldo, megacrack y hombre récord mundialista desde el jueves, pero la dimensión de Messi es distinta y eso se refleja en todo lo que se dice de él en Qatar. Es el jugador que todos vinieron a ver, el que más simpatías y admiración genera, el tipo cool que desde el perfil bajo y la humildad conquistó los cinco continentes. No sólo los neutrales están con Messi, también los hinchas de las más diversas camisetas que se unen en la opinión: “si no gana mi equipo, que lo haga Messi”.

Cuando la FIFA sale a comercializar el producto fútbol, en la tapa de la carpeta brilla Messi. Es mucho más sencillo seducir a un patrocinador si Messi aparece en el combo. Todas las marcas quieren asociarse con las estrellas de proyección planetaria y no hay otra como Messi en estos momentos. Messi vende en los rincones más recónditos, en los mercados consolidados y en aquellos que la FIFA nunca deja de explorar. Los sponsors no suelen entender de off-sides ni de goles errados; si pagan por Messi no encuentran justificativos para que, de pronto, esa figura se esfume de la competencia.

Y de lo que se habla es de las marcas top de la escena internacional, las que participan en una plataforma de marketing -el Mundial- que llega a más de 200 países. La FIFA, se recordará tiene más países afiliados que la ONU. Durante el período 2018-2022 la FIFA sumó un total de 7.500 millones de dólares en concepto de patrocinios, 1.000 millones más que en el lapso 2014-2018. Esto se debió al ingreso de tres poderosos sponsors qataríes: la petrolera Qatar Energy, el banco QNB y la proveedora de servicios digitales Ooredoo. Se sumaron también dos compañías ligadas con la economía del siglo XXI como crypto.com y Algorand.

Estos nuevos jugadores conviven con socios históricos que la FIFA mantiene en la columna vertebral de su estructura financiera: Coca-Cola, Wanda, Hyundai, Kia, Qatar Airways, VISA y Budweiser. En el caso de la cervecera fue necesaria una extensa ronda de negociaciones para convencerla de que no abandonara el barco en Qatar, donde no se toma alcohol y la venta se restringe al interior de hoteles, centros nocturnos y puntos tan específicos como la carpa que se armó en el Fan Fest. Budweiser vendió infinidad de hectolitros en Rusia y la FIFA le aseguró que lo de Qatar -que hasta prohibió el expendio en los estadios- no se repetirá. Dentro de cuatro años, cuando el Mundial se dispute en México, Estados Unidos y Canadá, Budweiser tendrá la oportunidad de recuperar el terreno perdido, tratándose de una meca del consumo, en especial de cerveza.

Cada vez que le preguntan sobre el tema, Gianni Infantino destaca que estos ingresos se distribuyen entre las 211 federaciones que integran la FIFA y que buena parte se reserva a programas de promoción y desarrollo del fútbol en países emergentes que no cuentan con infraestructuras básicas. No obstante, se estima que el fondo de reserva -que no es otra cosa que el dinero depositado a plazo fijo en los bancos- alcanza los 2.500 millones de dólares. Ese tesoro de la FIFA se va alimentando con la maquinaria que sostienen las estrellas. Y Messi es la que brilla más alto.

Tan fuerte es su impronta que habrá un “operativo seducción” destinado a convencerlo para que esté presente en 2026. En más de una oportunidad Messi habló de una despedida mundialista en Qatar. Antes del partido con Arabia usó la palabra “seguramente” cuando le preguntaron si esta sería su última Copa. 

Pero siempre hay margen para un cambio de opinión y por eso la organización del próximo torneo hará el intento. Se sabe que Messi vería con buenos ojos una mudanza con su familia a Estados Unidos, buscando la calidad de vida que le propone una ciudad como Miami. Allí juega el Inter, equipo regenteado por David Beckham, un destino muy posible. Hubo algunos sondeos y desde el entorno de Messi salió un: “sí, pero más adelante”. Al Mundial 2026 Messi llegaría con 39 años; todo dependerá de lo que suceda en las próximas temporadas, con él y con la Selección. Y, por supuesto, con la aventura argentina en tierras qataríes. Es lo que se definirá en las próximas horas. De uno u otro modo, la FIFA cruza los dedos.

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