El sueco que asistió el 9 de julio de 1816 a la jura de la Independencia

Eduardo Berezán presenta hoy su libro que recrea una historia poco conocida.

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1816. El agente sueco Johan Adam Graaner es enviado al Congreso de Tucumán por el mariscal Jean-Baptiste Bernadotte, hombre de Napoleón Bonaparte y heredero del trono de Suecia. Su misión es recabar información y proponer eventualmente a su jefe Bernadotte para presidir una hipotética monarquía. “Es un trabajo histórico, escrito con mi colega Ernesto Gontrán Castrillón, también periodista, que falleció poco antes que se publicara el libro. Yo también soy periodista, o sea que el trabajo tiene algo de la crónica periodística, pero es un libro de historia, está pensado para el público argentino y es de fácil lectura”, comenta el periodista y escritor Eduardo Berezán, autor de “Rey se ofrece”, que hoy, a las 19, en la sala Hynes O’ Connor (San Martín 251), presentará su obra junto a Horacio Elsinger, director provincial de Letras. Berezán realizó estudios de Historia y Ciencias Políticas en la Universidad de Estocolmo y trabajó en Radio Suecia. También colaboró con los periódicos suecos Svenska Dagbladet y Sydsvenska Dagbladet y fue columnista del diario Hufvudstadsbladet de Helsinki, Finlandia.

- ¿Está probado que Graaner asistió a la sesión del Congreso 9 de julio?

- Los indicios son muy fuertes de este agente sueco estuvo en el Congreso, el mismo día de la declaración de la Independencia. Él lo detalla en su diario y en el informe que le presenta al príncipe heredero del trono de Suecia; es lo primero que escribe sobre las Provincias Unidas en Escandinavia. Cuenta que se ha visto con Juan Martín de Pueyrredón que era el director supremo; se ve con el top de la política de aquel momento; todo indica que estuvo presente allí. Además, buscaba información constantemente y esto lo hacía porque quería candidatear al príncipe heredero del trono de Suecia a una hipotética monarquía en el Río de la Plata.

- ¿Cómo se entera de que acá se quería declarar la independencia? ¿Estaba viviendo en nuestro territorio?

- No, él llega aquí enviado por el príncipe heredero de Suecia, Jean-Baptiste Bernadotte, era un mariscal francés de Napoleón, que había sido llevado a Suecia justamente porque el rey de aquel momento, Carlos XIII, no tenía descendencia. y en círculos militares, más que aristocráticos, buscaban una potencia europea que protegiera a Suecia que había estado en guerra con Rusia, entre 1808 y 1809 y había perdido Finlandia. Después de buscar, se cayó en la cuenta de que el mariscal Bernadotte sería un candidato ideal para ocupar la corona de Suecia. Pero el rey no se terminaba de morir y este príncipe heredero que llegó en 1810 a Suecia, no terminaba de sentarse en el trono. Era un jacobino, un soldado de la Revolución Francesa, un hombre de izquierda para la época, y seguía muy de cerca el movimiento independentista en América del Sur. Leía asiduamente el London Chronicle, y además conocía al director supremo, Juan Martín de Pueyrredón, porque las familias se conocían de la región de los Pirineos, de donde provenían. Con este agente que llega al Río de la Plata en marzo de 1816 le manda una carta para Pueyrredón y este agente, Johan Adam Graaner, supuesto testigo de la Independencia nuestra, se le entrega personalmente, Y también recibe una misiva para el príncipe heredero de parte Pueyrredón, o sea que se establece un vínculo.

- ¿Cuál era la mirada de Graaner en calidad de extranjero?

- Detalla cómo era la política en las Provincias Unidas. Él se encuentra con San Martín; cuenta que Belgrano le da una carta de acreditación con la cual llega a Tucumán; pasa por Córdoba y tiene acceso a familias pudientes de Córdoba. Lo ve a San Martín como una persona con pocas luces, muy por el contrario de como nosotros lo vemos. San Martín lo invita a cenar varias veces a su casa, cuando está en Buenos Aires porque después durante el Congreso, está Mendoza. Pero tiene una mirada así bastante rara para nosotros, lo ve a Tomás Guido, se ve con el top de la política argentina de aquel entonces y tiene una mirada rara con respecto a los políticos, a los militares, pero se ve que hay un gran entusiasmo de su parte también por el proceso que está viviendo y habla de las costumbres de los gauchos. El viaje de Buenos Aires a Tucumán duraba un mes más o menos, él lo hace a caballo, en carreta, y cuenta un poco las costumbres, esto es muy interesante. Se sabía poco de América del Sur en Suecia en aquel tiempo, o sea que ese informe que le da al príncipe heredero, es un primer escrito sobre la política, la sociedad, temas costumbristas de estas tierras que allá eran totalmente desconocidos.

- ¿Qué edad tenía el sueco? ¿Dónde se hospeda en Tucumán?

- Tenía unos treinta y tantos cuando llegó aquí. Alguien le recomendó cuando en Buenos Aires que si salía de noche, llevara un sable y su pistola porque no era muy seguro. El Tucumán de 1816 era muy chiquitito. Él no dice dónde estuvo hospedado, pero seguramente se hospedó en la casa de alguna buena familia de estos tiempos es muy probable. Además él obtenía acreditaciones y recomendaciones de gente importante, o sea que eso le abría las puertas para hacerse amigo con comerciantes, militares políticos, muchos creían que era un espía norteamericano; el mismo Pueyrredón dudaba un poco de él por las preguntas que le hacía.

- ¿Hay documentos nuestros de la época que lo mencionen a Graaner?

- Está en el diario del Congreso, ahí se hace una mención y después ello se recoge en un pequeño libro a principios del siglo 20; luego aparece en dos o tres libros de historiadores argentinos de los años 30, 40. En realidad, al informe lo descubre el agregado comercial de Suecia en la República Argentina, Axel Paulin, en los años 40 y le pide al rector de la Universidad de Buenos Aires, José Busaniche, en aquel momento, traducirlo del francés al castellano porque estaba escrito en francés y ahí se empieza a conocer. Este es un tema que no es muy conocido, por eso nos pareció a Gontrán y a mí que era interesante. Yo tenía material de primera mano o sea, fuentes de primera mano en mi tiempo en Suecia cuando estudié historia allí, y pensé que en algún momento lo iba a poder usar.

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