“Son textos pensados para ser representados, para ponerles el cuerpo y llevarlos a escena, que es el espacio donde se completarán”, sostiene Salustiano Zavalía acerca de “Quisiera no tener corazón y ser hermosa”, el libro de 20 relatos, monólogos, obras breves de teatro, escritos cortos, poemas y manifiestos que presentará hoy a las 20 en la Sociedad Francesa (San Juan 751).
Y para concretar esa impronta de la escenificación estará con nutrida compañía. Ingresará a la sala junto a Casa Thames; Rossana Nofal y Carolina Frangoulis lo acompañarán en una mesa de diálogo junto a referentes de la editora Monoambiente (estará María José Bovi); Ruido (Vero Corrales y Fernando Gallucci) hará una instalación performática en vivo y habrá “Poemas decorados” con La Patxsi, César Romero, Marcos Acevedo y Zavalía. El Dj Juan Regner musicalizará la actividad y Kikín Díaz la conducirá, para luego mudarse a Pangea Autogestionado (Laprida 289) y cerrar la noche con fiesta animada por Dj Lucuma.
El autor define a su libro como “profundamente autobiográfico y no porque hable de la historia de mi vida en particular, lo que de hecho no sucede, sino porque pongo en juego muchas de las temáticas que me obsesionan y me rondan: la mayoría son personajes femeninos que se debaten en cuestiones que tienen que ver con la soledad, el paso del tiempo, la pérdida de la belleza, el odio, el amor que no fue”. “Entran a jugar emociones extremas, obscenas pero no vulgares, todas situaciones límites pero en clave humorística en tanto poner sobre el tapete al ser humano y su tragedia cotidiana, sin ser solemnes”, dice para LA GACETA.
Zavalía aborda la risa desde la seriedad: “desde ella se puede construir poética, pensamiento y reflexión, por lo que esta propuesta tiene que ver con todo eso; me hacen gracia las cosas que no están pensadas para ser graciosas; ‘Quisiera no tener...’ apuesta a reírnos de cosas que no deberían llevarnos a eso, es fruto de muchos errores, experiencias e inmadureces”.
Este libro quedó seleccionado por el Ministerio de Cultura de la Nación para ser financiado con el programa Fomento del Libro 2022 y es el proyecto con el que cierra el año Monoambiente. “Fue una sorpresa muy grata, no sólo por la legitimación que implica haber sido seleccionado por un jurado, sino porque facilitó los medios para su publicación en una editorial independiente de mucho tiempo de trabajo dedicado a la narrativa. La invitación me llegó de ellos y el acompañamiento institucional alivia toda carga, la presencia estatal es la diferencia entre que salga o que no lo haga. Será una tirada grande de un material muy hermoso”, anuncia. El combo es que, junto a sus textos, hay también dos relatos de personas invitadas a escribir; una entrevista entre la editora y el autor; el código QR del premiado cortometraje “Mi mundito con monstruos” que estrenó este año e ilustraciones de Alejandro Fanzajo, Huerto Rojas Paz y Agostina Rodríguez.
Su criterio de selección de acompañantes para esta noche “tiene que ver con lo afectivo, y dentro de ello juegan la admiración y otras consideraciones por fuera de lo académico y profesional”. “Mi arte y mi obra va camino a construirme como una artista transmedia, me gusta esa idea, libros, YouTube, Spotify, teatro, radio, música... Más que múltiples identidades, tengo la enorme suerte de poder trabajar de ser yo mismo. No fue fácil, hubo muchos sinsabores, no compro lo que vendo ni me interesan los títulos, habito los espacios en los que siento que tengo algo para decidir y que a los otros lo conmuevan”, resalta.
Ese abanico que es Salus tiene a todas sus piezas entralazadas y ninguna puede funcionar sin la otra, aclara. “En otro momento hubiese dicho que lo primero era la actuación, la escena y el ser mirado. Una década después de haber empezado este camino de modo transgresor, siento que atravesamos un momento de mucha euforia, información y locura, y que la transgresión tiene que ver más con la calma. De repente, encuentro mucha tranquilidad hacer mundos para que otros le pongan el cuerpo. Hoy me inclino por la escritura y la radio, más allá de que el escenario me dé la vida”, admite.
Sin embargo, su proyección nacional se disparó precisamente por haber estado en la televisión, como parte del reality “La voz argentina”. “Definitivamente fue mi mejor año artístico y personal, una cosa va con la otra todo el tiempo. Que me haya id bien también me hace mejor y más paciente, me hace crecer, ser más generoso y cuidadoso. Pero mi mayor éxito es las personas que tengo al lado”, concluye.