El sábado murió a los 71 años Marcelo Cohen, escritor, traductor y crítico literario argentino, considerado por muchos el mayor renovador del género fantástico en lengua castellana de las últimas décadas.
Artífice de una obra rica, cargada de inventiva, destreza y experimentación, Cohen publicó una veintena de novelas y volúmenes de cuentos. Fue además un nombre propio en el gran linaje de los traductores argentinos; tradujo, entre otros, al inglés Phillip Larkin y el francés Raymond Roussel.
Casado con la crítica y ensayista Graciela Speranza, junto a quien dirigía la revista de cultura digital Otra parte, el reconocido novelista, creador del "Delta panorámico", un universo imaginario completo, fue encontrado sin vida en su casa cerca del mediodía. Se desconoce la causa de su muerte, aunque sobrellevaba una diabetes desde hacía años.
Entre sus relatos, ensayos y novelas publicadas se destacan El país de la dama eléctrica (1984), El fin de lo mismo (1992), El testamento de O' Jaral (1995), Donde yo no estaba (2006), Casa de Ottro (2009), Balada (2011), Música prosaica (2014), Algo más (2015) y Un año sin primavera (2017).
Considerado uno de los traductores más prestigiosos en castellano, ha traducido a Nathaniel Hawthorne, William Shakespeare, Alice Munro, Clarice Lispector, J.A. Baker, J.M. Coetzee, M. John Harrison, Julia Armfield, entre muchos otros.
Cohen vivió más de veinte años decisivos de su vida en Barcelona, de 1975 a 1996, durante los cuales publicó sus novelas y varios libros de cuentos.
En 1980 comenzó a trabajar como redactor de la revista literaria Quimera, de Barcelona. Dos años más tarde, una vez cerrada la revista El viejo topo -de la cual era Jefe-redactor-, comenzó a consolidarse como traductor. Hasta 1995 colaboró con el diario catalán La Vanguardia.