Efectos de la pandemia: Alarma ante lo nuevo

ESPERANZA. La tan mentada transición de una pandemia a una endemia ha comenzado a ocurrir.  LA GACETA/FRANCO VERA ESPERANZA. La tan mentada transición de una pandemia a una endemia ha comenzado a ocurrir. LA GACETA/FRANCO VERA

Este año nos sorprendió con la llegada de varios virus que revivieron viejos fantasmas y pusieron de manifiesto algunos miedos 2022 demostró que, con calma y con prevención, la pandemia de covid podía quedar atrás. Pero lo que no se puede olvidar -o al menos no olvidaremos en el corto plazo- son los sentimientos que la situación epidemiológica produjo, aún ya “superada” la peor parte. Este año aprendimos a vivir nuevamente en calma, pero siempre alertas: aún hoy, las preocupaciones poscovid se apoderan de nosotros.

Avanzamos y retrocedemos: uno, porque la situación epidemiológica lo pide (recientemente se han disparado en Tucumán los casos de covid) y dos, porque de repente algo nos aterra. No hace falta ir muy atrás en el tiempo: “Misteriosa neumonía mata tres personas en Argentina en un nuevo brote alarmante”, tituló un diario británico sobre la bacteria legionella, que infectó a más de una veintena de personas y acabó con la vida de seis en septiembre. De repente se encendieron todas las alarmas: en el mundo decían que había que cerrar la provincia; las culpas empezaron a repartirse a los animales (¿les recuerda a algo?) y los  recuerdos de lo vivido un tiempo antes empezaron a atemorizar.

Pero pongamos un poco de contexto: con la pandemia hubo quiene empezaron a sufrir diferentes trastornos de salud mental; y quienes ya los tenían, exacerbaron sus cuadros. En ocasión de una entrevista con LA GACETA hace algunos meses, Federico Luis Abril -presidente de la Sociedad de Psiquiatría de Tucumán- reflexionó sobre cómo afectaron la covid y el aislamiento a la salud mental. El experto explicó que en ese periodo lo que más se vieron fueron trastornos de ansiedad, acompañados de preocupaciones y de pensamientos catastróficos. Además, aseguró que se atendieron un 30 % más de casos de depresión y de ansiedad.

Lo que sucede -dijo, en esa misma ocasión María Fabiana Lávaque, presidenta del Colegio de Psicólogos de Tucumán- es que “hoy es una nueva configuración de nuestra manera de vivir, que desencadena situaciones de tristeza, de depresión leve y de angustia ante la incertidumbre. Me parece que hay muchas personas afectadas por una sensación de desajuste, que no pueden ponerse a tono con estos cambios en la vida cotidiana”.

Nuevas sorpresas

Algunos cuadros que surgieron por la situación pandemica (siempre y cuando sean debidamente tratados) pueden disminuir si el contexto se aplaca. En algunas situaciones de estrés, como las que hemos vivido este 2022, los miedos vuelven a ocupar la mente. La aparición de nuevos virus, por ejemplo, hizo reaparecer viejos fantasmas.

Cuando en mayo se empezó a hablar de una nueva viruela, el pánico se volvió protagonista. La enfermedad no era nueva y, de hecho, era endémica en algunos países de África. Pero sus síntomas preocupaban: fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, poca energía... Para ese momento, ya sabíamos lo que signos tan comunes podían producir. Al principio parecía un chiste: estábamos saliendo de un virus, para entrar en otro. En pocas semanas los casos empezaron a reportarse en más de 10 países no endémicos y, más tarde, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote como una emergencia de salud pública de preocupación internacional. Y aunque la organización sostenía que no iba a repetirse lo sucedido con la covid, eran inevitables las comparaciones. Y era inevitable el miedo.

En Argentina lo que se generó con la viruela del mono no fue de las características de lo vivido antes, pero la paranoia sí creció con la llegada de aquella patología desconocida, que después supimos era legionella. Lo vivimos en carne propia e incluso nos sentimos un nuevo Wuhan. Hasta que supimos qué era y cómo podía combatirse.

Por un tiempo sobrevino la calma y luego apareció el virus del camello: otra vez la sensación de miedo y de incertidumbre. Aunque en menor medida: científicos del mundo aclararon que es posible que durante los últimos días de 2022 y los primeros de 2023 se generen algunos brotes de esta intensa gripe, que se considera una enfermedad respiratoria más peligrosa que la covid.

Más y menos

Con el panorama vivido, hay dos cosas que 2022 ha dejado en claro: una es que todavía nos cuesta hacer frente a imprevistos; aunque creemos haber “pasado” la pandemia, algunos de sus vestigios todavía continúan presentes. Y la otra es que tenemos miedo de lo nuevo, pero le perdimos el miedo a lo conocido. Nos preocupan virus nuevos, pero nos olvidamos del SARS-COV-2. El martes 20, por ejemplo, se registraron cerca de 500 casos de coronavirus. “Ya comenzó la quinta ola”, afirmó Luis Medina Ruiz, ministro de Salud Pública de Tucumán. Pero ese será tema para otro día, o bueno, para otro año...

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