Caso Báez Sosa: “Él no se esperaba los golpes; nunca pudo defenderse”

Declararon los amigos que estuvieron con la víctima cuando fue atacada. Explicaron que el grupo no los dejó intervenir para ayudarlo.

CON BARBIJOS. Los ocho rugbiers imputados utilizaron tapabocas a lo largo de las dos primeras audiencias del juicio. CON BARBIJOS. Los ocho rugbiers imputados utilizaron tapabocas a lo largo de las dos primeras audiencias del juicio.
04 Enero 2023

“Fue un instante en que vino gente gritando y le pegaron. ‘Fer’ se cayó al piso y ahí recibió patadas y piñas. No hubo acto de defensa”, describió Lucas Filardi, uno de los amigos de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años que fue asesinado a golpes por una patota a la salida de un boliche de Villa Gesell. El testigo aseguró que presenció cómo los agresores le pegaron patadas en la cabeza y en el pecho a la víctima.

Filardi, uno de los jóvenes que había viajado de vacaciones con Báez Sosa, fue el primero que fue llamado a declarar por el tribunal de Dolores integrado por los jueces: María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari. Más tarde testificaron Juan Bautista Besuzzo, Santiago Corbo y Julián García., protagonistas de la segunda audiencia del juicio en contra de ocho rugbiers que habrían atacado a Fernando.

Ataque en patota

El hecho ocurrió en enero de 2020. Todo habría comenzado con una discusión dentro del boliche Le Brique entre los agresores y la víctima y sus amigos. El caso no habría pasado a mayores dentro del local, sin embargo, a la salida del boliche, mientras Báez Sosa y sus amigos se dirigían a casa fueron emboscados por un grupo de al menos ocho jóvenes que comenzó a agredir salvajemente a Fernando. La víctima perdió el conocimiento y minutos después falleció por la violencia de los golpes. Sus amigos también resultaron heridos.

Según la acusación, los autores del crimen fueron Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi. Algunos de ellos no permitieron que los amigos de Fernando pudieran ayudarlo a levantarse cuando era pateado en el piso.

“No pudo defenderse”

“La primera piña fue dirigida a Fernando. Fue una piña muy fuerte a la cara, directo a la cara para desestabilizarlo. Fue repentina. Una piña muy fuerte a la cara”, reveló Filardi en el juicio.

El joven que se encontraba con Fernando en el momento del ataque contó que los acusados también se violentaron con él y que por eso no pudo intervenir. Sostuvo que debido a los golpes que recibió, terminó cayendo contra un auto. Estimó que Luciano Pertossi sería quien le pegó a él, mientras que los demás “le pegaron patadas a Fernando. Había cuatro o cinco personas pegándole”, aseguró el testigo. “Todo fue en cuestión de segundos”, agregó.

Mediante una foto que se le mostró a través de un proyector, Filardi señaló dónde estaba ubicado cuando ocurrió el crimen.

Luego, el joven vio un video de la madrugada en que se produjo el hecho, que fue recuperado del teléfono de uno de los acusados, para que intente identificar quiénes agredieron a Fernando. Mientras pasaron la grabación, Silvino Báez apoyó su cabeza sobre el hombro de su esposa, Graciela Sosa., que estaba muy afectada por revivir el momento.

El testigo aseguró que Báez Sosa nunca esperó el primer golpe. Además, por pedido de la querella se teatralizó cómo fue la caída de Fernando tras recibir las primeras piñas y patadas.

Patadas a la mandíbula

Corbo, otro de los amigos de la víctima, señaló a Viollaz como otro de los jóvenes que no les permitían asistir a Fernando. Besuzzo apuntó a Comelli y dijo que él habría sido quien le propinó a un golpe a Báez Sosa que lo dejó de rodillas, luego -dijo- Thomsen le dio tres patadas en la mandíbula a Fernando.

“No se lo deseo a nadie”

Alejandro Rossi, padre de Julieta -la novia de Fernando-, fue otro de los testigos que declararon ayer. Relató lo que presenció esa noche cuando su hija le informó del ataque. Contó que estaba en Pinamar con su esposa y que, en la madrugada, recibió el llamado de Julieta: “Papá, ¿donde estás? Por favor, venite a Gesell, porque Fernando está en el hospital y yo en la comisaría”.

“Llamé a mi esposa, salimos de Pinamar a Gesell. En el transcurso la llaman a mi señora. Era la mamá de Fernando, Graciela, contándole el deceso de su hijo. Mi mujer se pone muy nerviosa, le agarra un ataque emocional y la llevo al hospital de Gesell”, explicó el hombre.

Con la voz quebrada, Rossi agregó: “juro que no le deseo a ningún padre que vea lo que yo vi; ver a Fernando acostado, esperando que lo ingresen a un cajón. Estaba como un animal en el medio del campo”.

Por último, el hombre recordó que su hija pudo conservar la camisa negra de Fernando que luego fue secuestrada como una prueba importante para la causa.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios