Sergio Ramírez agradece el ofrecimiento de ciudadanía del gobierno argentino

“Para Rubén Darío, la Argentina fue también su patria, y lo es también la mía”, dijo el escritor, colaborador de LA GACETA Literaria.

Entre los afectados por la medida del régimen nicaragüense se encuentran los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, Premio Cervantes de Literatura 2017. No podrán ejercer cargos públicos ni de elección popular de forma perpetua. Entre los afectados por la medida del régimen nicaragüense se encuentran los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, Premio Cervantes de Literatura 2017. No podrán ejercer cargos públicos ni de elección popular de forma perpetua.
21 Febrero 2023

“Muy agradecido al canciller Santiago Cafiero ante su gesto solidario de ofrecerme la ciudadanía argentina ante el despojo que he sufrido de la mía. Siempre recuerdo que para Rubén Darío Argentina fue también su patria, y lo es también la mía”, dijo a La Nación el novelista nicaragüense, ahora residente en Madrid.

Sergio Ramírez formó parte de la junta del gobierno que se creó tras el triunfo de la revolución sandinista, en 1979, cuyo coordinador era Daniel Ortega. Ocupó luego la vicepresidencia, pero más tarde el sesgo autoritario de Ortega los distanció. Cuando Ortega volvió al gobierno, en 2007, estaban desde hacía tiempo en veredas opuestas.

“La oportunidad de construir una alternativa democrática en Nicaragua no es fácil, es compleja, me parece que falta mucho trabajo todavía que hacer”, dijo Ramírez la semana pasada, durante una entrevista con La Nación horas después de haber sido despojado de su nacionalidad. Ramírez tiene ciudadanía española desde 2017, cuando la fue concedida tras ganar el Premio Cervantes de Literatura.

El régimen de Ortega anunció la semana pasada que había revocado la ciudadanía de 94 disidentes y ordenado la confiscación de sus propiedades, entre ellos Ramírez y Belli.

Días antes Ortega había deportado a 222 presos políticos que sacó de las cárceles solo para depositarlos en un avión y enviarlos sin escalas a Estados Unidos, donde fueron recibidos en el aeropuerto internacional Dulles de Washington por otros exiliados y simpatizantes.

La movida del régimen de Ortega fue condenada en el mundo y ratificó el progresivo descenso a los infiernos de su gobierno, por haber desbordado por completo los cauces institucionales. Sobre todo, desde la represión de las masivas marchas de protesta de 2018, que marcó la ruptura definitiva con cualquier simulacro democrático.

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