NOVELA
LECHE MATERNA
MARCOS ROSENZVAIG
(Ediciones del camino - Buenos Aires)
El escritor Marcos Rosenzvaig, nos sorprende esta vez con su novela, Leche Materna. “Autoficción” no convencional que se abre a múltiples perspectivas para construir la deuda que tiene un hijo en relación con su madre, aunque no sepa bien porqué lo siente con ese ser que le ha dado la vida, lo ha protegido, según como pudo o supo hacerlo, para que a futuro se constituya hombre y conforme su identidad. A la vez es la deuda que tiene él mismo como padre.
Quien narra lo hace desde un alter ego; se proyecta en nombres cercanos como Rosenberg, Rosenvai, entre otros. Su identificación con el “ser judío”, las implicancias de la identidad y las derivas que ello significa en una sociedad con tendencia a la exclusión de clases, raza o religión.
Una “quijotesca lucha”, con una imaginación que se desborda alrrededor del narrador y de dos de sus amigos, el abogado y León, que en sus actuaciones van refractando una realidad donde el hombre parece ser sustituible en los procesos de gestación y educación de los hijos; cuestiones culturales que conllevan lo polémico; especie de provocación que conduce a una profunda reflexión.
El protagonista relata desconcertado sus prácticas paternales tales como sus experiencias en el primer cumpleaños de su hija; simultáneamente genera situaciones disparatadas en el proceso de investigar sobre la “cofradía” de madres o de mujeres que pertenecen a la comunidad de “Leche Materna” en bien de sus hijos, del amor por ellos, con destrezas y poder femenino, al punto que mientras la novela crece, hay acontecimientos desopilantes, a veces dulces y piadosos, algunos de sensible belleza, otros siniestros, como la escena de la Directora cuando muerde su oreja y dice: “alimento con tu carne a mi bebé”.
La ironía, el ácido humor, y los enclaves temporales unen los recuerdos con lo imaginado, encaminando los hechos a un realismo que roza el absurdo.
El texto, acompañado de dibujos al modo de un cómic, realizados por la artista visual Silvia Porta, se construye como una especie de carnavalización literaria del mundo, en el sentido bajtiniano, con una crítica sociocultural aguda. Muestra una ciudad enrejada y violenta, con personajes confundidos, sin contención afectiva. Sin embargo hay presencia del amor, y cree posible el equilibrio entre madres, padres, e hijos, a pesar de las transformaciones que atraviesan los cuerpos femeninos y masculinos en esta etapa de la humanidad. Un texto inusitado, vertiginoso y desafiante que incita a pensar.
© LA GACETA
LILIANA MASSARA.
Perfil
Marcos Rosenzvaig (Tucumán, 1954) es escritor, dramaturgo, ensayista. Profesor en Letras por la UNT, doctor en Filología Hispánica, por la Universidad de Málaga. Entre sus obras teatrales se cuentan Qué difícil es decir te quiero, Niyinsky, Regreso a casa, El sacrificio. En ensayo: Técnicas actorales I y II, Las artes que atraviesan el teatro, Copi, sexo y teatralidad, Breviario de estéticas teatrales, Teatro y enfermedad. En novela: Perder la cabeza, Monteagudo, Anatomía de una revolución, Cabeza de tigre, La patria que nos robaron, Querido Eichmann. Obtuvo el Premio Fondo Metropolitano para las Artes y las Ciencias, entre otros reconocimientos.
Leche materna*
Por Marcos Rosenzvaig
La palabra mamá vibró a manera de esos instrumentos orientales […] que envuelven la cintura tibia de la tierra y giran sobre ella, […] Me aterra el olvido más que la muerte. Me aterra tanto olvidarte. Cómo continuaré viviendo si ya no sos nada, ni un recuerdo, ni una cara, ni un perfume, ni siquiera una voz. El viento limpia las huellas de la memoria. Hace del hombre una cosa liviana y frágil. Es una libertad vacía. Finalmente, yo tan solo quería recuperar algo, en ese momento, algo, no se qué, pero algo. Uno siempre desea recuperar el tiempo, volverlo a vivir. Una segunda oportunidad. Por qué no tomé ese rumbo, por qué no me decidí a hacerlo. ¿Cómo pude ser tan imbécil? La sabiduría llega cuando tiene que llegar. La tardanza es otro lamento. No hay lamento cuando se tiene las piernas pequeñas y las rodillas sucias de tanta zanja y pelota. Una mujer me regañaba. Alguien que ahora no tiene voz ni una cara.
*Fragmento.