La insoportable incomodidad peronista

La insoportable incomodidad peronista LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

Los días pasan y la ansiedad crece. Osvaldo Jaldo espera que pasen rápidamente las horas y que el 14 de mayo llegue más temprano que lo que marca el almanaque. La inflación ya no sólo hace añicos el poder adquisitivo de la sociedad, sino también el estado de ánimo general. Mientras más se extienda la campaña, más cara será. Para todos. Para el Frente de Todos, para Juntos por el Cambio, para Fuerza Republicana o cualquier otra coalición con intenciones de pelearles bancas a las grandes estructuras de la provincia. Una campaña electoral es cara. Millonaria. La inversión para convertirse en legislador, por ejemplo, no baja de los $ 200 millones, de acuerdo con las estimaciones de algunos referentes oficialistas que hicieron grandes números acerca del costo proselitista. La inflación electoral también se siente en el papel. Si el candidato es de la Capital seguramente tendrá que mandar a imprimir el equivalente a dos padrones electorales, esto es un millón de votos para que nada falte ni en el cuarto oscuro ni en las recorridas previas por los barrios y por la ciudad. ¿Cuánto sale eso? Alrededor de $ 5 millones.

El dólar es otro factor que inquieta. A diferencia de otras campañas, la divisa estadounidense también escasea en los ahorros y en la disponibilidad que pueda tener cualquier candidato. Ese dólar no tiene techo y tampoco se sabe si cederá en el mediano plazo. En otros tiempos, el tipo de cambio se movía en los días previos a la convocatoria eleccionaria nacional. La demanda era creciente y había oferta. Hasta el mercado informal padece la crisis, por la especulación misma. Los dirigentes sienten en carne propia que la inacción termina comiéndose el capital político por lo no realizado ahora ni en el pasado. Nadie se salva de las críticas ciudadanas. Todos están anestesiados.

Lo peor que le puede pasar a la dupla Osvaldo Jaldo-Juan Manzur es que se nacionalice la campaña provincial. La inflación y la economía son las principales preocupaciones de los argentinos, señala un monitoreo de opinión pública nacional realizado por Management & Fit (M&F). Entre ambas preocupaciones recogieron más del 50% de las menciones de los ciudadanos que participaron del sondeo. Y lo que es más contundente: seis de cada 10 consultados indicaron que la Argentina necesita un cambio total. De allí los cuestionamientos a los principales líderes de las coaliciones que pasaron por el poder. En este escenario, la oposición tucumana cree que puede estar la clave para achicar diferencias contra el Frente de Todos. El desembarco de figuras nacionales es una muestra de esa estrategia. La otra es apelar a la memoria: Manzur ha sido parte de la gestión de los tres dígitos de inflación con su paso como jefe de Gabinete. Hacia él y hacia su postulación se dirigen los dardos opositores. Esta noche vence el plazo para que la Junta Electoral de Tucumán dicte resolución sobre los candidatos oficializados por las agrupaciones políticas, frentes y/o alianzas electorales, tal como lo dice el calendario. El lunes 24, al mediodía, expira el tiempo para presentar el modelo de boletas de sufragio. Hasta entonces el oficialismo contendrá la respiración.

Mayo será un mes para análisis en el laboratorio electoral nacional. Un domingo 7 se votará en Jujuy, La Rioja y Misiones. Y siete días después será el turno de Tucumán, Salta, San Juan, La Pampa y Tierra del Fuego. La desconfianza respecto del futuro económico de la Argentina espantó hasta al mismísimo Gildo Insfrán, que gobierna Formosa desde 1995 y ahora ha decidido anticipar los comicios en esa provincia para el 25 de junio.

La Casa Rosada ni siquiera ha tomado nota de esta situación. La liga de gobernadores ha desaparecido como por arte de magia. Los mandatarios tratan de preservar el poder dentro de su territorio y luego tomar postura acerca de lo que sucederá en la Nación. No hay una oferta electoral clara hacia las presidenciales y es probable que en los próximos dos meses se mantenga esa nebulosa justicialista. Este viernes puede haber una cumbre en la que coincidirían albertistas, cristinistas, massistas y el resto de los socios que integran el Congreso Nacional Justicialista. De concretarse esta cumbre, en la que el Frente de Todos volverá a intentar avanzar en una definición de estrategia electoral, es probable que se produzca el reencuentro del presidente Alberto Fernández, titular del PJ, y Manzur, uno de los vicepresidentes del movimiento nacional, que la semana pasada mantuvo varios encuentros con empresarios y con sindicalistas. En todos los ámbitos de la vida política, económica y social hay demasiada preocupación por la situación del país. Las declaraciones del Presidente de la Nación profundizaron el malhumor ciudadano. “Todos somos conscientes de lo que cuesta ir al supermercado y lo que cuesta pagar un alquiler y tenemos que resolverlo”, dijo públicamente el jefe de Estado, sin tomar en cuenta que hace un año le declaró la guerra a esa inflación, que recibió la gestión en diciembre de 2019 y que dentro de ocho meses tendrá que dejar el cargo, con poco tiempo para elaborar un plan que nunca existió y, además, que sea considerado creíble.

Frente a este panorama, en el oficialismo tucumano consideran que la mejor estrategia es hablar lo menos posible y no hacer una de más. La Casa de Gobierno estaba ayer más vacía que de costumbre. Manzur decidió no concurrir a su despacho ante el riesgo de que se enfrente con la protesta de los obreros del citrus. Anduvo por los barrios de recorrida durante toda la mañana. Los pocos funcionarios que estaban en el Palacio de Gobierno no ocultaban cierto malestar por la manifestación que incluyó cortes de rutas en diversos puntos de la provincia. La conclusión de la mayoría es que esa queja sectorial era “fuego amigo”, al tratarse de dirigentes que tienen cierta conectividad con el peronismo. La convocatoria a una cumbre en el edificio de 25 de Mayo y San Martín no había sido espontánea. “Que levanten ya los cortes; hay que escucharlos y desactivar la protesta”, fue la instrucción que recibieron los negociadores del Poder Ejecutivo. El que la dio bramaba del otro lado del teléfono. Los citricultores alertaron que no estaban cerradas las negociaciones y que entre los manifestantes no había paritarios. Hoy continúan las negociaciones por mejoras salariales en la actividad. Eso se sabía antes de los cortes de ruta de ayer. Por si esto fuera poco, los productores y los exportadores no saben, con certeza, las reglas de juego que el Ministerio de Economía pondrá a disposición en el marco del programa exportador más conocido como “dólar agro”. Y una más: hay quienes sostienen que el pedido de homologación de la emergencia agropecuaria por la sequía aún no ingresó al Palacio de Hacienda, por lo que se demorará el ingreso a los beneficios anunciados por el Gobierno nacional.

El peronismo es un gran simulador que suele ocultar bajo la alfombra los problemas de gestión y también los políticos. Hoy, hasta Cristina Fernández inclusive, se despegan de la gestión de Alberto Fernández. En la provincia se disimulan los desacoples que se han observado al analizar la manera de gestionar de Manzur respecto de Jaldo, en sus 523 días de interinato. Las heridas oficialistas no se cerraron; tan solo se pegaron con apósitos hasta la próxima batalla, porque los enfrentamientos subterráneos existen. Todo eso marca la insoportable incomodidad peronista.

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