Pena con atenuantes en el crimen de Mohamed: condenaron a Valdez a 16 años de prisión

El tribunal entendió que el acusado padece un problema mental; pero también consideró que sería capaz de reinsertarse en la sociedad

CONSIDERADO VULNERABLE. Luis Carlos Valdez es esposado tras la sentencia, el tribunal le dio una pena atenuada de 16 años  por su condición. CONSIDERADO VULNERABLE. Luis Carlos Valdez es esposado tras la sentencia, el tribunal le dio una pena atenuada de 16 años por su condición. La Gaceta / fotos de Franco Vera

“No voy a pedir perdón, soy inocente. Lo único que puedo decirles a los familiares es que lo siento mucho”, señaló Luis Carlos Valdez (37 años) en sus últimas palabras. Horas más tarde sería condenado a 16 años de prisión por el crimen de Manuel Mohamed (79 años). En realidad, por el comportamiento que tuvo el imputado durante el juicio, ninguno de los hijos de la víctima esperaban llegar a escuchar un pedido de disculpas, pero la condena atenuada que resolvieron los jueces los dejó perplejos.

Por unanimidad el tribunal integrado por Elizabeth Raddi, Facundo Maggio y Soledad Hernández resolvió aplicarle esa pena por homicidio simple. La Fiscalía de Homicidios II (a cargo de Carlos Sale), representada en este juicio por la auxiliar Luz Becerra, solicitaba que se condenara al acusado a prisión perpetua por considerar que actuó con alevosía para matar a un anciano indefenso. Como alternativa, en caso de considerar que se trataba de un homicidio simple, pedían que la pena fuera de 20 años de prisión. La querella, representada por la abogada Ileana Antoniella Bataglia, pidió la máxima condena. Sin embargo, los magistrados entendieron que no había alevosía porque Valdez sería tan vulnerable como el anciano debido a una enfermedad mental.

El tribunal remarcó que por la cantidad de pruebas presentadas, nunca estuvo en duda que Valdez era penalmente responsable por el hecho. Dieron por acreditado que el 8 de junio de 2022 Valdez y Mohamed fueron en el auto Fiat Cronos de la víctima hasta un sendero paralelo al río Tapia, al norte de la provincia. Allí, “por razones que se desconocen”, el acusado tomó una piedra de más de 5 kilos y golpeó al jubilado en el rostro, causándole una muerte inmediata (según determinó una pericia). Luego Valdez regresó a la capital en el auto de la víctima y dejó el vehículo estacionado en pasaje Berho y Balcarce, frente al complejo Muñoz.

En el adelanto de los fundamentos que brindaron, los jueces explicaron que al no haber podido explicar las acusadoras en qué circunstancias se dio el crimen, no podían llegar a una conclusión probatoria de que el hecho pueda entenderse con una calificación más gravosa que la de homicidio simple. Por otro lado, indicaron que la pena sería de 16 años porque coincidían con la defensora oficial Marta Toledo y con el defensor auxiliar Joaquín Villanueva, quienes planteaban que la condena debía tener atenuantes por la condición del acusado.

Salud mental

Para comprender el tema de los atenuantes hay que centrarse en el informe que presentó el psicólogo del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF), Rodolfo Monteros. Todas las partes desmenuzaron ese informe para intentar volcar la balanza a su favor. Paradójicamente, era considerado una prueba más para robustecer el amplio caudal de evidencias ofrecido por las acusadoras, sin embargo esta pericia terminó jugando a favor de la defensa.

Una de las cosas más importantes que mencionó el especialista del Ministerio Público Fiscal, fue que Valdez “tiene un marcado corte psicopático en sus acciones lo que genera que sus frenos inhibitorios estén disminuidos. También se nota que posee rasgos para ejercer más violencia sobre las personas que son vulnerables”. El experto también aclaró que, a pesar de esa condición, el acusado sería capaz de comprender sus acciones.

La defensa hizo otra valoración de la prueba. “El informe del psicólogo Monteros advierte que Valdez tiene un escaso nivel intelectual, tiene trastorno de personalidad y de hecho necesita ayuda terapéutica”, sostuvo Villanueva, que solicitó absolver por la duda al imputado o, subsidiariamente, que se lo condene a 12 años por este atenuante.

Toledo, por otra parte, hizo hincapié en que no se habría probado que existiera alevosía en el hecho y consideró que la Fiscalía y la querella estaban basando esa postura exclusivamente en el testimonio de Guadalupe Mohamed, hija de la víctima y querellante del caso.

A pesar de esta condición, que para las acusadoras fue signo de que el acusado sería peligroso, los jueces consideraron que con ayuda terapéutica Valdez sería capaz de reinsertarse en la sociedad una vez que cumpla con la condena.

Repercusiones

“El agravante de la alevosía es difícil de probar, el tribunal valoró el beneficio de la duda para el imputado”, señaló Becerra. La auxiliar agregó: “de alguna manera hay una situación de salud mental que quedó más clara cuando el licenciado Monteros vino a declarar. De alguna manera es un imputado que tiene una situación mental diferente a cualquier otro imputado”.

“No en todas las casos llegamos a juicio con pruebas de ADN y de cámaras de seguridad, pero su situación de salud mental puso al imputado en una situación más ventajosa que en cuanto a la pena que pedíamos”, concluyó.

Guadalupe Mohamed consideró: “estoy disconforme, esperábamos mucho más porque considero que teníamos las pruebas fehacientes contra el asesino. Esta persona es una amenaza para la sociedad, pero la justicia no tuvo eso en cuenta”.

“No creemos que sea posible que pueda resociabilizarse esta persona si tenemos en cuenta el informe del licenciado Monteros, que dejó en claro que Valdez es una persona peligrosa para la sociedad”, indicó la querellante Ileana Antoniella Bataglia. “El tribunal explicó que se acreditó el homicidio, pero que faltó la certeza para poder acreditar una alevosía”, agregó. La querella analiza la posibilidad de impugnar el fallo.

Últimas palabras: la hija de Mohamed pidió condena ejemplar

“Nunca imaginé que un 24 de abril estaría aquí pidiendo justicia, podríamos estar con mi marido celebrando nuestros 32 años de casados, pero la vida nos puso aquí hoy. Mi padre ya no está para defenderse. Ese hombre estuvo en todas las etapas de mi vida, fue quien nos enseñó a mí y a mis hermanos sobre la cultura del trabajo y sobre el deber de ser buenas personas. Realmente no sabemos las circunstancias en las que mi padre conoció a este asesino. No puedo llamarlo acusado, las pruebas son evidentes”, enfatizó Guadalupe Mohamed al hablar por última vez ante el tribunal. La hija de la víctima rememoró el sufrimiento que vivieron entre el 8 y el 13 de julio, desde la desaparición hasta el momento en que se encontró el cuerpo de Manuel Mohamed. “En una semana sufrimos la desaparición de un padre y su asesinato. Hoy sabemos lo que es ese dolor”, contó. Luego enumeró las virtudes de su padre y lo describió como un hombre comprometido con su barrio y con la iglesia. A su vez reprochó la forma en que Valdez mancilló el nombre de la víctima. “Pedimos que lo condenen a prisión perpetua. El licenciado Monteros reflejó al asesino como una persona que es un riesgo para nuestra sociedad. Esa sociedad necesita que la condena sea ejemplar”, concluyó.

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