Un mural que resume la historia de una ciudad

En el renovado Mercado Municipal de Tafí Viejo hay espacios donde las pinturas de dos artistas recrean imágenes emblemáticas del lugar

PERSONAJES POPULARES. Chichí Costello, Kike Rearte y Nina Velárdez comparten un lugar en la memoria histórica de la Capital del Limón. PERSONAJES POPULARES. Chichí Costello, Kike Rearte y Nina Velárdez comparten un lugar en la memoria histórica de la Capital del Limón.

Quienes visitan el Mercado Municipal de Tafí Viejo, reinaugurado en marzo, quedan asombrados por la obra arquitectónica y también por las pinturas murales que decoran algunos sectores. En especial, llama la atención el mural realizado en una de las escaleras de acceso al piso superior, donde los artistas Ian Turowski y Matías Guerrero plasmaron un collage de imágenes que aluden al perfil histórico y cultural de la ciudad.

Sobre un fondo que recrea los ferrocarriles, los limoneros y el paisaje, se destacan los retratos de tres referentes: Nina Velárdez, “la guardiana de los cerros”; Chichí Costello, el poeta que le cantó a la ciudad y a sus personajes, y Kike Rearte, el recordado teatrista impulsor del festival Tinku.

Dos profesionales

“La Municipalidad se contactó con nosotros por recomendaciones, vinculadas con trabajos que hicimos en locales comerciales, en bares, boliches y restaurantes. Además de esos trabajos desarrollamos una parte artística más libre que se relaciona con el grafitti. Yo vengo haciendo graffiti desde fines de los 90. Primero como una inciativa personal y después se fue transformando en un trabajo”, comentó Turowski, que es diseñador gráfico. Su socio, Guerrero, es docente de arte.

Para la obra en el mercado taficeño trabajaron sobre la base de conceptos e ideas que les transmitió la Municipalidad y elaboraron una propuesta que luego llevaron a la pared.

“Se hizo casi todo con aerografía. Además del espacio de la escalera, trabajamos en el segundo piso (donde funcionará un bar restaurante) y en otros muros de locales del sector central -detalló Turowski-. Empezamos haciendo un mural, después se convirtió en dos, en tres, y finalmente en varios locales. Terminó siendo un trabajo bastante grande porque se iban sumando pedidos cuando veían que el trabajo tenía calidad gráfica”.

El artista mencionó que las decoraciones murales se hicieron, además del sector del restaurante, en otros locales de comida que pertenecen a la cadena Perdido en las Cerrazones, que es el servicio gastronómico de la Hostería Atahualpa Yupanqui.

“Son locales temáticos. Uno tiene comida árabe, otro comida asiática, otro sushi y truchas, y otro comida mexicana” explicó.

En espacios públicos

Con respecto a otros antecedentes similares, el muralista y grafitero recordó que entre los trabajos que hicieron años atrás por encargo de la municipalidad de la capital, figuran las pinturas en los camiones recolectores de basura y en el puente del Central Córdoba.

“Por otro lado, al graffiti por iniciativa propia lo seguimos haciendo. Ahora estamos por viajar a Buenos Aires para pintar en espacios públicos y nos costeamos todo nosotros”, contó. Es parte del proyecto de hacer un libro y una muestra con obras en locaciones de distintos lugares del país, e incluso de algunos países limítrofes.

Los trabajos por encargo fueron surgiendo de a poco, a medida que la gente los veía trabajar en la calle y les consultaba.

“Por ejemplo, alguien nos decía: ‘Yo tengo un gimnasio y quisiera que lo pinten ustedes’. Esa exposición en la vía pública hizo que se fueran sumando los pedidos de trabajo. Si bien no es un trabajo convencional, que requiere de horarios especiales -advirtió-. Por ejemplo, para pintar en un gimnasio que trabaja todo el día hasta las once de la noche, teníamos que esperar hasta esa hora para comenzar y después trabajar hasta las cinco de la mañana”.

A la hora de realizar un mural, se reparten tareas. Guerrero se especializa en rostros, paisajes y objetos porque es un gran dibujante. A Turowski, en cambio, le gusta hacer letras.

“Hay cosas que van apareciendo en el momento. El mural de Tafí Viejo era, al principio, una sola pared -contó-. Pero había que plasmar muchas imágenes que son representativas de la ciudad y ponerlas en un espacio muy limitado, lo que iba a suponer un amontonamiento de cosas. Entonces le propuse a la arquitecta Guadalupe Rearte que usemos las paredes laterales también. Como vio lo que estábamos haciendo y le gustó, nos autorizó a abordar más superficie. Después, la gente que maneja el restaurante nos pidió más murales y también se sumaron otros locales”.

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