Es el sistema de gobierno menos imperfecto de los conocidos. La democracia garantiza que los procesos de llegada al poder y de ejercicio en el poder permitan una libre competencia política y surjan de una participación popular abierta, libre y no discriminatoria, ejercida conforme el dominio de la ley, tanto en la letra como en el espíritu, señala la Declaración Universal de la Democracia, aprobada por la Unesco. A cuatro décadas del retorno de la democracia a nuestro país, los tucumanos tenemos nuevamente hoy la posibilidad de elegir a quienes dirigirán durante los próximos cuatro años los destinos de esta provincia.
En la oportunidad, se renuevan todos los cargos electivos de orden provincial, municipal y comunal: gobernador y vicegobernador, 49 legisladores, 19 intendentes, 184 concejales y 93 comisionados rurales. Son más de 18.000 los candidatos a ocupar 347 cargos. Regirá nuevamente el sistema de acoples, que permite la configuración de una boleta con candidatos de diferentes partidos, alianzas o frentes, previo acuerdo entre las expresiones políticas. A través de este régimen, solo las agrupaciones provinciales pueden anexar sus listas de legisladores a una fórmula de gobernador y vicegobernador de otra fuerza, además de sumar sus nóminas de concejales a un candidato a intendente de otro movimiento.
Las elecciones en Tucumán llegan tras un período jalonado por complicaciones. Estas llegaron a su máxima expresión en los comicios de 2015, donde denuncias de todo tipo y calibre generaron un escándalo a nivel nacional: quema de algunas urnas, mesas anuladas y urnas vacías, bolsonerismo, etcétera. Se llegó a pedir la anulación de la votación, con el argumento del fraude. Se sucedieron luego multitudinarias marchas de protesta contra el supuesto fraude y a favor de un sistema electoral transparente. La Corte Suprema de la Nación señaló que esos pocos episodios ocurridos no eran suficientes para anular una elección. Ahora que parece que esa polvareda electoral quedó en el pasado, esta vez los comicios provinciales llegaron con conflicto: debieron realizarse en mayo pasado y a pocos días de las elecciones, la Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió “hacer lugar a la medida cautelar solicitada y, en consecuencia, suspender la convocatoria a elección de gobernador y vicegobernador de la Provincia de Tucumán del próximo 14 de mayo hasta tanto se dicte un pronunciamiento definitivo”. El oficialismo decidió bajar de la candidatura al actual gobernador y convocó para hoy la realización de los comicios. No obstante, los últimos días estuvieron signados por la incertidumbre acerca de otro pronunciamiento de la Corte, que no llegó.
De acuerdo con la Junta Electoral Provincial, 1.312.188 tucumanos están en condiciones de concurrir a las urnas, que estarán distribuidas en 3.893 mesas, ubicadas en 484 escuelas. Con 18.186 candidatos habilitados -incluyendo titulares y suplentes-, es decir que habrá un postulante por cada 72 electores en Tucumán.
Estos comicios llegan en un momento crítico para el país y la provincia, de modo que tienen especial fuerza las expectativas de que esto dé lugar a un mejor clima social. En toda votación, los electores tienen un rol fundamental porque de ellos depende quiénes serán los que rijan los destinos provinciales durante los próximos cuatro años. Deberían evaluar a conciencia a los candidatos, pensar si están realmente capacitados para ocupar los cargos para los que se postulan.
Sería muy importante que el proceso electoral se llevara a cabo civilizadamente, con una transparencia ejemplar, sin prácticas demagógicas ni presiones indebidas, como el clientelismo y la dádiva, porque estas desvirtúan el profundo significado de la democracia y degradan la cultura cívica. El compromiso ciudadano en el voto implica promover que la democracia mejore, deje atrás las prácticas cuestionadas y se avance hacia la calidad institucional.