Vivian Maier, ¿la inventora de las selfies?

Un hombre camina con un espejo en las calles de Nueva York. En el reflejo, se observa a una joven Vivian Maier, sonriendo, con su cámara Rolleiflex ubicada en su pecho. Esta, fue una de las primeras “selfies” de la historia aunque Maier es conocida por brindar al arte, muchísimo más que eso.

Vivian tuvo la sensibilidad y técnica para ser una excelente fotógrafa y lo fue. Aunque durante su vida trabajó como niñera de familias de la clase media alta de Nueva York y Chicago. Sin embargo, su hobby es por lo que pasó a la historia años atrás: Vivian fue responsable de tomar más de 150.000 imágenes de las calles de Nuevas York y Chicago durante las décadas de 1950 – 1960 hasta su fallecimiento en 2009. Su trabajo se mantuvo oculto y su nombre en el anonimato hasta varios años después de su muerte un historiador y director de cine compró, en un remate, el material fotográfico de la autora que había mantenido en una baulera. Gracias a su descubridor, la obra de Vivian hoy se conoce y es reconocida en todo el mundo. Muchas de sus fotos nunca habían sido reveladas. La mayoría habían sido tomadas con una cámara antigua, Rolleiflex, que tenía el visor en la parte superior. La cámara se colocaba a la altura de la cintura para disparar y, de este modo, el fotógrafo podía mirar a los ojos de la persona retratada. Así se muestra en las decenas de autorretratos que se tomó a ella misma en las calles, baños, espejos y vidrios.

El halo de misterio sobre cómo se dieron a conocer las fotografías de Maier son una de las causas de su éxito aunque la perfección de sus composiciones en blanco y negro, fueron las que causaron sensación, casi 60 años después.

Vivian nació en Estados Unidos y pasó su infancia en Francia. A los 25 años volvió a vivir a Nueva York donde encontró trabajo en un taller de costura que abandonó para trabajar como niñera. Había comenzado a sacar fotos dos años antes pero, en sus ratos libres, circulaba por la Gran Manzana refinando su ojo y oficio, dedicándole todo su tiempo libre a la fotografía. Su trabajo se compone de más de 150.000 negativos que fueron rescatados y hoy se difunden entre su sitio web oficial (www.vivianmaier.com) y una cuenta de Instagram (@vivianmaierarchive), póstumas ambas, ya que ella murió sin que se diera a conocer su obra –inclusive por ella misma ya que no había revelado el material-. Además, llegó a realizar documentales caseros y grabaciones de audio que fueron estudiados recientemente.

El diario El Mundo de España sintentizó la historia de la fotógrafa en un artículo titulado “Vivian Maier, la gran historia de la niñera fotógrafa” en donde la presenta como uno de los fenómenos en el mundo del arte “más llamativos de los últimos tiempos”. “Con 25 años, en 1951, vuelve a Estados Unidos y comienza a trabajar de cuidadora y niñera para familias de clase media-alta. Maier, según pintan testimonios sueltos, vivía sumida en un mutismo total. Era reservada y hermética. No se le conocían familia ni amigos. Su cerrazón se combinaba con una pulsión por acumular todo tipo de objetos y pilas enormes de periódicos. Con el mismo ahínco con que mantenía en secreto cualquier dato sobre su vida, ocultaba su pasión por la fotografía. Porque Vivian Maier llevaba una cámara colgada al cuello siempre que no estaba en desempeño de su trabajo como niñera, y a veces hasta estando con los niños. Lo importante en la obra de Maier es su obsesión por fotografiar. Salía a dar largos paseos y retrataba viandantes, objetos, edificios, calles, un detalle, una actitud... la cotidianeidad al por menor. Su especialidad eran los retratos de mujeres, ancianos o indigentes seguramente como gesto de identificación: Vivian Maier era personal de servicio en la sociedad americana clasista de los 50 en EEUU y, como los rostros que tenía preferencia por retratar, pertenecía a un colectivo sometido por las clases acomodadas. Algunas de sus imágenes más conocidas son los autorretratos que realizaba reflejada en escaparates y superficies reflectantes con los que se topaba en la calle. A lo largo de su vida hizo más de 150.000 fotografías que mantuvo en completo secreto. Hacia 2008, Maier comenzaría a demostrar ciertos brotes de demencia y acabará muriendo casi en la indigencia en un psiquiátrico con 83 años”, resumió el texto.

Su historia y sus fotografías se hubiesen perdido si no hubiese llegado John Maloof, un director que fue justamente quien descubrió a la autora. En un documental nominado al Oscar, “Finding Vivian Maier” (2013), relató cómo llegó la obra de Vivian a sus manos: fue luego de comprar, en una subasta en Chicago, un lote de fotos antiguas: el paquete contenía, entre otros materiales, 120.000 negativos sin revelar de Vivian Maier. Maloof reveló el material y comenzó a compartirlo en un blog que fue recibido con aplausos por aficionados a la fotografía de todo el mundo.

En el documental se relata la historia completa de esta niñera, una persona reservada, que vivía en los altillos de las casas en donde trabajaba. Basta con ver el tráiler (disponible en Youtube asi como también el documental completo) para acercarse un poco a su obra y personalidad. “La historia de la fotografía está siendo reescrita”, dicen los presentadores de televisión sobre las muestras de la obra de Maier que comenzaron a sucederse en las principales ciudades del mundo, motorizadas por Maloof. “¿Por qué nunca me mostró todas las cosas que hizo? Pensé que era su amiga”, dijo una de las entrevistadas. “Ella está obteniendo la fama que nunca tuvo en vida. Estoy descubriendo a una artista y creo que ella habría odiado cada minuto de esto”, dijo otra sobre la exposición de su vida y obra.

El trabajo de Vivian Maier giró post-mortem por ciudades de todo el mundo, inclusive Buenos Aires. “Fue un boom de aceptación el que colocó su nombre en el podio de los fotógrafos de calle más relevantes del siglo XX”, reflexiona el artículo del diario español. Con su muerte se llevó innumerables secretos de su vida aunque hoy su obra habla por sí misma.

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