La FIFA decidió apartar provisionalmente a Luis Rubiales de su puesto como presidente de la Real Federación Española de Fútbol por haber besado sin consentimiento a la jugadora Jennifer Hermoso, y por sus gestos inapropiados durante la celebración de la selección española de fútbol tras haber ganado el Mundial femenino.
El Comité de Disciplina Deportiva del organismo mundial, decidió suspender al dirigente durante 90 días de toda actividad que esté relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional; y además prohibió que Rubiales o cualquier otro empleado federativo pueda mantener algún tipo de contacto con la jugadora o su entorno cercano con el “objeto de preservar, entre otros factores, los derechos fundamentales de Jennifer Hermoso, y el procedimiento disciplinario que se encuentra en tramitación”, anunció la FIFA en un comunicado publicado ayer. Esta primera sanción, al sostener que Rubiales no podrá ejercer ningún cargo o actividad relacionada con el fútbol, implica que tampoco podrá seguir desempeñando su función de vicepresidente de la La Unión de Federaciones Europeas de Fútbol, cargo que cumple desde 2019.
La RFEF, por su parte, difundió un comunicado luego de que se anunciara la suspensión del dirigente, el cual informaba que “Luis Rubiales se defenderá legalmente en los órganos competentes, confía plenamente en las instancias de la FIFA y reitera que, de esta manera, se le da la oportunidad de comenzar su defensa para que prevalezca la verdad y se demuestre su completa inocencia”.
Luego de un polémico discurso emitido por Rubiales el viernes a la tarde en el cual se negaba a dimitir de su cargo, el sábado, momentos antes de que la FIFA anunciara su desplazo, 11 miembros que formaban parte del cuerpo técnico de la Selección Española, comandada por el director técnico Jorge Vilda, decidieron renunciar a sus puestos. En un comunicado, los firmantes revelaron que los obligaron a sentarse en primera fila para demostrar su apoyo a Rubiales: “Se produjo un hecho especialmente hiriente para este cuerpo técnico, ya que a varias de las integrantes femeninas del staff técnico se les obligó a colocarse en primera fila, exponiendo su imagen e intentando dar a entender a la sociedad y jugadoras, que compartían las tesis del presidente de la RFEF”.