CRÓNICA
CASOS ABIERTOS
HERNÁN CARBONEL
(Nido de vacas - Rojas)
Escritas con las técnicas y recursos de un narrador de ficciones, estas crónicas componen una versión ampliada y revisada de El caso Arroyo Dulce, publicación anterior con palabras previas nada menos que de Antonio Dal Masetto y de Sergio Pujol. Además de tener otro título, es una propuesta diferente, reelaborada, enriquecida. Recupera el texto completo de El caso Arroyo Dulce pero incorpora crónicas y modifica el texto original.
Son cinco crónicas: “El caso Arroyo Dulce”, un doble robo al Banco de Crédito Rural por parte de un grupo comando, en julio y diciembre del año 1971; “El crimen Perfecto”, el asesinato confuso y nunca esclarecido de Ángel Enrique Palacios en la localidad bonaerense de Marcelino Ugarte en 2005; “Pomar, veinticuatro días después”, relato que reproduce la conocida tragedia de la familia Pomar, cuyos cuerpos fueron encontrados a la vera de la ruta 31, veinticuatro días después de su desaparición; “El agua”, la histórica inundación del Rio Salto en el año 2015 y sus consecuencias sociales y políticas; y, por último, “Las migraciones internas. Una crónica de Juan Oscar Guzmán Illianes”, un músico que en la cárcel deviene escritor, condenado a prisión por el mero estigma de ser boliviano.
La parte más extensa del libro se corresponde con la crónica reeditada del asalto al Banco de Crédito Rural de Arroyo Dulce. Un caso de ribetes de naturaleza cinematográfica: un grupo comando, tiroteos, la participación del nefasto Aníbal Gordon y su doble juego como jefe revolucionario y como represor, una huida en avión y otros ingredientes dignos de un rodaje.
Pero, además, los hechos llevan encriptada una ambigüedad interpretativa, la tensión entre “Revolución armada o delincuencia común”, en la medida en que sus actores pertenecían a una Organización.
La crónica hace una minuciosa reconstrucción a partir de archivos, testimonios, bibliografía y siempre la memoria que juega sus apuestas. El resultado es un relato subyugante.
Los otros casos son más breves y reproducen la idiosincrasia de un ambiente lejano a la gran ciudad; revelan un saldo pendiente del que nadie se hace cargo.
Estas crónicas rurales están escritas con los materiales y las herramientas de un escritor de ficciones. Hay intrigas, hay personajes de perfiles novelescos, hay reproducción de testimonios con la frescura de los diálogos de ficción, hay un relato que se sostiene con una prosa impecable y austera.
¿Qué tienen en común estos “casos”, además de su condición de irresueltos?
Inscripción geocultural
Lo primero, la combinación infrecuente de ruralidad y violencia. Presentan una inscripción geocultural poco habitual en la literatura del género. Suceden en la tranquilidad del ambiente rural de provincia, y llevan la impronta de su idiosincrasia, de su horizonte de símbolos y representaciones propias.
Lo segundo, sus relaciones con la literatura. Hay un juego de espejos entre los hechos narrados y ciertas obras literarias que se referencian. Siempre es difícil volver a casa de Antonio Dal Masetto, de la que se hizo la película homónima; Plata quemada de Piglia; y otros libros de referencia que hacen un juego de refracciones y de efectos recíprocos entre literatura y realidad, que hipnotiza. ¿Es la literatura una copia de la realidad o la realidad resulta ser un efecto antojadizo de cierta literatura?
Casos abiertos, un libro que de manera oblicua refleja las inconsistencias, fragilidades y contradicciones que nos afectan como sociedad. Con las inmortales palabras de un clásico argentino, podríamos decir que estas crónicas a su modo vuelven a evocar a alguna “sombra terrible” que posee nuestro secreto.
© LA GACETA
Lucas Cosci