Sigue sorprendiendo la escasa capacidad de adaptación de cierta parte de nuestra sociedad a los cambios, a una nueva forma de vida, de hacer política, etc. Fue evidente en el acto realizado en Salta con la firma que promovió el ministro (Sergio) Massa entre provincias del Norte Grande. Incluso aún después de aclararse desde la organización que era un acto institucional, el gobernador Gerardo Morales (radical), fue abucheado no sólo en ese acto, sino en las redes sociales y las teorías “conspiranoicas” estuvieron a la orden del día. Simple si se hace un análisis objetivo: las provincias a ser beneficiadas por el emprendimiento deberán trabajar en forma conjunta. En Tucumán, el gobernador electo, Osvaldo Jaldo, increpó al presidente de la Sociedad Rural de Tucumán la semana pasada, por haber aludido a la necesidad de modificar el sistema electoral en la provincia, en su discurso en ocasión de reunión por la misma. ¿El motivo?: el haber “invadido” el terreno político y no limitarse a lo referente a la Sociedad Rural de Tucumán. Habría que intentar hacer la “revolución cultural” a la que sectores afirman en sus campañas electorales: educando, promoviendo la aceptación de nuevas formas de análisis de la realidad política, enfocadas al bienestar general y a la necesidad imperiosa de abrirse a nuevas ideas, a nuevas estrategias, de conservar lo positivo de la experiencia vivida como país; pero entender que es una época que nos conmina y nos interpela al cambio. Quizás nuestros políticos debieran reflexionar sobre una frase de Winston Churchill: “Cambiar no siempre equivale a mejorar, pero para mejorar, hay que cambiar”.
Hilda Cristina Ponce
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