Por una invitación participé de los actos conmemorativos del Día Internacional del Bastón Blanco, en la Escuela Luis Braille. Año tras año, los 15 de octubre estuve en la organización de la gran Maratón del Bastón Blanco.  En esa fecha la emoción me invade asomando en mis ojos esos lagrimones ansiosos y expectantes, esperando ver qué cosas nuevas nos mostrarán las personas no videntes y no falla: son verdaderos milagros de Dios las presentaciones, verlos, sin distinción de edad, con la soltura y la responsabilidad con que actúan cantando, recitando o tocando algún instrumento musical, asistidos por un excelente equipo de trabajo integrado por un cuerpo de docentes, capacitados y comprometidos con esa difícil misión que requiere mucha paciencia y profesionalismo y el acompañamiento lógico de sus familiares y acompañantes terapéuticos. Difícil no llorar, reír y aplaudir. Llevo en mi mente todas las bondades alabanzas y buenas expresiones sobre ese amigo fiel, que jamás los abandona y les indica el camino, como es el bastón blanco, que cuando el temor los inmovilizó, él se hizo presente, con esa bella melodía del “ tictac “, que susurrando a sus oídos les dijo “¡Levántate y caminemos juntos!” Y no se separaron jamás. Así los vemos desplazarse entre esa jungla y maraña de barreras y obstáculos que cruelmente nos encargamos de poner a su paso. Dios les siga dando esa fortaleza y esas ganas de superarse y que a nosotros nos haga tomar conciencia de que no basta con ofrecerles el hombro para hacerlos cruzar la calle; debemos limpiar su camino, eso lo agradecerán toda la vida. ¡Feliz día de ese fiel amigo que nada pide y todo lo da!

Francisco Amable Díaz 

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