Todo ha cambiado en el segundo lustro del actual siglo. Lo que por mucho tiempo fue presencial, ahora se ha miniaturizado. Nuestra vida cotidiana transcurre en revisar frecuentemente un aparato electrónico de pequeña dimensión, pero de gran contenido. Quizás sea la era de la luz blanca o la de personas que no conocemos, y sin embargo, ocupan un lugar en nuestras vidas. ¿Quisiste volver el tiempo atrás alguna vez? La respuesta parece obvia. Todo cambio en una costumbre genera cierta nostalgia por lo que ya pasó. A pesar de todo, ¿estamos todos conformes con este nuevo estilo de vida? ¿Chequear todo el tiempo él teléfono nos gusta? A algunos sí, a otros no tanto. Estudios recientes pronostican un cambio morfológico en los seres humanos, como lo es la desviación de la columna por mantener la cabeza baja debido al uso del dispositivo. Otros estudios igualmente, muestran los efectos nocivos de la luz blanca, al dar la sensación de que es de día, cuando en realidad puede ser de noche. De todos modos, más allá de los estudios mencionados, una nueva pregunta que surge es: ¿Podemos conservar la esencia de las cosas, vivir el presente, concentrarnos en nuestro aquí y ahora, si a todo momento debemos registrar lo que estamos haciendo? Yo por lo menos no lo puedo hacer. Aunque parezca raro decirlo, extraño a los fotógrafos, los que te interrumpían solo un momento, mientras uno seguía concentrado en su quehacer. También extraño las bibliotecas, la radio y la televisión instructiva. Quién sabe, a lo mejor en un tiempo no muy lejano, se retomen ciertas costumbres que quedaron en desuso. Mientras tanto, es solo esperar e intentar seguir concentrándonos.
Leonardo Charaf
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