Visto lo anunciado por el Presidente electo, referente a recortes en la obra pública nacional y Provincial, creo que es un supino error seguir adelante con las medidas dispuestas. la obra pública mueve en el país más de un millón de trabajadores -directos e indirectos- y las consecuencias de recortar los fondos caerá en los sectores más humildes y más necesitados de este sector, por otra parte, la Nación y las provincias se perjudicarán seriamente, porque al retornarse después de nuevos estudios de necesidad y urgencia e cada obra, tomará un tiempo -que pueden ser meses o años- con la consecuente suba de costos, producto de la inflación que no ha podido ningún ministro de Economía, desde hace más de 40 años, solucionar. O es una deliberada política satánica para pagar más adelante en dólares, lo que hoy debemos abonar a simple visu y lógica en pesos nacionales. La idea de dolarizar al país hace suponer lo peor.

Omar D. Almirón                                  

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