Cuando se transgrede nuestra Carta Magna, especialmente entre otros este artículo fundamental: “Artículo 14 bis.- El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor, jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial. Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo. El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna.” Se trata de la inconstitucionalidad del DNU lanzado por el Sr. Presidente Milei con lo cual ingresamos violentamente en la anarquía, la monarquía, la dictatoría o la porquería, la verdad es que no sé dentro de cuál calificativo incluirlo, o tal vez en los cuatro. Milei acaba de dar por iniciado el remate total de la Argentina. Abrigo la esperanza de que el Congreso de la Nación actúe con patriotismo para evitar este verdadero retorno al pasado y atropello. Esta historia ya la conocemos, la vivimos en dictadura con Martínez de Hoz y en democracia con Menem (el ídolo del Presidente), con los resultados nefastos conocidos. No podemos ni debemos permitir volver a chocar siempre con la misma piedra.
Federico Yurcovich