Entre las familias que deciden apostar por una crianza respetuosa o maternidad/paternidad consciente, el porteo es uno de los métodos más recomendados para fomentar el vínculo y apego seguro con sus bebés o niños pequeños.
En esencia este sistema de transporte consiste en mantener con nuestro hijo un contacto continuo y directo. Para lograrlo, al momento de salir a pasear o movilizarnos se utiliza un fular o mochila ergonómica de porteo.
“La práctica produce diversos beneficios para los chicos al ofrecerles una mayor sensación de seguridad o protección. También favorece el desarrollo psicomotor, mejora la calidad del sueño y facilita la lactancia materna. Está demostrado que los bebés que recibieron porteo suelen proyectarse más seguros, tranquilos y extrovertidos a diferencia de aquellos criados durante su primera etapa de vida exclusivamente con otros métodos (como el cochecito)”, detalla el pediatra Carlos Rosznercki.
Aunque la propuesta apunta a ofrecer un mayor bienestar emocional, existe un gran número de padres que sienten temor a la hora de portear durante el verano, ¿existe algún riesgo debido a las altas temperaturas? Cargar a un bebé o niño cuando hace calor o estamos en una estación demasiado fría no implica ninguna complicación o problema extra para su salud. Sin embargo, hay algunas recomendaciones que deberíamos contemplar para que la experiencia sea enriquecedora.
“El principal consejo pasa por comprar y utilizar fulares hechos con telas suaves y respirables para que, en caso de transpirar, el agua logre evaporarse con facilidad. En Argentina, ya hay en el mercado textiles para porteo que poseen filtros UV. Los ayudabrazos o bandoleras acuáticas (confeccionadas con textiles similares a la ropa de natación) son también una buena opción para estar cerca de la pileta o movernos por cortos periodos de tiempo (nada de recorridos prolongados por las calles)”, detalla el profesional.
Otro punto a contemplar es el tipo de nudo que se realiza. En este sentido, durante el verano y la primera resultan preferibles las posiciones de fular con nudos para atada sobre las caderas o, según la edad del niño, alternativas de mochilas que permitan portear sobre la espalda.
“La calidad del porteo dependerá de la movilidad del adulto y su resistencia física, por eso, suele aconsejarse para esta época que una fracción de nuestro torso quede descubierta para evitar el contacto del niño con la sudoración”, destaca la doula Alicia Pavore.
Piel y protección
A diferencia de los cochecitos convencionales, al no disponer de barreras que impidan el paso del sol directo portear implica una mayor exposición para los bebés. Para remediar este desequilibrio es aconsejable que los menores utilicen siempre gorro o dispongamos de una sombrilla para cubrirlos.
“Para complementar los cuidados hay que ser estrictos con la administración de protector solar en la cara, las piernas y los brazos del bebé o niño cuando su edad lo permita. Cabe recordar que, desde los seis meses y hasta los tres años, los pequeños necesitan cremas especiales que difieren en composición a la de los adultos", advierte Rosznercki.
El producto debe contener un factor de protección mayor a 30 (en una situación ideal se sugiere FPS 50) y ser reemplazado cada dos o tres horas; incluso si la etiqueta indica “resistente al agua”.
Indumentaria
La regla de vestir con ropa clara y de tejidos naturales (por ejemplo, algodón o lino) se replica con los pequeños. “Cuando vacacionamos o pasamos el fin de semana en una playa, río, camping u otro lugar abierto, existe la costumbre de levantar a los bebés en maya o con el pecho desnudo. El porteo no se recomienda hacer sin ropa o con indumentaria que no cubra el pecho y el torso superior porque esa falta de barrera hace que la transpiración quede en nuestra piel y la zona de contacto con el niño se mantenga húmeda”, explica Pavore.
Mientras se portea el niño tampoco debe permanecer solo en pañal. “Hay ocasiones en las cuales permitir que los bebés queden ligeros de ropa o únicamente en pañal es contraproducente. Las corrientes de aire, la exposición a telas pesadas y la sudoración pueden afectarlos y generar por ejemplo irritaciones en su piel o dermatitis de contacto”, acota.