Carlos Duguech - Analista internacional
Salvar una vida, vale. Las acciones humanitarias, valen. Claro que sí, pero es dudoso que resulten posibles en el contexto de bombardeos en un lugar tan denso de población como es Gaza. Que se lea en la prensa “acción humanitaria” -por medicamentos para los rehenes de Hamas y población afectada del lugar- es casi una caricatura del “humanismo”.
Mientras te hiero te curo y mientras me azotas me pones ungüentos sanadores.
Y el clima de guerra y sus ruidos y los ayes de los guerreros y de la otra gente como uno, siguen como si nada. Y se caen maltrechos desde las azoteas y los techos con mensajes de sangre y escombros, calientes. Los rehenes (¿Cuántos, todavía?) tendrán sus medicamentos y las víctimas gazatíes heridas o enfermas, los suyos. Pero el escenario de la ópera macabra con su telón rojo desplegado a todo paño seguirá con sus luces y sombras, como si nada. Como si la guerra fuese costumbre arraigada entre los humanos, entre las naciones, entre las tribus.
Plan Marshall para Gaza
En el periódico Haaretz de Israel (en español) leemos un titular que casi sorprende: “Informe: EEUU formula un plan de rehabilitación para Gaza posterior a la guerra y a Netanyahu”. Claro, un “Marshall (Europa,1948) paro cuando se vaya -por renuncia o porque lo depongan- el ultraderechista Netanyahu. Tan atado al poder como le conviene para no perder los fueros frente al juicio (por ahora en el freezer) por corrupción y otros cargos. Sorprenden estas medidas “humanitarias” sin un “alto el fuego”.
Por cierto se está diseñando y ejecutando un conflicto bélico de singularidades sorprendentes. Sí, porque entre otras características, la “moneda de cambio” (incomoda en verdad la comparación, pero viene al caso) de los más de 100 rehenes es la mejor “herramienta” disuasiva (muy degradante el uso de esta herramienta) que puede esgrimir Hamas.
¿Será que no tienen tal número de rehenes vivos? Una pregunta que sin respuestas, hoy. Angustiosa pregunta, pero necesaria para comprender -hasta donde alcance el entendimiento- que esta guerra es una perversa manera de resolver una cuestión entre una nación y una compleja organización terrorista que, no obstante, con territorio y población cautivos.
Es necesario para mejor comprender lo que es probable suceda conforme se anuncia en Haaretz, traer a la memoria el año 2003 cuando en marzo la tríada de indiscutibles criminales de guerra (Bush, Blair y Aznar) resolvió invadir Irak. Y lo hicieron con fundamentos falsos que reconocieron después de la muerte y la destrucción asoladora sobre ese país.
Mientras, “Grandes empresas de EEUU acaparan el negocio de la reconstrucción de Irak”. Así rezaba el título del diario El País, de España, publicado el 22 de marzo de 2004, un año después de la invasión. Y citaba tres palabras que utilizaron en el Comité de Reforma del Congreso de los Estados Unidos: “Despilfarro, fraude y abuso”. Todo referido a los escandalosos contratos con la empresa Halliburton, que, “casualmente”, tenía como director en un tiempo al entonces vicepresidente de EEUU, Dick Cheney.
Citamos otro titular de El País, esta vez de julio de 2004, en una columna de Rosa Townsed, escrita desde Miami con un título que es suficiente como para no necesitar leer más: “El gran robo de Halliburton en Irak”.
Dicho esto vamos adquiriendo el “derecho” de suponer que ese “Plan de rehabilitación de Gaza” comprometerá a las empresas de EEUU deseosas de intervenir en el negocio. Y aquí vale centrar la mirada, simple nomás, en esa ecuación de vida-muerte-vida que incluye dos necesarios términos variables y dos constantes. Los términos variables son: los miembros enfrentados en guerra.
Las constantes el “complejo militar industrial” (bien definido y advertido por Dwight Eisenhower en su discurso de fin de mandato (1961) y el complejo financiero que sostiene a las empresas “reconstructoras de lo destruido por las guerras”. Son una rueda. Un remedo esta perfecta “rueda de los negocios” de la guerra” de la rueda primera inventada en la antigua Mesopotamia en 3500 A.C.
Negocio de armas, de reconstrucciones y financiero, Todos ganan. Pero en la guerra, principalmente en las ciudades, todos pierden,
“Convertirse en madre deberá ser un momento de celebración pero en Gaza es un nuevo niño nacido en el infierno”, según la portavoz de UNICEF quien expresó que cerca de 20.000 niños nacieron “en condiciones inconcebibles”. “Ver sufrir a los recién nacidos, mientras algunas madres mueren desangradas, debería quitarnos a todos el sueño”, afirmó Ingram, la portavoz de UNICE. Esta entidad de la ONU hizo un llamado urgente a un alto al fuego humanitario, considerándolo “fundamental” para las mujeres embarazadas, las madres y los recién nacidos. El total de muertos entre la población: impacta: 23.000. La mayoría mujeres y niños.
Por enésima vez
Aquello de “los dos estados”, que tanto se menciona -con una repetición de estribillo- cada vez que el periodismo aborda el asunto Israel-Palestina, hace unos días ocupó un lugar prominente. El presidente de EEUU insiste en que es “la solución”. La prensa difundió que Netanyahu se opuso. A horas de anunciada esa negativa, se la desmintió y sí se dio a conocer sobre una conversación telefónica Biden-Netanyahu. Aclaró el primer ministro Israelí –según lo exponen fuentes confiables- que no se interpretó su posición. Que él no pretendía impedir la solución de los dos estados. En el enlace telefónico discutieron sobre la naturaleza posible del estado palestino con una singularidad: la de no poseer fuerza militar de envergadura. En la Casa Blanca Biden expresó a los periodistas acreditados que “hay varios tipos de soluciones de dos Estados”.
Desde “El parto de los Siameses” (Partición de Palestina) por la ONU el 29 de noviembre de 1947 (¡76 años ha!) lo de los “dos estados” se viene diciendo por enésima vez. Ahora “n + 1”.
Política exterior nacional
Es natural que la política exterior de un país esté diseñada en consonancia con los intereses del país y administrada por una gestión que amalgame sus relaciones con el resto del mundo. Claro que atendiendo en cada caso al grado e intensidad de las relaciones conforme las características del intercambio comercial con unos y otros. Es obvio que no serán iguales las relaciones con nuestro socio sudamericano (Brasil) que con Malasia, aunque no siempre la relación diplomática se centra en intercambio comercial.
Hay situaciones que exigen políticas estratégicas -caso de Malvinas- donde Argentina procura el mayor apoyo posible para el reconocimiento concreto -en todos los foros- de su derechos soberanos en las islas y sus mares adyacentes del Atlántico sur.
Un reciente episodio (Cancillería recién estrenada) obligó a una rápida gestión reparadora sobre una torpe relación diplomática “contra natura” con Taiwán y observada -con detenimiento- por el líder chino Xi Jimping,
Luis XIV de Francia (1665) Nadie como él, tan joven (16 años) para arrogarse semejante atribución y poder: L'État, c'est moi. Claro que en la Francia de entonces la monarquía era, además, reflejo del absolutismo. Si bien la expresión peca por ser apócrifa, la atribución a Luis XIV tenía una intencionalidad definitoria que difícilmente podía expresarse, en su tiempo, de otra manera. Cuando el presidente recién estrenado de Argentina de tanto insistir en su campaña electoral, y todavía, que es “anarco-capitalista”, asumió convencido de que ese mismísimo discurso pudiera ser valioso, nada menos que en la cumbre de Davos, en Suiza. Y frente a una tribuna singular de jefes de estado, banqueros, hombres de negocios de todo el mundo en esa cita anual en los Alpes suizos. Y todo acondicionado para un turismo de excepción de gente con altísimo poder económico. O mejor expresado, de gente sin limitaciones porque lo tienen todo, en demasía.
Milei afirmó que su objetivo en Davos es “plantar las ideas de la libertad” en un foro “contaminado por la agenda socialista 2030”. Pese a la difusión de sus ideas fundamentalistas, en rigor, le ha hecho un flaco favor a la nación que representaba en esa peculiar cumbre. Por Argentina se mostró -con sus dichos encorsetados en ideas de fórmulas fijas- como un anarquista total. Y, sin embargo, vaya contradicción epistemológica, es el presidente elegido de una Nación que se rige por una constitución, con núcleos pétreos. Por eso podía estar en Davos. Y creyó hasta poder decir su invocación laica; “¡Viva la libertad, carajo!”.
Subliminalmente, también se le oyó decir: “El estado soy yo. Fdo: Javier Milei”.