“En las provincias, el deporte va levantando su nivel, no a base de pesos sobre pesos, sino a base de otro factor que se condensa en tres principios: cariño a los colores, amor al terruño y celo por los prestigios conquistados”. Esa pequeña reflexión del 6 de marzo de 1945 retrata a la perfección la magnitud de la proeza de San Martín al conquistar la Copa de la República de 1944, un título que forma parte de las grandes hazañas del fútbol de interior y, sobre todo, de Tucumán.
Como toda épica, está historia tampoco estuvo esquiva de esa mística que tanto caracterizó a está gesta. En tiempos en los que la definición por penales, el alargue y los goles de oro no existían, la cantidad de tiros de esquina fueron el método elegido para dirimir aquellos encuentros que finalicen en empate. Así, el “santo” dejó en el camino a Boca (luego de un empate 2-2, los 11 tiros de esquina se impusieron a los nueve del “xeneize”) y a Sarmiento de Resistencia (1-1 en los 90’, 12-11 en córners). Incluso, las crónicas de las épocas detallaron que el empuje fue un factor fundamental para que el equipo consiguiera dichos resultados que lo depositaron en la gran final.
Newell’s, en tanto, había realizado un camino con mayor contundencia. Eliminó a Villa Mitre de Bahía Blanca (5-0) y luego hizo lo propio frente a Talleres de Córdoba (3-1). Así, el equipo de la “Chicago argentina” llegaba como uno de los grandes favoritos para la conquista del título.
Encabezados por el presidente Vicente Pomponio, los rosarinos llegaron a Tucumán el sábado 3 de marzo de 1945, a las 9.30. Al arribar a la Estación Central Argentino (actual Estación Mitre que se ubica al frente de la Plaza Alberdi), la delegación de Newell 's fue recibida por la autoridades de la Federación Tucumana de Football y del “santo” y luego pasaron al Hotel Internacional. “Nuestro team está compuesto por muchachos muy jóvenes, ya que ninguno de ellos pasa los 23 años, pero han venido jugando tan bien últimamente, que en nada desmerece su labor a la de los titulares, algunos de los cuales no han podido venir por razones de fuerza mayor; queremos ratificar el concepto que tienen de Newell’s en Tucumán”, aseguraba el mandamás de la institución rosarina en relación a la juventud e inexperiencia del plantel. Por su parte, San Martín se concentró en el Hotel Continental a partir de las 19.
En relación al arbitraje, el porteño José Carmagno fue designado como referí principal. Pero, la terna no estuvo esquiva de particularidades, ya que fue completada por Aldave y Escudero, dos árbitros del ámbito local.
Para el partido que se disputó en el actual Monumental José Fierro, se expidieron 14.800 entradas: fueron 10.500 populares para mayores, 3.000 para menores, 1.000 para mayores en la tribuna oficial y 300 para menores en este sitio. La idea principal es que los asistentes pudieran presenciar el cotejo con gran comodidad. Según informó la Gerencia de la Federación tucumana, esta disposición provocó que se genere una recaudación de $10.943.
Además, la directiva “decana” informó que los socios estaban habilitados para presenciar el duelo: sólo debían presentar el recibo del mes de febrero y el carnet con fotografía. En caso de no cumplir este último requisito, debían presentar algún documento que acredite la identidad del asistente.
Otro detalle llamativo fue que ambas dirigencias debían pautar el horario en el que se iba a disputar el partido. Así, se decidió que el match iba a empezar a las 16.45. Como previa se disputó un partido entre las quintas divisiones de Argentinos del Norte y San Martín que se jugó a las 15.
Vale mencionar que, aunque el sistema revolucionario inglés de la “W-M” (en el que se utilizaban tres defensores) ya estaba inventado y era implementado en las grandes ligas europeas, Roberto Santillán apostó por el 2-3-5, una formación convencional por aquellos años.
Finalmente, el 4 de marzo llegó con varias sorpresas. En primer lugar, Carmagno lanzó el pitazo inicial diez minutos antes de lo pautado y San Martín salió decidido a hacer la diferencia de arranque. Por la banda derecha, Ángel Aguilar lanzó un centro al área que fue despejado por la defensa leprosa. Sin embargo, el ímpetu “rojiblanco” no acabó allí. Emilio Gramajo volvió a intentar la misma fórmula. Se desprendió de la marca de Antonio Carluchi y lanzó una pelota peligrosa a la cabeza de Mario Acosta. Sin embargo, Julio Elías Musimessi apagó el incendio con una gran reacción bajo los tres palos.
Sin respuestas y sorprendido por la potencia del “santo”, Newell 's intentó aguantar los primeros minutos, pero no tuvo éxito. Luego de una falta de Cayetano Nieres sobre Acosta, el árbitro marcó una falta cercana al área de Musimessi. Así, Ricardo Juárez tomó la pelota y lanzó un esquinado disparo que superó la barrera para desatar la fiebre de los fanáticos del “santo”.
El baldazo de agua fría hizo levantar a Newell 's. Con entradas veloces de Arturo Bujan y Amable López, los rosarinos generaron las principales jugadas de peligro al arco que era defendido por Eduardo Larrosa, quien tuvo una de sus mejores actuaciones. Además, se destaca la tarea de la zaga central de Martín Blasco y Carlos Enrique Lacroix. No obstante, quien no tuvo sus mejores actuaciones fue el capitán Mariano Comán. La intensa presión de los atacantes rivales le había generado demasiados problemas para brindar una salida limpia.
No obstante, esto no impidió la segunda conquista “santa”. A los 37’, Ángel Aguilar lanzó un centro que no pudo ser interceptado por Musimessi y, entrando en carrera, Lirio Díaz estampó el 2-0.
A las 17.55, empezó el complemento del partido y, tres minutos más tarde, el “santo” sentenció la historia. Tras un centro de Comán, Manuel Brandan agarró la pelota dentro del área y lanzó al arco para marcar el tercero.
Pero, la victoria iba a tener su condimento dramático. A los 54, Raúl Micci marcó el descuento para agregar suspenso al partido y darle inicio a la levantada rosarina, que contabilizaron dos tiros a los postes. Incluso, Ernesto Figueroa y Blasco serían fundamentales para cortar dos jugadas en las que los atacantes rivales habían superado la humanidad del arquero Larrosa. Pese a todo este vendaval, San Martín supo aguantar y, al dar la señal de finalización, la gente ingresó al campo de juego para festejar el título nacional.
“Hemos perdido frente a un equipo que se jugó entero, alardeando de una guapeza enorme y de una decisión muy grande. Creo que si el resultado final hubiese sido de 3 a 2, hubiera estado más de acuerdo con lo que ocurrió en la cancha”, reconocía Micci al finalizar el partido. Una opinión similar tuvo Coman, quien valoró el esfuerzo realizado por los rivales. “Es tan grande mi satisfacción, como la que embarga al resto de mis compañeros. Estimo que merecimos ganar, que hicimos méritos suficientes para alcanzar la victoria, aun cuando pienso que quizás el score final nos haya favorecido un tanto, pues Newell 's pudo hacer un gol más”, comentaba.
Al día siguiente, Newell’s retornó a Rosario; mientras tanto llegaban las primeras repercusiones nacionales a la provincia. “En buenas manos se encuentra el título de campeón de la República”, informaba el diario “Critica” de Buenos Aires, dejando en claro que la consagración de San Martín no había “sorprendido” al resto del país.
Lo demás es historia. 69 años más tarde, el título ganó su reconocimiento y convirtió a San Martín en el primer club indirectamente afiliado a AFA que logra un título a nivel nacional. Más allá de esta situación, la conquista fue una prueba contundente del talento y la importancia del fútbol del interior.