NUEVA YORK, Estados Unidos.- Eran las 9.30 en Nueva York cuando Donald Trump entró en la sala del Tribunal Supremo de Manhattan con semblante tenso y serio, flanqueado por sus abogados, en un juicio que podría determinar su destino político. Por primera vez en la historia de Estados Unidos, un ex presidente se sienta en el banquillo de los acusados.
Con traje azul, camisa blanca y corbata roja, y pequeño pin de la bandera estadounidense en la solapa, el 45º presidente de Estados Unidos se levantó, silencioso, cuando el juez de origen colombiano Juan Merchan declaró el debate abierto, en el piso 15 del edificio art deco que alberga el tribunal.
Trump miró fijamente al pulcramente peinado juez de pelo blanco, al que en los últimos días ha calificado repetidamente de “corrupto” en su red social Truth Social, cuando éste anunció desde el principio que no se apartaría del caso, pese a los reiterados e insistentes pedidos de la defensa.
“Queremos que se haga justicia, es lo único que queremos”, aclaró en tono tranquilo el juez que presidirá este juicio por pagos ocultos a una exestrella del cine pornográfico, Stormy Daniels, durante seis u ocho semanas, en la recta final de las elecciones presidenciales de 2016, que llevaron a Trump a la Casa Blanca.
En ningún momento de esta primera jornada Trump interrumpió los debates con los abogados y la fiscalía, antes de proceder a la selección de los 12 miembros del jurado, que puede durar entre una y dos semanas.
“Persecución política”
Según los cronistas presentes, su actitud delataba su voluntad de lanzarse al ruedo: muy a menudo, inclinaba la cabeza hacia uno de sus abogados, a su derecha o a su izquierda, para deslizar un comentario, movía la cabeza con fastidio o para marcar su desaprobación cuando hablaba uno de los fiscales, o miraba con atención la pequeña pantalla que tenía delante, donde se desplazan extractos del caso.
Durante la audiencia, se le oyó murmurar las palabras “es verdad” cuando el tribunal escuchó una cinta en la que presumía de su respeto por las mujeres.
Sin embargo, no reaccionó cuando un fiscal se refirió a un vídeo ya famoso en el que se le escuchaba cómo se jactaba de su costumbre de “agarrar” a las mujeres “por el coño”.
Justo antes de sentarse y cruzar las manos sobre la mesa de madera marrón en la que sus abogados habían extendido sus expedientes, el candidato republicano a las elecciones presidenciales de 2024 marcó la pauta ante los periodistas en el largo pasillo que conduce a la sala: este juicio, por el que se enfrenta a penas de prisión, y que ocurre pocos meses antes de su probable enfrentamiento electoral con Joe Biden, el 5 de noviembre, es un “ataque a Estados Unidos”, una “persecución política”, arremetió magnate de 77 años.
“El país está dirigido por un hombre incompetente, que se ha involucrado mucho en este asunto. Es un ataque contra un adversario político. Por eso me siento honrado de estar aquí”, añadió Trump.
Minutos después, cinco fotógrafos captaron la histórica imagen de un ex presidente estadounidense sentado en el banquillo.
Ya afuera de la corte, Trump volvió a hablar mal del juez que instruye el histórico proceso que enfrenta en Nueva York, que se inició ayer y que él denuncia como una “caza de brujas”.
“No tendremos un juicio justo”, dijo Trump afuera de la corte en Manhattan tras el primer día de selección del jurado. “Tenemos un verdadero problema con este juez”, añadió.