El deprimente estado en que se encuentra el país y que no tiene miras de solucionarse, es consecuencia directa de haber elegido un gobierno desquiciado, que nos avergüenza ante el mundo por el manejo anárquico y sin rumbo con que maneja la economía, amparado hipócritamente con destructivos DNU que fueron confeccionados por un grupo de poderosos capitalistas y empresarios. El que se dice libertario destruyó con inusitado sadismo diversos puestos de trabajo, mostrando total insensibilidad ante las necesidades de los más indigentes. La reciente aparición de los depósitos con mercadería de primera necesidad sin distribuir y a punto de vencerse es prueba irrefutable de la crueldad en la política predilecta del presidente Milei. A partir de esta realidad, y analizando el voto que equivocadamente llevó a este personaje a la presidencia, creo que se puede establecer diferencias entre grupos de votantes, en el sentido de que sus decisiones pudieron haber obedecido a diferentes causas. La franja que corresponde a los más jóvenes votó por ignorancia y por irresponsabilidad; otro grupo votó por el hartazgo ante la descarada corrupción; otros votaron ilusionados, inocentemente, por un país mejor; y diría que otros votaron por venganza. De cualquier forma, el resultado es causado por un voto irresponsable, no meditado y en general porque todos estaban faltos de información. Para que exista una sana democracia, el sistema debe prohibir taxativamente que los partidos políticos repartan bienes o dinero durante las campañas. La ciudadanía debe entender la importancia del voto, el cual no debe responder a una decisión irresponsable o apresurada. Quien concurre a votar debe tener un mínimo de sentido crítico para saber si está lo suficientemente informado sobre la personalidad, los antecedentes y la idiosincrasia de los candidatos. Sin duda, se debe poner en tela de juicio las estadísticas pagadas por los partidos y vacunarse mentalmente ante la abundante e intencionada propaganda. Y finalmente, desconfiar también del apoyo que brindan algunos poderosos medios de comunicación, cuyos propietarios son reconocidos por tener intereses creados en tal o cual candidato.

Humberto Hugo D’Andrea

hdandrea95@gmail.com